LA VITAMINA A

La vitamina A es un término nutricional que engloba el retinol y otros compuestos liposolubles relacionados.

En los alimentos se presenta en dos formas: como retinol (vitamina A activa o preformada) en los productos de origen animal y como carotenoides (provitamina A) en los vegetales. Estos carotenoides (pigmentos que dan a las plantas color verde, naranja o rojo) no pueden ser utilizados directamente por las células y deben ser transformados y convertidos previamente en vitamina A activa durante el proceso de digestión.

 

En condiciones normales la vitamina A preformada se absorbe de manera rápida y se acumula en el hígado hasta que las células lo necesitan. Es por ello que, en la dieta, el hígado constituye la principal fuente de retinol. Otras fuentes animales de vitamina A incluyen los quesos (cuanto más curados más ricos en esta vitamina), la mantequilla, leche entera (o fortificada) y los huevos (solo la yema). Las carnes (músculo) de aves, ternera, cerdo, entre otras, no son buenas fuentes de vitamina A.

El consumo de grandes cantidades de vitamina A puede resultar tóxico. Por lo general, la toxicidad del retinol resulta de una suplementación a dosis muy altas durante un corto periodo de tiempo (toxicidad aguda) y frecuentemente de manera accidental, o bien del consumo prolongado de dosis altas en tratamientos para el acné grave u otros trastornos de la piel. Los efectos tóxicos del exceso de retinol incluyen fatiga, náuseas, pérdida del cabello, labios agrietados, cefaleas, piel seca y rugosa y, de prolongarse en el tiempo, daño hepático. El consumo de cantidades grandes de carotenoides (provitamina A) a través de alimentos vegetales no induce toxicidad, si bien la piel se puede volver amarillenta. Sin embargo, la suplementación diaria con carotenoides puede ser perjudicial en fumadores y en personas en exposición al amianto, por lo que no se aconseja.

 

Por el contrario, el déficit de vitamina A como consecuencia de un aporte dietético bajo o de un trastorno de absorción o del hígado, puede provocar ceguera nocturna (síntoma temprano) y/o pérdida visual, además de mayor susceptibilidad a infecciones.

 

En definitiva, una dieta variada es capaz de aportar los requerimientos diarios de esta vitamina. Sin embargo, los síndromes de malabsorción y las infecciones intestinales parasitarias pueden reducir la capacidad de conversión de la provitamina A en su forma activa (vitamina A preformada). Asimismo, al tratarse de una vitamina liposoluble, su absorción y biodisponibilidad pueden verse afectados de manera negativa por una dieta baja en grasa.