EL TEST DE INTOLERANCIA ALIMENTARIA



   Nuestro organismo es intolerante a un alimento, conservante o colorante, cuando este produce una reacción adversa que no está mediada por el sistema inmunológico, un fenómeno completamente distinto al de la alergia. Las células sanguíneas humanas son susceptibles de reaccionar frente a ciertos alimentos. Al reaccionar de forma intolerante, éstas liberan sustancias nocivas capaces de generar una serie de dolencias que pueden ser de diversa índole e intensidad en cada persona.
   El test de intolerancia alimentaria estudia este comportamiento específico de nuestras propias células frente a cada alimento. Los distintos grados de reactividad permiten establecer una serie de pautas alimentarias que eviten o reduzcan la presencia de estos alimentos o aditivos conflictivos en nuestra dieta. La función de estas pruebas es proporcionar información sobre su metabolismo respecto a sus intolerancias alimentarias, con el fin de personalizar su dieta y obtener el máximo resultado de su tratamiento.
   Es un análisis de sangre en el cual se reproduce en el laboratorio la respuesta de nuestras células sanguíneas frente a 100 alimentos distintos (los más habituales de nuestra dieta) y 20 de los colorantes y conservantes de uso más común en alimentación.
Aplicaciones del test de intolerancia alimentaria
  Ha sido utilizada con éxito para abordar, desde el punto de vista dietético, alteraciones de diversos tipos:
          Sobrepeso. Se ha demostrado efectivo como complemento a dieta de adelgazamiento. Es importante destacar el hecho de que la dieta basada exclusivamente en la intolerancia no adelgaza, aunque sí consigue que muchas personas que no responden a dietas de adelgazamiento consigan bajar de peso y mantenerlo al combinar intolerancia alimentaria y dieta hipocalórica.
          Retención de líquidos. Se trata de una alteración cada vez más común sobretodo en mujeres.
          Trastornos digestivos. Incluyendo malas digestiones, distensión abdominal después de la comidas, dolor, estreñimiento, diarrea, gases, síndrome del colon irritable, etc.
          Ciertos tipos de migrañas.
          Alteraciones dermatológicas.
          Problemas respiratorios.
          Otros. La intolerancia puede desencadenar dolencias de muchos otros tipos de entre las que destacan la fatiga crónica, dolencias reumáticas o de tipo articular, hiperactividad infantil, etc.
Informe de resultados
   Los resultados se presentan, en función de cada alimento o aditivo alimentario analizado, en varios grados de positividad respecto a intolerancia alimentaria:
Positivos altos en color rojo, Positivos medios en color naranja, Positivos bajos en color amarillo y aceptables en color verde. En función de estos grados de intolerancia detectados para cada sustancia, se deberán determinar una serie de pautas dietéticas concretas.
   El informe del test de intolerancia alimentaria incluye una guía de alimentos relacionados que contiene información más completa sobre en qué tipos de productos, derivados, preparados, platos típicos, etc, contienen los alimentos o aditivos que se han resuelto positivos en el test, a fin de orientar sobre el tipo de alimentación a seguir.
Pautas para la confección de la dieta
   Una vez obtenidos los resultados de intolerancia alimentaria, resulta necesario el seguimiento de unas pautas dietéticas en base a éstos, a fin de que el tratamiento a seguir sea el óptimo.
1.      Exclusión de los alimentos o aditivos positivos altos o rojos de la dieta. Estos alimentos o aditivos suponen el máximo nivel de intolerancia que podemos presentar, por tanto, siempre y cuando sea posible, deberán ser excluidos de la dieta a seguir durante un periodo mínimo de 6 meses. A partir de ese momento, se puede intentar la reintroducción según la pauta que exponemos más adelante. En caso de que se detecten muchos positivos, recomendamos asesoramiento profesional.
2.      Disminución de la frecuencia y cantidad de ingesta de los alimentos o aditivos positivos medio o naranjas. Este rango de alimentos o aditivos no es necesario eliminarlos absolutamente de la dieta, aunque sí limitar su uso (frecuencia y cantidad) tanto como sea posible, de manera que puedan consumirse únicamente de manera esporádica. Según el número de positivos que se presente en cada paciente, podrá marcarse un criterio más o menos estricto en la limitación de estos alimentos. El periodo mínimo será también de 6 meses.
3.      En general, considerar los alimentos o aditivos positivos bajos o armarillos como aceptables. Estos alimentos y aditivos se encuentran en la franja que denominamos al límite, y de hecho suponen la frontera de los productos potencialmente perjudiciales y los que no lo son. En general, si se trata de alimentos y aditivos que se consumen habitualmente deben considerarse como aceptables. Únicamente en dos excepciones los consideraremos como resultados significativos:
          Alimentos o aditivos con resultado positivo bajo con los que se recuerde haber relacionado la aparición de alguno de los síntomas de la intolerancia. En este caso aplicaremos los criterios de un positivo medio o incluso, en función de la complicación del síntoma, de un positivo alto.
          Alimentos o aditivos con resultados positivo bajo que no se consuman nunca o de manera esporádica. En este caso, no cambiaremos la pauta.
4.      Basar la dieta los alimentos y aditivos aceptables.
5.      Seguir una dieta equilibrada.
6.      Seguir una dieta muy variadas.
7.      Adaptar  la dieta a otras circunstancias o dolencias que puedan presentarse.
8.      Tener en cuenta la intolerancia a la lactosa y al gluten. Este tipo de dolencias, aunque conocidas como intolerancias, no pueden detectarse con el test, por lo que si se padece de alguna de ellas, se deberá evitar los alimentos implicados aun siendo aceptables en el informe de resultados. La intolerancia a la lactosa se produce por deficiencia de la enzima que digiere el componente principal de la leche, la lactasa. La intolerancia al gluten radica en una reacción autoinmune (reacción equivocada del sistema inmunitario). En ambos casos, se trata de reacciones muy específicas mientras que el test mide intolerancia a nivel general originada en las propias células sanguíneas.
Preguntas frecuentes
   ¿Es posible presentar alergia e intolerancia alimentarias simultáneamente? Sí, de hecho las personas que padecen alergia son más propensas en general a padecer también intolerancia alimentaria y su sintomatología asociada. La intolerancia alimentaria complica los síntomas causantes de la alergia o de la intolerancia, pueden no coincidir.
   ¿El test de intolerancia alimentaria presenta contraindicaciones?  El test es un análisis de sangre, de manera que, como tal no presenta contraindicaciones. No se trata de una medicación, sino de un mecanismo para conocer los alimentos que nos perjudican. Cabe destacar que existen ciertas situaciones en que el organismo presenta alterada su fisiología, de manera que el resultado del test podría ser no concluyente. Nos referimos a embarazadas o etapas de lactancia y a pacientes en terapia agresiva (oncológica, etc).
   ¿Se puede realizar el test a niños? Sí, pero resulta imprescindible que el pediatra supervise el tratamiento en todo momento. La dieta se debe confeccionar por parte de un especialista en nutrición que asegure el equilibrio nutricional, vital en cualquier etapa de la vida, más si cabe, durante el crecimiento.
   ¿Es compatible el test con cualquier tipo de dieta? El test es compatible con cualquier tipo de dieta siempre y cuando sea equilibrada y se adapte a las características y necesidades de cada persona. En el caso del sobrepeso se puede aplicar con el objetivo de descartar que el fenómeno de la intolerancia no sea el motivo del fracaso de la dieta, combinándolo con una dieta dirigida al adelgazamiento.
   ¿Qué diferencia existe entre un positivo a la leche o al queso? Un positivo al queso incluiría cualquier queso o derivado de tipo curado, es decir, no fresco, mientras que un positivo  a la leche incluiría sus derivados y el queso de tipo fresco exclusivamente. En el test se analiza la leche de vaca y la leche de cabra, por lo que se deberán tener en cuenta sus derivados y quesos frescos.
   ¿Es posible que resulte positivo en el test un alimento que no consumimos o que es poco habitual en nuestra dieta? Habitualmente, resultan positivos aquellos alimentos que más se consumen, dado que la intolerancia alimentaria está directamente relacionada con nuestro hábitos alimentarios y con el consumo excesivo de ciertos alimentos, aquellos que no consumimos con asiduidad. Existen alimentos que comparten estructuras en su composición, de manera que en ocasiones pueden surgir lo que conocemos como reacciones cruzadas.
   ¿Es posible que resulte negativo un alimento que sospechamos causante de intolerancia alimentaria? Los alimentos que resultan positivos con el test son aquellos que nos producen una reacción de tipo intolerante. Asimismo, existen otro tipo de reacciones adversas a los alimentos totalmente independientes de la intolerancia y que en ocasiones pueden confundirse con ésta, como por ejemplo, la alergia alimentaria. Si somos alérgicos (pero no intolerantes) a un alimento, el resultado del test será de alimento aceptable, pero aun así, deberemos excluirlo de la dieta, dado que presentamos otro tipo de conflicto con ese alimento.
   ¿Qué debemos hacer cuando somos intolerantes a uno o varios aditivos alimentarios? Existen dos tipos de aditivos alimentarios, los conservantes y los colorantes. Todos ellos se denominan según un código internacional de una letra E y tres números (p.e. E-224). Si somos intolerantes a un aditivo, deberemos revisar las etiquetas de aquellos alimentos que consumimos a fin de evitar el aditivo alimentario en cuestión. Al final del informe de aditivos alimentarios, se incluye la “Guía de aditivos” en la que se puede consultar el tipo de productos que legalmente pueden contener el aditivo al que somos intolerante, a fin de acotar el tipo de productos de los cuales deberemos consultar el etiquetado. Es importe tener en cuenta que los aditivos alimentarios son el primer causante de intolerancia alimentaria, por lo que es muy recomendable analizarlos en caso de que se consuman habitualmente.