25 Ene Estructura de la piel
– Epidermis: es la capa más superficial, que contiene fundamentalmente los queratinocitos, y el estrato
córneo, que es un estrato de queratina sin células vivas. Entre los queratinocitos, están intercalados
los melanocitos o células productoras de melanina. En esta capa, se sitúan los folículos pilosos y las
glándulas sudoríparas y odoríferas.
– Dermis: es el tejido de sostén, y la zona donde se distribuyen los vasos sanguíneos, los nervios,
músculos y vasos linfáticos.
– Hipodermis o grasa subcutánea: se encarga de dar mayor amplitud de movimientos a la piel.
La piel, aparte de envolver a nuestro organismo, desempeña múltiples funciones, que son importantes
a tener en cuenta:
– Barrera Protectora: previene la penetración de materiales extraños como radiaciones ultravioletas,
tóxicos o microorganismos. Estos últimos, son detenidos gracias al PH ácido de la piel, la constante
descamación de las células superficiales, la relativa sequedad de la piel, o bien, la flora bacteriana
saprofita, como los difteroides que inhiben el crecimiento de gérmenes patógenos.
– Impermeable: es impermeable a ciertas sustancias e impide que se pierda agua y electrolitos.
– Resistencia: amortigua traumas mecánicos y físicos.
– Termorreguladora: regula la pérdida de calor, electrolitos y agua, a través de la vasodilatación o
vasoconstricción sanguínea, y por la sudoración.
– Mediadora de impulsos nerviosos.
– Componente dinámico del sistema inmunológico, endocrino y metabólico.
– Psicosocial: ya que una piel sana facilita las relaciones interpersonales, e influye en la autoestima del anciano.
Por tanto, cualquier cambio en la estructura o función de la piel supondrá la aparición de una patología cutánea. Hay que saber, que es difícil establecer, una edad determinada en la que comienza el envejecimiento cutáneo, ya que éste es un proceso lento y constante.
Parece ser que existen tres teorías fundamentales, relacionadas con el efecto de factores que acentúan en
muchos casos los cambios provocados por el envejecimiento fisiológico, dando por tanto lugar a manifestaciones propias de edades avanzadas patológicas. Estas teorías son:
– Teoría Genética: es un proceso individual y controlado genéticamente.
– Teoría Ambiental: consecuencia de la exposición a la luz solar, agentes climáticos o medioambientales,
con la producción de radicales libres.
– Teoría Inmunitaria: con el envejecimiento se produce una senescencia inmunitaria, que favorece la
aparición de tumores e infecciones.
Así, por la intervención de uno o más factores, se producen una serie de cambios reconocidos, que podemos dividir en: cambios fisiológicos del envejecimiento cutáneo y cambios por el fotoenvejecimiento .
La piel es el primer órgano en envejecer, y por ser visible, parece ser un buen indicador de la edad biológica
del individuo aunque no siempre se corresponda con la edad cronológica. Esto es así, porque participa y
refleja las alteraciones que existen en el organismo, con el paso de los años, mediante cambios irreversibles
en su estructura y funcionamiento. Cambios:
– Adelgazamiento de la superficie cutánea, en un 15% a partir de los 60 años.
– La dermis pierde un 20% de su espesor.
– Disminución de la elasticidad y flexibilidad.
– Disminución de la producción de sebo y aumento de la permeabilidad.
– Se pierden 10-20% de melanocitos por década.
– Menor número de glándulas sudoríparas.
– Deterioro de la respuesta inmune relativa de la célula.
– Alteración de la percepción sensorial.
– Disminución del tejido adiposo.
– Disminución del espesor y de la velocidad de crecimiento de las uñas.
– Alteración de los vasos sanguíneos y disminución de su número.
– Alteraciones del pelo.
La Coenzima Q10 y su forma reducida el Ubiquinol son constituyentes de las membranas
fosfolipídicas naturales de las células y de las mitocondrias, organelas celulares encargadas de la producción de energía a nivel celular, ya que interviene en la síntesis del ATP (adenosin trifosfato) que es la principal reserva de energía de nuestro cuerpo, para la realización de todas
las reacciones químicas, y actúan como
antioxidantes y transportadores de electrones en
estas membranas.
El 95% de la utilización de nuestra energía es debida a la Coenzima Q10 y es utilizada para:
– La homeostasis, es decir el mantenimiento de la estabilidad normal interna
– El crecimiento
– Las inmuno-protección
– La regeneración celular
– La reparación del daño y disfunción celular
– La movilidad celular para la curación de las úlceras y heridas
La Coenzima Q10 es producida y sintetizada por el organismo, su déficit puede estar provocado por una
disminución de su síntesis en el organismo, debido a deficiencias nutricionales, por algún defecto genético
en su síntesis y /o utilización o por un incremento de las necesidades de los tejidos provocado por alguna
enfermedad. No obstante la producción de Coenzima Q10 disminuye con la edad, reduciendo así la capacidad natural del organismo para prevenir el estrés oxidativo.
Uno de los procesos químicos que se producen debido al envejecimiento de la piel, es como hemos comentado, la degeneración de las fibras elásticas y del colágeno de la dermis.
El colágeno es la proteína más importante del organismo humano, representando el 33% del peso total.
Concretamente constituye el 70% de las proteínas de la piel. Se encuentra en la dermis y tiene la facultad
de almacenar y ceder rápidamente agua. El papel del colágeno es mantener un nivel óptimo de la textura de la piel, seguido de una constante renovación de sus células, previniendo la deshidratación y minimizando la aparición de arrugas. El colágeno asegura la elasticidad, tonicidad y flexibilidad de la piel.