La intubación

La intubación es la parte más crucial del principio de una anestesia. Consta de un tubo flexible, generalmente de plástico con un balón neumático antes de la punta del tubo, el cual nos va a dejar bloquear, mediante un globo hinchable, la glotis. En operaciones largas se han visto casos de necrosis en la laringe, debido al mango neumático, por lo tanto, debemos deshincharlo durante 5 minutos cada hora.

Existen dos tipos de intubación: orotraqueal y nasotraqueal. Utilizaremos una u otra dependiendo del tipo de intervención que se vaya a realizar. Generalmente cuando se realizan intervenciones sobre la cara, boca o sobre el macizo facial deberíamos hacer intubaciones nasales dejando libre toda la cavidad oral. La intubación oral es la normal, en la cual pueden utilizarse tubos rectos siempre que se trabaje en otra parte del cuerpo diferente de la cara o tubos acodados si queremos que una cierta parte de la cara esté despejada, por ejemplo en rinoplastias. Cuando se realiza una anestesia general, la intubación es indiscutible y obligada.

La maniobra de intubación es una maniobra relativamente fácil si se siguen ciertos pasos, siendo la intubación nasal quizá un poco más fácil que la oral, pero también puede traer consecuencias de laceración de mucosa, ya que se trata de una zona muy vascularizada en la que es fácil provocar alguna hemorragia.

La monitorización del paciente tiene que ser constante y constar de una tensión arterial no invasiva, monitorización de las derivaciones I, II y III por un cardioscopio, y podemos agregarle también la capnografia y la oxipulsimetría. De éstos, lo imprescindible es: electrocardioscopio, tensión arterial y oximetría. www.doctorapaez.com