13 Mar Obesidad en la infancia y adolescencia
La obesidad en niños y adolescentes tiene efectos importantes para la salud tanto a corto, medio como largo plazo. A corto plazo, las consecuencias más frecuentes son las de tipo psicológico y social. También son muy frecuentes las complicaciones ortopédicas, la esteatosis hepáticas no alcohólica, la litiasis biliar, el reflujo gastroesofágico y el asma. Complicaciones metabólicas frecuentes son la dislipidemia y las otras manifestaciones del síndrome metabólico, como la hipertensión y la resistencia a la insulina.
A largo plazo, las consecuencias más importantes son la persistencia de la obesidad y los factores de riesgo asociado. Esto es más probable si existe historia familiar de obesidad, obesidad en la infancia tardía o adolescencia y obesidad grave. La obesidad en la adolescencia está asociada con la morbilidad y mortalidad a largo plazo, lo cual es independiente del peso en la edad adulta y del nivel socio-económico.
El objetivo principal en la valoración de la obesidad infantil es intentar precisar su origen y cuantificarla, para que hay que recurrir a la historia clínica, que incluye la información dietética y psicosocial, la antropometría y exploración física, así como las determinaciones bioquímicas relacionadas con el metabolismo lípico e hidrocarbonado.
No existe consenso sobre el criterio para la definición de la obesidad infantil. Por esta razón es difícil describir su epidemiología, sobre todo si se intenta hacer comparaciones entre regiones y países. Sin embargo, algunos hechos parecen observarse de manera constante:
- Mayor prevalencia en el sexo femenino, sobre todo antes de la pubertad
- Mayor frecuencia en los niños de categoría socioeconómica más baja
- Aumento de la prevalencia en la mayoría de los países europeos en los últimos años.
Se tiende a clasificar la obesidad infantil en dos grandes grupos:
-Simple o exógena, de origen nutricional
-Interna o endógena, asociada a endocrinopatías, síndromes genéticos y polimalformaciones y enfermedades del SNC.
Los síndromes genéticos o endocrinológicos asociados a una acumulación excesiva de grasa representan menos del 10% de los casos de obesidad infantil. En este contexto, la obesidad endógena es una anomalía metabólica en la que se ha identificado la participación de factores genéticos y ambientales.
Factores genéticos: los avances en genética molecular han puesto en evidencia la existencia de variables genéticas que pueden ser causas de la obesidad. Hay en la actualidad unos 90 genes candidatos que se han estudiado por su relación con la obesidad, ya que participan en la homeostasis energética.
Factores ambientales: el peso al nacimiento, que es el resultado del medio ambiente fetal, y la aparición de obesidad están relacionados. Sin embargo, los factores más importantes parecen ser los dietéticos y los relacionados con el gasto energético. Otro componente implicado en el balance energético, el factor que determina en mayor medida la aparición de obesidad en niños y adolescentes es el sedentarismo, existiendo una asociación significativa entre tiempo dedicado a ver la televisión y obesidad.
Para concluir, debemos decir que el objetivo principal que se ha de proponer el tratamiento es disminuir el peso corporal y la masa grasa, pero asegurando un crecimiento normal. El peso ideal debe mantenerse a lo largo del tiempo, y para ello es necesario modificar la conducta alimenticia y la actividad física. Los cambios conductuales no sólo deben tener lugar en el niño, ya que para que tengan éxito deben afectar a diversos miembros de la familia.