01 Jun UTILIZACIÓN DE FITOESTRÓGENOS EN EL TRATAMIENTO DE LOS SÍNTOMAS ASOCIADOS A LA MENOPAUSIA
Posted at 09:10h
in envejecimiento hormonas femeninas, envejecimiento, Medicina del antienvejecimiento, Medicina Estética, Menopausia
La utilización de extractos de soja como de otras plantas ricas en fitoestrógenos ha aumentado notablemente, como alternativa al tratamiento con estrógenos, para aliviar algunos de los síntomas ligados a la menopausia.
El consumo de fitoestrógenos ha aumentado considerablemente, avalado por la connotación de “producto natural”, su fácil acceso, y por una publicidad centrada en que la soja es una planta de uso ancestral en Oriente. Al margen de la calidad de los distintos preparados, la principal cuestión que se plantea es conocer la relación beneficio/riesgo de los diferentes productos.
Los fitoestrógenos se encuentran presentes en la mayoría de las plantas, frutas, cereales, legumbres y vegetables; siendo muy abundantes en los granos de la soja. Aunque se diferencian tres tipos principales: curmestanos, lignanos e isoflavonas; existen más de 1000 tipos de isoflavonas, siendo daidzeína y genisteína las más comúnmente investigadas por su elevadas actividad estrogénica.
Las isoflavonas ejercen acciones muy similares a las del 17beta-estradiol, aunque su afinidad por los receptores estrogénicos es muy inferior a la de los estrógenos humanos. El contenido de fitoestrógenos isoflavónicos varía de unos alimentos a otros; además de la variedad de soja y de otros factores relacionados con su cultivo, el proceso de obtención puede hacer que éstos estén presentes en mayor o menor proporción.
Los diversos derivados de soja comercializados, tanto en forma de alimentos como de otros productos destinados a aliviar los síntomas menopáusicos, presentan una composición –cualitativa y cuantitativa- muy variable. Además, habitualmente se utilizan como sinónimos los términos fitoestrógenos (que no son necesariamente isoflavonas), isoflavonas (no todas con actividad fitoestrógenica), proteínas de la soja, extractos de otras plantas con fitoestrógenos, etc. Esta variabilidad en la composición y en la terminología empleada induce a confusión, siendo muy difícil evaluar y comparar la eficacia y seguridad de los diferentes productos disponibles en el mercado.
Riesgo de cáncer de mama
La utilización de fitoestrógenos como tratamiento alternativo a la terapia hormonal sustitutiva (THS) para tratar los bochornos en mujeres con antecedentes de cáncer de mama resulta un tema controvertido. Al igual que ocurre con los sofocos, se ha postulado que la elevada ingesta de soja entre las mujeres asiáticas conduciría a una menor incidencia de cáncer de mama.
Efecto sobre la densidad ósea
Algunos autores han sugerido que la menor incidencia de fractura de cadera entre las mujeres asiáticas también podría deberse a la frecuencia presencia de fitoestrógenos de la soja en la dieta oriental, si bien estudios realizados en animales no han podido establecer el mecanismo implicado. Los estudios epidemiólogicos disponibles sobre consumo de productos de soja en humanos parecen mostrar la existencia de una correlación positiva entre el nivel de consumo de FI y la densidad mineral ósea.
Seguridad
En el momento actual no se conocen inconvenientes para el consumo alimentario normal de soja por los adultos, salvo en los casos de alergias. La administración de isoflavonas puras es una situación diferente al desconocerse su seguridad a largo plazo. Este aspecto debería ser investigado dada la amplia disponibilidad de productos comerciales que los contienen, y su forma habitual de presentación como alimentos naturales e inofensivos. Lo que promociona su con consumo.
Entre otras cuestiones, queda por resolver, el riesgo de que los FI puedan inducir el desarrollo de hiperplasia del endometrio. Por el momento, en los ensayos clínicos que han estudiado este parámetro, no se ha manifestado ninguna modificación tisular; si bien, su limitado número y su breve duración, impiden establecer conclusiones definitivas.
CONCLUSIONES
– Los fitoestrógenos poseen acciones estrogénicas, aunque su afinidad por los receptores estrogénicos es muy inferior a la de los estrógenos humanos. La gran variedad de productos disponibles, su diferente composición –cualitativa y cuantitativa- y la confusa terminología hacer difícil su evaluación y comparación.
– Los fitoestrógenos de la soja –más eficaces que los derivados de T. pratense- han mostrado un modesto efecto para reducir los síntomas vasomotores: 2 sofocos semanales con respecto al número de sofocos antes de iniciar el tratamiento.
– En cuanto a su acción sobre le hueso, los fitoestrógenos de soja parecen ejercer algún efecto sobre los diferentes marcadores, aunque se considera clínicamente irrelevante y, además, no se ha establecido su influencia sobre el riesgo de fractura.
– La utilización de fitoestrógenos de soja como alternativa a los preparados de estrógenos (asociados o no a progestágenos) en mujeres con antecedentes de cáncer de mama es un tema controvertido, ya que a dosis elevadas su actividad estrogénica puede estimular el crecimiento tumoral mamario antagonizando el efecto del tamoxifeno.
– No ha sido evaluado apropiadamente los riesgos potenciales de la utilización de dosis elevadas de fitoestrógenos a largo plazo, considerablemente superiores a los del consumo alimentario. Además, la insuficiencias de las evidencias disponibles, no permiten realizar recomendaciones un cuanto a la dosis y tipo de formulación óptima.