21 Feb Menopausia Isoflavonas
Hacia los 45 años, la mujer comienza a aproximarse a una fase de su vida llamada climaterio. En cierto modo, este período supone la inversión de los cambios físicos que se produjeron durante la pubertad, cuando las hormonas estimularon el desarrollo definitivo de los caracteres sexuales. La primera transición (de la niñez a la madurez reproductiva) se produce en ambos sexos en todos los mamíferos, pero la segunda, la pérdida definitiva de la capacidad reproductiva femenina, sólo es habitual en la especie humana. Con excepción de la ballena piloto, no existen pruebas de que las hembras de otras especies de mamíferos tengan una vida post-reproductiva. El climaterio es un período que puede durar varios años, pero el final de la fertilidad se caracteriza por un solo acontecimiento, la menopausia o última menstruación de la vida de la mujer.
Toda mujer que alcanza una edad biológicamente predeterminada, generalmente entre los 45 y los 55 años, experimenta la menopausia. Sin embargo durante la mayor parte de los dos millones y medio de años de la existencia humana, la mayoría de las mujeres morían mientras aún se hallaban en la fase fértil de sus vidas. Por ejemplo, durante la Edad del Bronce en Europa Central, sólo alrededor del 7 % de las mujeres alcanzaban la edad del climaterio. Aunque a lo largo de los tres milenios siguientes aumentó la esperanza de vida del ser humano, las tres cuartas partes de la población femenina seguían falleciendo
antes de los 45 años, incluso durante la época del Imperio Romano.
supone que su esperanza media de vida es de casi 80 años. Este aumento de la esperanza de vida ha traído consigo un número creciente de problemas sanitarios graves, algunos de los cuáles se deben directa o indirectamente a la disminución natural de las hormonas sexuales femeninas. La menopausia se debe a la pérdida de función de los ovarios, los principales órganos reproductores de la mujer. El acontecimiento más crítico consiste en la reducción drástica de los estrógenos, un tipo de hormonas sexuales femeninas. En muchas mujeres la disminución de estas hormonas va acompañada de signos y síntomas físicos y psicológicos como sofocos, sudoración nocturna, sequedad vaginal e insomnio. En el
hombre, el proceso similar o climaterio masculino es raro y, cuando ocurre, no suele ser tan llamativo como en la mujer.
La disminución de la reproducción hormonal sitúa a la mujer post-menopausica en una situación de riesgo de producir osteoporosis, infarto de miocardio o accidentes cerebro vasculares a largo plazo. Incluso las molestias climatéricas menos intensas pueden ser una fuente de gran turbación. Estos trastornos pueden tratarse, e incluso prevenirse, reponiendo las hormonas que el organismo ha dejado de producir de forma natural.
SINTOMATOLOGÍA
Con la llegada de la menopausia, la producción de estrógenos por los ovarios se reduce progresivamente, y como consecuencia de esta caída de los niveles sanguíneos de estrógenos, se producen los síntomas típicos de la menopausia:
– Pérdida de sostén y firmeza en la piel
– Sofocos y crisis sudorales
– Incremento en la aparición de arrugas
– Sequedad vaginal
– Insomnio
– Dolor de cabeza y cambios de humor
– Nerviosismo e irritabilidad
– Depresión
Durante la menopausia, debido a los cambios hormonales que este proceso fisiológico lleva asociado, los procesos oxidativos y degenerativos se ven favorecidos, al mismo tiempo que se ve aumentado su riesgo a padecer enfermedades tales como osteoporosis, enfermedades cardiovasculares y cáncer de tipos hormonodependientes (mama, colon..).
¿DÓNDE SE PUEDEN OBTENER?
Las isoflavonas se localizan en especies vegetales muy dispares como son glicine max (soja), cimicifuga racemosa, semilla de lino, el Cohosh Negro, el Dong quai, el trébol rojo, el licorice, la zarzaparrilla y la salvia de castilla (labiadas que aunque desde 1864 se le señala su utilidad en los “ trastornos de la mujer”, no todos los autores lo reconocen). De entre las plantas más estudiadas con actividad hormonal destacan:
Soja (Glicine max L.): Cuyos principales principios activos son la genisteina, daidzeina y gliciteina. Genisteina (4´,5,7-trihidroxi-isoflavona) Daidzeina (4´,7-dihidroxi-isoflavona
La soja contiene 1-3 mg de fitoestrógenos/g de proteína de soja. Las “dietas asiáticas” incluyen un estimado entre 20 y 150 mg/d de isoflavonas, mientras que la “dieta americana” contiene menos de 3 mg/d. Las isoflavonas contenidas en la soja cambian con la variedad, el tiempo y la localización de la planta. Se consume como soja total, tofú, leche y proteína de soja entre otras fuentes.
Los fito-estrógenos son sustancias naturales que se encuentran en algunas plantas, como los cereales, legumbres y hortalizas, aunque los más estudiados y reconocidos son los de la Soja, que son estructural y funcionalmente similares a los de los estrógenos femeninos.
Comprenden cuatro grupos químicos: lignanos, isoflavonas, cumestamos y lactonasdel ácido resorcílico, como se ve en la siguiente clasificación:
CLASIFICACIÓN DE LOS FITOESTRÓGENOS
Los fito-estrógenos más estudiados son las Isoflavonas, principalmente las de la Soja, como son la Genisteina y la Daidzeina. La Soja, originaria de Oriente y cultivada por los pueblos de Asia desde hace miles de años, ya se incorpora a cualquier artículo sobre la salud de la mujer por la actividad estrogénica de sus Isoflavonas que actúan estimulando la renovación celular y protegen al colágeno y elastina de la degradación de las colagenasas y elastasas, lo que ayuda a prevenir la degradación de la estructura dérmica. Poseen además acción reestructurante y fortalecedora.
Cimicifuga Racemosa: Cuyo principio activo más importante es la formononetina (precursor de la genisteina). La acción de las isoflavonas contenidas en la raiz de la Cimicifuga Racemosa, consigue un aumento del manto hidrolipídico envejecido y adelgazado con la madurez de la mujer.