16 Mar Recomendaciones para el uso de fármacos en geriatría
El objetivo de la terapéutica medicamentosa es prescribir el medicamento más apropiado para un paciente concreto, con una pauta de administración individualizada y a un precio razonable. Para ello el acto de la prescripción debería contemplar los siguientes pasos:
1.-Establecer un diagnóstico claro y preciso. Esto puede prevenir el uso sintomático de medicamentos con los peligros que de ello se derivan, entre otros la falsa sensación de que se está actuando, lo que puede conducir al retraso en el diagnóstico
2.- Realizar una buena anamnesis farmacológica. Junto con el punto anterior debería permitir, entre otras cosas prevenir las consecuencias de una potencial interacción y la aparición de efectos indeseados, y descartar yatrogenia medicamentosa.
3.-Seleccionar adecuadamente entre las diferentes estrategias terapéuticas disponibles basando la selección en criterios de eficacia, seguridad, conveniencia de administración y coste. Así como en otros campos de la terapéutica, en geriatría deberá priorizarse especialmente el tratamiento no farmacológico siempre que sea posible, sin olvidar que la edad por ella misma, no contraindica ninguna terapéutica eficaz.
4.-Siempre que se seleccione un tratamiento farmacológico hay que tener presente la probabilidad de interacción con patologías del paciente.
5.-Iniciar el tratamiento utilizando, en general, la mitad de la dosis del adulto e incrementándola de forma gradual hasta conseguir el efecto terapéutico buscado o la aparición de reacciones adversas.
6.-Simplificar al máximo las pautas terapéuticas (por ejemplo, evitar pautas de administración a días alternos o varias administraciones al día).
7.-Explicar de forma clara el plan terapéutico al anciano y a las personas que le acompañen, proporcionando instrucciones precisas por escrito y asegurando la comprensión de las mismas por parte del paciente.
8.-El plan de seguimiento del paciente forma parte de su plan terapéutico y debe ser explicado y seguido con claridad para evitar la cronificación de algunos tratamientos farmacológicos si no son necesarios. Es importante revisar regularmente la necesidad de los tratamientos farmacológicos y suspender la administración de los que ya no son necesarios.