23 Nov El envejecimiento intrínseco: cambios en la epidermis, dermis e hipodermis
El envejecimiento intrínseco: cambios en la epidermis, dermis e hipodermis
La piel de una persona mayor muestra diferencias significativas respecto a una piel joven y funcional.
Cambios epidérmicos:
La epidermis se adelgaza, siendo la capa basal la más afectada. A nivel funcional se observa una ralentización en la renovación de los queratinocitos, lo que implica un retraso en la cicatrización.
Las células de Langerhans sufren modificaciones morfológicas y funcionales, además de experimentar una reducción en su número, lo que explica la progresiva desaparición de la respuesta inmunológica de la piel.
El número de melanocitos epidérmicos activos también disminuye, reduciendo la barrera protectora de la piel frente a la radiación ultravioleta, lo que puede contribuir a la aparición de melanomas.
Cambios dérmicos:
El cambio histológico más destacado lo constituye el aplanamiento que sufre la unión dermo-epidérmica. De hecho, la débil cohesión entre la dermis y la epidermis en los ancianos explica la facilidad con que se producen desgarros en la piel y abrasiones superficiales.
La dermis con la edad se va estrechando, dando un aspecto transparente y fino a la piel, observándose este efecto antes en las mujeres, debido a los factores hormonales.
Existe una menor capacidad proliferativa de los fibroblastos, los cuales además ven reducida su capacidad de sintetizar proteínas fibrosas (colágeno y elastina). Además disminuye la síntesis de colágeno, repercutiendo en la pérdida de firmeza en la piel. En cuanto a la producción de elastina, disminuye bruscamente a partir de la sexta década de vida, repercutiendo en la pérdida de elasticidad. Tanto las células elásticas como las colágenas, con los años van reticulando, lo que aumenta la rigidez del conjunto.
La sustancia fundamental de la dermis, compuesta por glicosaminoglicanos y proteoglicanos, disminuye con la edad, lo que supone una disminución de la turgencia cutánea.
Cambios en la hipodermis:
El tejido celular subcutáneo también se reduce con la edad, contribuyendo a la delgadez de la piel y la aparición de falcidez. Este efecto se manifiesta especialmente en el dorso de las manos.
Los cambios epidérmicos, dérmicos e hipodérmicos anteriormente descritos, contribuyen a la aparición progresiva de pliegues y arrugas en la superficie cutánea, que viene condicionada especialmente por factores mecánicos, procesos degenerativos de las fibras elásticas, alteraciones del contenido en colágeno y variaciones del tejido adiposo.