27 Feb BIENESTAR
Como todos los órganos de nuestro cuerpo, el cerebro necesita aportes nutricionales adecuados para mantener un buen rendimiento.
Los dos “carburantes” esenciales sin los que no puede estarse ni unos minutos son el oxígeno y la glucosa. Además de éstos, existe una serie de micronutrientes cuyas carencias tienen repercusiones más o menos graves: angustia, depresión, extenuación, trastornos del sueño y de la memoria, fatiga intelectual…
Al igual que la vitamina B6-B3, el magnesio está entre los micronutrientes cuyo papel ha sido reconocido por la EFSA (Agencia Europea de Seguridad Alimentaria) para el correcto funcionamiento del sistema nervioso y de las funciones psicológicas. La agencia europea también ha reconocido el interés de la melatonina para reducir el tiempo de conciliación del sueño, del zinc para una función cognitiva normal, de los fosfolípidos para las membranas celulares, y de los omega 3 para la actividad cerebral.
En cuanto a las plantas, la fitoterapia tradicional aconseja el uso de ciertos extractos secos con moléculas naturales de propiedades sedantes, calmantes y antiespasmódicas, así como adaptógenas al estrés.
El cerebro también requiere de ciertas hormonas en cantidades estables. La tirosina, que no presenta ningún riesgo de habituación, ayuda a nuestro cuerpo a sintetizar la dopamina, hormona que regula la motivación y la energía, mientras que el triptófano es utilizado como precursor de la serotonina, hormona de acción relajante y anti-irritabilidad.