EL MELOCOTÓN


                                            
   Dulce y jugoso, el melocotón es un deleite para el paladar en cualquiera de sus formas y una fuente de sales minerales y vitaminas. Se puede consumir fresco (su época se extiende desde mayo hasta el mes de octubre), en conserva o en forma de confituras, helados, etc.
Composición
   El agua representa alrededor de un 85% del contenido de esta fruta y el resto lo completan azúcares, sales minerales (magnesio, fósforo, sodio, hierro, potasio y calcio), compuestos aromáticos, taninos, vitaminas A, C, B1, B2, PP, caroteno (la cantidad de esta pro-vitamina A Cambia de una variedad a otra). Otros componentes de esta fruta son los ácidos orgánicos (ácido cianhídrico y ácido prúsico). Gracias a la riqueza de esta composición, el melocotón es un alimento nutritivo y curativo de primer orden.
   Cuando el melocotón es fresco y madura en su propio árbol posee un bajo poder calórico. Sin embargo, no ocurre lo mismo cuando se trata de un melocotón seco u orejones, ya que al perder el agua, éstos conservan los hidratos de carbono.
Clasificación
   Se conocen más de 2000 diferentes variedades de melocotón, que se clasifican principalmente en función de distintos factores:
          La pulpa (de color amarillo o blanco).
          La mayor o menor adherencia del hueso.
          Rugosidad y aspecto de la piel.
          Forma.
Los melocotones como remedio terapéutico
          Como depurativo, el melocotón actúa disolviendo las toxinas de los riñones y ayudando a eliminar el ácido úrico. Es altamente diurético, debido a su gran contenido en agua. Por eso es muy conveniente para personas con tendencia a padecer cólicos nefríticos o acumulación de arenillas en el riñón. Se recomienda ingerirlos en ayunas, para posibilitar la eliminación de los elementos tóxicos mediante la orina.
          El melocotón ayuda a drenar los conductos hepáticos y biliares. Por eso es muy eficaz en casos de estreñimiento crónico.
          Por su contenido en hierro, este fruto está indicado en estados anémicos e inapetentes, ya que es un poderoso reconstituyente. Además, si se toma antes de cada comida, actúa en el organismo de forma tónica y depurativa, estimulando el apetito.
          El hueso contiene ácido cianhídrico, debiendo evitarse su consumo, ya que es muy tóxico. Sin embargo es utilizado en homeopatía para el tratamiento de estasis venosa.
          Por su gran poder desintoxicante se aconseja consumirlo en abundancia en procesos cancerígenos y también como tratamiento y profilaxis a nivel dietético.
          El agua, las vitaminas, las sales minerales, las fitohormonas, etc., aportan energía vital y explican las distintas propiedades vasoactivas y queriplásticas de los melocotones, que pueden obtenerse tanto si se utilizan los frutos frescos o rallados. Así, los azúcares y ácidos orgánicos agilizan el flujo sanguíneo hacia los tejidos cutáneos, nutriéndolos y alimentándolos, a la vez que las vitaminas favorecen el metabolismo de las células epidérmicas.
          En cosmética es muy apreciada la mascarilla de pulpa de melocotón cocida o fresca, ya que nutre la piel y favorece su regeneración, dejándola brillante. Esta mascarilla se utiliza para atenuar las arrugas y dar luz a los cutis terrosos y apagados, y sus propiedades nutritivas y emolientes pueden mejorarse añadiendo a su composición miel o yogur. Los restos se pueden retirar con leche o agua de rosas.