02 Oct MELASMA
El melasma, también conocido como cloasma, es una forma de hiperpigmentación que aparece en la cara, en especial en las mejillas, el puente de la nariz, la frente y el labio superior, y en ocasiones en otras partes del cuerpo que sufren exposición al sol, como los antebrazos. Los hombres también pueden sufrir la aparición de melasma, pero es mucho más habitual en mujeres.
La melanina es el pigmento que define el color de la piel de las personas. El aumento de producción de melanina es el causante del melasma. Se cree que dicho aumento se produce debido a cambios en los niveles hormonales, en especial los que se originan durante el embarazo y el uso de anticonceptivos orales, así como los que ocasiona la exposición al sol.
Existen tres tipos de distintos melasmas:
- MELASMA EPIDÉRMCO, que afecta a la capa superior de la piel y en el que la hiperpigmentación es marrón, con bordes bien definidos.
- MELASMA DÉRMICO, que afecta a las capas dérmicas más profundas de la piel y se caracteriza por la aparición de zonas azules grisáceas.
- MELASMA COMBINADO (una combinación del epidérmico y dérmico) cuyo aspecto es el de un pigmento marrón grisáceo.
La medida más significativa que puede adoptar para prevenir o reducir la gravedad del melasma es mantener una actitud proactiva respecto a la protección solar. Limite el tiempo que pasa al sol, no se exponga durante las horas de radicación más intensa y equípese con ropa que le proteja y gorras o sombreros siempre que sea posible. Este hábito es muy importante si presenta una disposición genética al melasma o si está embarazada, toma píldoras anticonceptivas u otra forma de suplementos hormonales.
Los tratamientos dermatológicos como el peeling químico o el láser pueden ayudar a reducir el melasma. El melasma epidérmico es el tipo más fácil de reducir, ya que la profundidad de los pigmentos de melanina en el melasma dérmico y combinado los hace mucho más difíciles de tratar.
- Los peeling químicos implican la aplicación de una solución química para exfoliar la piel, estimular el crecimiento de células de piel nuevas y poner al descubierto piel nueva.
- La terapia láser tiene un efecto similar, pero tiende a ser más precisa, ya que se tiene más control sobre la intensidad del tratamiento. Los tratamientos con láser implican “impactar” las áreas afectadas con luz de alta energía. Los tratamientos más suaves se dirigen a la epidermis de la piel, mientas que los más intensos pueden penetrar en las capas más profundas de la piel.