09 Nov PREPARA LA PIEL PARA EL FRÍO
PREPARA LA PIEL PARA EL FRÍO El invierno tan temido por la piel nos rodea. Muchas veces se ignora que la piel es el órgano más extenso de todo el cuerpo humano y tiene la dura misión de proteger a todos los demás, tanto de las agresiones externas como de la hidro-evaporación interna. El invierno conlleva muchos factores perjudiciales para nuestra piel, que es la que más se resiente del frío. Con más razón en esta época debemos protegerla, es vital para la salud, y además, una piel que no está sana resulta bastante antiestética. LA LUCHA DEL CUERPO CONTRA LA TEMPERATURA Como mamífero que es, el cuerpo humano tiene la capacidad de termorregular su temperatura corporal para preservar intactas sus estructuras y funciones. Dentro de este fenómeno vital que es la termorregulación, la piel juega un papel fundamental, por su situación de frontera del medio interno con el medio externo. Para defenderse del frío en particular, la piel utiliza una serie de mecanismos para evitar la pérdida de calor corporal a favor del medio: se regula la circulación periférica, contrayendo los capilares sanguíneos y vasos menores, de forma que la sangre que es la que distribuye el calor a través del cuerpo, pase lo menos posible por esas zonas periféricas que pierden más calor. Es por esto, que su color puede hacer más pálido, su temperatura es más fría, puede presentar un aspecto más seco y apagado, ya que por la disminución de la irrigación sanguínea la piel está menos nutrida y oxigenada. La piel protege, separa, pero también une, comunica el medio interno con el externo. Es una envoltura con propiedades únicas: compacta, resistente, pero a la vez frágil y elástica, en continuo recambio, sensible y bella para nuestra concepción de lo estético. Es el órgano más grande del cuerpo. Dentro del órgano cutáneo se reconocen distintos estratos: la epidermis ( capa externa, derivada del ectodermo y constituida por un epitelio pavimentoso estratificado, cornificado y avascular), la dermis y la hipodermis (capas media y profunda respectivamente, de orígenes mesodérmico). La piel protege la red de músculos, huesos, nervios, vasos sanguíneos y todo lo que hay dentro de nuestro cuerpo. Nuestros párpados tienen la piel más fina y las plantas de los pies, la más gruesa. En realidad, el cabello es un tipo modificado de piel. El vello crece en todo el cuerpo, salvo en las palmas de las manos, las plantas de los pies, los párpados y los labios. El cabello crece más rápidamente en verano que en invierno y más lentamente durante la noche que durante el día. Como el cabello, las uñas son un tipo de piel modificado y no cumplen funciones decorativas solamente. Las uñas protegen los extremos sensibles de los dedos de las manos y de los pies. Las uñas humanas no son necesarias para la vida, pero proporcionan apoyo para las puntas de los dedos de pies y manos, los protegen contra lesiones y ayudan a tomar objetos pequeños. Sin ellas, nos sería muy difícil rascarnos la comezón o desatar un nudo. Las uñas pueden ser indicadoras de la salud general de una persona y las enfermedades suelen afectar su crecimiento. La piel es esencial para la supervivencia de una persona. Forma una barrera que impide que substancias y microorganismos nocivos penetren en el cuerpo. Protegen a los tejidos corporales contra lesiones. La piel controla también la pérdida de líquidos fundamentales para la vida como la sangre y el agua, nos ayuda a regular la temperatura corporal a través de la transpiración y nos protege de los rayos ultravioletas nocivos del sol. Sin las células nerviosas en nuestra piel, no podríamos sentir calor, frío u otras sensaciones. El músculo erector del pelo se contrae para que los vellos en nuestra piel se pongan derecho cuando tenemos frío o sentimos miedo. El cabello en la cabeza no está allí solo como decoración. Nos mantiene abrigados preservando el calor (perdemos un 90% del calor del cuerpo a través de la cabeza). El pelo en la nariz, las orejas y alrededor de los ojos protege estas áreas sensibles del cuerpo contra el polvo y otras partículas pequeñas. Las cejas y pestañas protegen los ojos al reducir la cantidad de luz y partículas que penetran en los mismos. El vello fino que cubre el cuerpo brinda calor y protege la piel. El cabello también protege al cuerpo contra lesiones. Factores que afectan a la piel La piel está cubierta por una capa que la protege que se ve afectada por factores externos que disminuyen su resistencia. – El frío, el viento, los cambios bruscos de temperatura, las calefacciones producen tirantez, descamación , falta de luminosidad y arrugas ya que la capa externa de la piel, al estar desprotegida, se descama y deja evaporar más agua que la que debiera. Por eso resulta fundamental aplicar productos que rehidraten la piel. – – La piel se asfixia del entorno que respira. Las sustancias emitidas por las calefacciones provocan la muerte de las células cutáneas. De aquí se originan los radicales libres causante de las arrugas, por eso, se recomiendan usar productos con actividad antioxidante. – La radiación del sol también es peligrosa en invierno. Los rayos UVA causan estragos en las zonas profundas de la piel. Así se produce el llamado fotoenvejecimiento que se caracteriza porque la piel tienda a marchitarse, se producen arrugas y manchas y desaparecen los colores saludables. PROTEGER LA PIEL DEL FRÍO 1. LA CARA La piel de la cara debe enfrentarse a las agresiones del clima propio del invierno. El entorno erosiona la epidermis provocando sequedad, palidez e irritaciones. La piel está sometida constantemente a la polución y otras agresiones externas. La piel tiene la particular característica de regenerarse por la noche y expulsar hacia la superficie las impurezas y toxinas que ha ido acumulando a lo largo de todo el día. Por la mañana también es necesario limpiarla de todas las sustancias tóxicas que durante las horas de sueño la piel ha expulsado hacia fuera. De este modo, limpiándola por la mañana y por la noche se estimula la piel a auto limpiarse, se la educa en el proceso de limpieza y regeneración nocturna. 2. LABIOS Y CONTORNO DE OJOS Además de proteger el rostro en general, existen ciertas zonas que debido a su fragilidad necesitan de cuidados específicos. La capa que protege la piel de los labios es muy débil. Además, carecen de glándulas sebáceos que secreten una capa protectora eficaz y glándulas sudoríparas para una conveniente termorregulación. Contra la sequedad, la descamación y las grietas, puedes protegerlos con manteca de cacao o brillo de labios. Si ya están secos y tienen esas incómodas y antiestéticas pielecitas, puedes eliminarlas frotando los labios con suavidad con el cepillo de dientes. De todas maneras, existen productos cosméticos específicos, los exfoliantes labiales, que sólo se deben utilizar una vez en semana para no erosionar la piel que recubre los labios. El contorno de ojos es una de las zonas más sensibles porque es la piel más fina del rostro. Como en invierno la piel se deshidrata más que en verano necesita de un cosmético que aporte activos para proteger, nutrir, estimular la circulación y alisar arrugas. 3. LAS MANOS Las manos ásperas y las uñas quebradizas son los síntomas más visibles del frío. Tanto hombres como mujeres los padecen, especialmente las personas que trabajan en los exteriores o con sustancias irritantes. La piel de la palma de la mano es resistente, pero la del dorso presenta una epidermis fina y frágil que cuenta con escasas glándulas sebáceas, tiene un panículo adiposo similar a la del contorno de los ojos. A consecuencia de esto y a pesar del sudor, es la parte más seca del cuerpo, y esto se agrava en invierno. Bajo la acción del frío, del viento o de los bruscos cambios de temperatura, el film hidrolipídico que normalmente protege la piel, se altera y la capa córnea ya no realiza su función de barrera. Por esto aumenta la pérdida hídrica transepidérmica y la piel se vuelve seca y tirante. Además cuando la temperatura baja el cuerpo, para preservar el calor de los órganos, restringe la circulación periférica, sobre todo en las extremidades. Por lo que el aporte de hidratación y nutrientes disminuye y contribuye al deterioro de la piel. Lo que necesita entonces la piel de esta zona es una hidratación en profundidad mediante un producto que regenere la capa protectora de la piel. RECOMENDACIONES GENERALES Protección de la piel en invierno, especialmente de la cara y de las manos, con una hidratación adecuada. No hay que olvidar la fotoprotección alta. Hay enfermedades muy comunes de la piel como la psoriasis o la dermatitis atópica que empeoran en invierno. Estos enfermos deben ser especialmente controlados por su dermatólogo en esta época del año. Todos estos factores reseñados hacen que la piel en invierno sufra una gran deshidratación, provocando alteraciones cutáneas que se traducen visualmente en una piel seca, fisurada, con tendencia a la descamación, que contribuye al envejecimiento de nuestra piel porque no solamente sufre la epidermis, sino también en mayor medida la dermis, sufre especialmente el colágeno que asegura la resistencia y solidez de la dermis, así como la elastina que confiere elasticidad y tonicidad a la dermis. Las alteraciones cutáneas provocadas por las circunstancias que acompañan el invierno contribuyen notablemente al envejecimiento de la piel. Los contrastes de humedad y temperatura ambiental se acentúan considerablemente en invierno y contribuyen a deteriorar nuestra piel, que es la primera barrera de protección ante cualquier cambio del entorno. También el viento va a influir negativamente en nuestra piel y va a potenciar el deterioro producido por el frío. Las pieles normales o grasas soportan mejor el frío que las pieles secas o sensibles, que necesitan una mayor protección y más cuidados. TRATAMIENTOS RECOMENDADOS PARA PROTEGER LA PIEL DEL FRÍO. Existen muchos tratamientos tanto médicos como estéticos que pueden ayudar a que nuestra piel se mantenga hidratada y sana durante el invierno. Los tratamientos médicos más utilizados son hidrataciones con vitaminas, oligoelementos como el MHA o el NCTF de los Laboratorios Filorga o las hidrataciones con ácido hialurónico, que mejoran mucho la calidad de piel, pero no rellenan, como por ejemplo el PROFHILO de Laboratorios Sebbin o el Juvederm VOLITE de Laboratorios Allergan. También existen tratamientos específicos para el contorno de ojos y manos con ácido hialurónico. Además de tratamientos estéticos como las hidrataciones faciales con velo de colágeno , tratamientos con radiofrecuencia,etc… PREPARA LA PIEL PARA EL FRÍO El invierno tan temido por la piel nos rodea. Muchas veces se ignora que la piel es el órgano más extenso de todo el cuerpo humano y tiene la dura misión de proteger a todos los demás, tanto de las agresiones externas como de la hidro-evaporación interna. El invierno conlleva muchos factores perjudiciales para nuestra piel, que es la que más se resiente del frío. Con más razón en esta época debemos protegerla, es vital para la salud, y además, una piel que no está sana resulta bastante antiestética. LA LUCHA DEL CUERPO CONTRA LA TEMPERATURA Como mamífero que es, el cuerpo humano tiene la capacidad de termorregular su temperatura corporal para preservar intactas sus estructuras y funciones. Dentro de este fenómeno vital que es la termorregulación, la piel juega un papel fundamental, por su situación de frontera del medio interno con el medio externo. Para defenderse del frío en particular, la piel utiliza una serie de mecanismos para evitar la pérdida de calor corporal a favor del medio: se regula la circulación periférica, contrayendo los capilares sanguíneos y vasos menores, de forma que la sangre que es la que distribuye el calor a través del cuerpo, pase lo menos posible por esas zonas periféricas que pierden más calor. Es por esto, que su color puede hacer más pálido, su temperatura es más fría, puede presentar un aspecto más seco y apagado, ya que por la disminución de la irrigación sanguínea la piel está menos nutrida y oxigenada. La piel protege, separa, pero también une, comunica el medio interno con el externo. Es una envoltura con propiedades únicas: compacta, resistente, pero a la vez frágil y elástica, en continuo recambio, sensible y bella para nuestra concepción de lo estético. Es el órgano más grande del cuerpo. Dentro del órgano cutáneo se reconocen distintos estratos: la epidermis ( capa externa, derivada del ectodermo y constituida por un epitelio pavimentoso estratificado, cornificado y avascular), la dermis y la hipodermis (capas media y profunda respectivamente, de orígenes mesodérmico). La piel protege la red de músculos, huesos, nervios, vasos sanguíneos y todo lo que hay dentro de nuestro cuerpo. Nuestros párpados tienen la piel más fina y las plantas de los pies, la más gruesa. En realidad, el cabello es un tipo modificado de piel. El vello crece en todo el cuerpo, salvo en las palmas de las manos, las plantas de los pies, los párpados y los labios. El cabello crece más rápidamente en verano que en invierno y más lentamente durante la noche que durante el día. Como el cabello, las uñas son un tipo de piel modificado y no cumplen funciones decorativas solamente. Las uñas protegen los extremos sensibles de los dedos de las manos y de los pies. Las uñas humanas no son necesarias para la vida, pero proporcionan apoyo para las puntas de los dedos de pies y manos, los protegen contra lesiones y ayudan a tomar objetos pequeños. Sin ellas, nos sería muy difícil rascarnos la comezón o desatar un nudo. Las uñas pueden ser indicadoras de la salud general de una persona y las enfermedades suelen afectar su crecimiento. La piel es esencial para la supervivencia de una persona. Forma una barrera que impide que substancias y microorganismos nocivos penetren en el cuerpo. Protegen a los tejidos corporales contra lesiones. La piel controla también la pérdida de líquidos fundamentales para la vida como la sangre y el agua, nos ayuda a regular la temperatura corporal a través de la transpiración y nos protege de los rayos ultravioletas nocivos del sol. Sin las células nerviosas en nuestra piel, no podríamos sentir calor, frío u otras sensaciones. El músculo erector del pelo se contrae para que los vellos en nuestra piel se pongan derecho cuando tenemos frío o sentimos miedo. El cabello en la cabeza no está allí solo como decoración. Nos mantiene abrigados preservando el calor (perdemos un 90% del calor del cuerpo a través de la cabeza). El pelo en la nariz, las orejas y alrededor de los ojos protege estas áreas sensibles del cuerpo contra el polvo y otras partículas pequeñas. Las cejas y pestañas protegen los ojos al reducir la cantidad de luz y partículas que penetran en los mismos. El vello fino que cubre el cuerpo brinda calor y protege la piel. El cabello también protege al cuerpo contra lesiones. Factores que afectan a la piel La piel está cubierta por una capa que la protege que se ve afectada por factores externos que disminuyen su resistencia. – El frío, el viento, los cambios bruscos de temperatura, las calefacciones producen tirantez, descamación , falta de luminosidad y arrugas ya que la capa externa de la piel, al estar desprotegida, se descama y deja evaporar más agua que la que debiera. Por eso resulta fundamental aplicar productos que rehidraten la piel. – – La piel se asfixia del entorno que respira. Las sustancias emitidas por las calefacciones provocan la muerte de las células cutáneas. De aquí se originan los radicales libres causante de las arrugas, por eso, se recomiendan usar productos con actividad antioxidante. – La radiación del sol también es peligrosa en invierno. Los rayos UVA causan estragos en las zonas profundas de la piel. Así se produce el llamado fotoenvejecimiento que se caracteriza porque la piel tienda a marchitarse, se producen arrugas y manchas y desaparecen los colores saludables. PROTEGER LA PIEL DEL FRÍO 1. LA CARA La piel de la cara debe enfrentarse a las agresiones del clima propio del invierno. El entorno erosiona la epidermis provocando sequedad, palidez e irritaciones. La piel está sometida constantemente a la polución y otras agresiones externas. La piel tiene la particular característica de regenerarse por la noche y expulsar hacia la superficie las impurezas y toxinas que ha ido acumulando a lo largo de todo el día. Por la mañana también es necesario limpiarla de todas las sustancias tóxicas que durante las horas de sueño la piel ha expulsado hacia fuera. De este modo, limpiándola por la mañana y por la noche se estimula la piel a auto limpiarse, se la educa en el proceso de limpieza y regeneración nocturna. 2. LABIOS Y CONTORNO DE OJOS Además de proteger el rostro en general, existen ciertas zonas que debido a su fragilidad necesitan de cuidados específicos. La capa que protege la piel de los labios es muy débil. Además, carecen de glándulas sebáceos que secreten una capa protectora eficaz y glándulas sudoríparas para una conveniente termorregulación. Contra la sequedad, la descamación y las grietas, puedes protegerlos con manteca de cacao o brillo de labios. Si ya están secos y tienen esas incómodas y antiestéticas pielecitas, puedes eliminarlas frotando los labios con suavidad con el cepillo de dientes. De todas maneras, existen productos cosméticos específicos, los exfoliantes labiales, que sólo se deben utilizar una vez en semana para no erosionar la piel que recubre los labios. El contorno de ojos es una de las zonas más sensibles porque es la piel más fina del rostro. Como en invierno la piel se deshidrata más que en verano necesita de un cosmético que aporte activos para proteger, nutrir, estimular la circulación y alisar arrugas. 3. LAS MANOS Las manos ásperas y las uñas quebradizas son los síntomas más visibles del frío. Tanto hombres como mujeres los padecen, especialmente las personas que trabajan en los exteriores o con sustancias irritantes. La piel de la palma de la mano es resistente, pero la del dorso presenta una epidermis fina y frágil que cuenta con escasas glándulas sebáceas, tiene un panículo adiposo similar a la del contorno de los ojos. A consecuencia de esto y a pesar del sudor, es la parte más seca del cuerpo, y esto se agrava en invierno. Bajo la acción del frío, del viento o de los bruscos cambios de temperatura, el film hidrolipídico que normalmente protege la piel, se altera y la capa córnea ya no realiza su función de barrera. Por esto aumenta la pérdida hídrica transepidérmica y la piel se vuelve seca y tirante. Además cuando la temperatura baja el cuerpo, para preservar el calor de los órganos, restringe la circulación periférica, sobre todo en las extremidades. Por lo que el aporte de hidratación y nutrientes disminuye y contribuye al deterioro de la piel. Lo que necesita entonces la piel de esta zona es una hidratación en profundidad mediante un producto que regenere la capa protectora de la piel. RECOMENDACIONES GENERALES Protección de la piel en invierno, especialmente de la cara y de las manos, con una hidratación adecuada. No hay que olvidar la fotoprotección alta. Hay enfermedades muy comunes de la piel como la psoriasis o la dermatitis atópica que empeoran en invierno. Estos enfermos deben ser especialmente controlados por su dermatólogo en esta época del año. Todos estos factores reseñados hacen que la piel en invierno sufra una gran deshidratación, provocando alteraciones cutáneas que se traducen visualmente en una piel seca, fisurada, con tendencia a la descamación, que contribuye al envejecimiento de nuestra piel porque no solamente sufre la epidermis, sino también en mayor medida la dermis, sufre especialmente el colágeno que asegura la resistencia y solidez de la dermis, así como la elastina que confiere elasticidad y tonicidad a la dermis. Las alteraciones cutáneas provocadas por las circunstancias que acompañan el invierno contribuyen notablemente al envejecimiento de la piel. Los contrastes de humedad y temperatura ambiental se acentúan considerablemente en invierno y contribuyen a deteriorar nuestra piel, que es la primera barrera de protección ante cualquier cambio del entorno. También el viento va a influir negativamente en nuestra piel y va a potenciar el deterioro producido por el frío. Las pieles normales o grasas soportan mejor el frío que las pieles secas o sensibles, que necesitan una mayor protección y más cuidados. TRATAMIENTOS RECOMENDADOS PARA PROTEGER LA PIEL DEL FRÍO. Existen muchos tratamientos tanto médicos como estéticos que pueden ayudar a que nuestra piel se mantenga hidratada y sana durante el invierno. Los tratamientos médicos más utilizados son hidrataciones con vitaminas, oligoelementos como el MHA o el NCTF de los Laboratorios Filorga o las hidrataciones con ácido hialurónico, que mejoran mucho la calidad de piel, pero no rellenan, como por ejemplo el PROFHILO de Laboratorios Sebbin o el Juvederm VOLITE de Laboratorios Allergan. También existen tratamientos específicos para el contorno de ojos y manos con ácido hialurónico. Además de tratamientos estéticos como las hidrataciones faciales con velo de colágeno , tratamientos con radiofrecuencia,etc…
El invierno tan temido por la piel nos rodea. Muchas veces se ignora que la piel es el órgano más extenso de todo el cuerpo humano y tiene la dura misión de proteger a todos los demás, tanto de las agresiones externas como de la hidro-evaporación interna. El invierno conlleva muchos factores perjudiciales para nuestra piel, que es la que más se resiente del frío. Con más razón en esta época debemos protegerla, es vital para la salud, y además, una piel que no está sana resulta bastante antiestética. LA LUCHA DEL CUERPO CONTRA LA TEMPERATURA Como mamífero que es, el cuerpo humano tiene la capacidad de termorregular su temperatura corporal para preservar intactas sus estructuras y funciones. Dentro de este fenómeno vital que es la termorregulación, la piel juega un papel fundamental, por su situación de frontera del medio interno con el medio externo. Para defenderse del frío en particular, la piel utiliza una serie de mecanismos para evitar la pérdida de calor corporal a favor del medio: se regula la circulación periférica, contrayendo los capilares sanguíneos y vasos menores, de forma que la sangre que es la que distribuye el calor a través del cuerpo, pase lo menos posible por esas zonas periféricas que pierden más calor. Es por esto, que su color puede hacer más pálido, su temperatura es más fría, puede presentar un aspecto más seco y apagado, ya que por la disminución de la irrigación sanguínea la piel está menos nutrida y oxigenada. La piel protege, separa, pero también une, comunica el medio interno con el externo. Es una envoltura con propiedades únicas: compacta, resistente, pero a la vez frágil y elástica, en continuo recambio, sensible y bella para nuestra concepción de lo estético. Es el órgano más grande del cuerpo. Dentro del órgano cutáneo se reconocen distintos estratos: la epidermis ( capa externa, derivada del ectodermo y constituida por un epitelio pavimentoso estratificado, cornificado y avascular), la dermis y la hipodermis (capas media y profunda respectivamente, de orígenes mesodérmico). La piel protege la red de músculos, huesos, nervios, vasos sanguíneos y todo lo que hay dentro de nuestro cuerpo. Nuestros párpados tienen la piel más fina y las plantas de los pies, la más gruesa. En realidad, el cabello es un tipo modificado de piel. El vello crece en todo el cuerpo, salvo en las palmas de las manos, las plantas de los pies, los párpados y los labios. El cabello crece más rápidamente en verano que en invierno y más lentamente durante la noche que durante el día. Como el cabello, las uñas son un tipo de piel modificado y no cumplen funciones decorativas solamente. Las uñas protegen los extremos sensibles de los dedos de las manos y de los pies. Las uñas humanas no son necesarias para la vida, pero proporcionan apoyo para las puntas de los dedos de pies y manos, los protegen contra lesiones y ayudan a tomar objetos pequeños. Sin ellas, nos sería muy difícil rascarnos la comezón o desatar un nudo. Las uñas pueden ser indicadoras de la salud general de una persona y las enfermedades suelen afectar su crecimiento. La piel es esencial para la supervivencia de una persona. Forma una barrera que impide que substancias y microorganismos nocivos penetren en el cuerpo. Protegen a los tejidos corporales contra lesiones. La piel controla también la pérdida de líquidos fundamentales para la vida como la sangre y el agua, nos ayuda a regular la temperatura corporal a través de la transpiración y nos protege de los rayos ultravioletas nocivos del sol. Sin las células nerviosas en nuestra piel, no podríamos sentir calor, frío u otras sensaciones. El músculo erector del pelo se contrae para que los vellos en nuestra piel se pongan derecho cuando tenemos frío o sentimos miedo. El cabello en la cabeza no está allí solo como decoración. Nos mantiene abrigados preservando el calor (perdemos un 90% del calor del cuerpo a través de la cabeza). El pelo en la nariz, las orejas y alrededor de los ojos protege estas áreas sensibles del cuerpo contra el polvo y otras partículas pequeñas. Las cejas y pestañas protegen los ojos al reducir la cantidad de luz y partículas que penetran en los mismos. El vello fino que cubre el cuerpo brinda calor y protege la piel. El cabello también protege al cuerpo contra lesiones. Factores que afectan a la piel La piel está cubierta por una capa que la protege que se ve afectada por factores externos que disminuyen su resistencia. – El frío, el viento, los cambios bruscos de temperatura, las calefacciones producen tirantez, descamación , falta de luminosidad y arrugas ya que la capa externa de la piel, al estar desprotegida, se descama y deja evaporar más agua que la que debiera. Por eso resulta fundamental aplicar productos que rehidraten la piel. – – La piel se asfixia del entorno que respira. Las sustancias emitidas por las calefacciones provocan la muerte de las células cutáneas. De aquí se originan los radicales libres causante de las arrugas, por eso, se recomiendan usar productos con actividad antioxidante. – La radiación del sol también es peligrosa en invierno. Los rayos UVA causan estragos en las zonas profundas de la piel. Así se produce el llamado fotoenvejecimiento que se caracteriza porque la piel tienda a marchitarse, se producen arrugas y manchas y desaparecen los colores saludables. PROTEGER LA PIEL DEL FRÍO 1. LA CARA La piel de la cara debe enfrentarse a las agresiones del clima propio del invierno. El entorno erosiona la epidermis provocando sequedad, palidez e irritaciones. La piel está sometida constantemente a la polución y otras agresiones externas. La piel tiene la particular característica de regenerarse por la noche y expulsar hacia la superficie las impurezas y toxinas que ha ido acumulando a lo largo de todo el día. Por la mañana también es necesario limpiarla de todas las sustancias tóxicas que durante las horas de sueño la piel ha expulsado hacia fuera. De este modo, limpiándola por la mañana y por la noche se estimula la piel a auto limpiarse, se la educa en el proceso de limpieza y regeneración nocturna. 2. LABIOS Y CONTORNO DE OJOS Además de proteger el rostro en general, existen ciertas zonas que debido a su fragilidad necesitan de cuidados específicos. La capa que protege la piel de los labios es muy débil. Además, carecen de glándulas sebáceos que secreten una capa protectora eficaz y glándulas sudoríparas para una conveniente termorregulación. Contra la sequedad, la descamación y las grietas, puedes protegerlos con manteca de cacao o brillo de labios. Si ya están secos y tienen esas incómodas y antiestéticas pielecitas, puedes eliminarlas frotando los labios con suavidad con el cepillo de dientes. De todas maneras, existen productos cosméticos específicos, los exfoliantes labiales, que sólo se deben utilizar una vez en semana para no erosionar la piel que recubre los labios. El contorno de ojos es una de las zonas más sensibles porque es la piel más fina del rostro. Como en invierno la piel se deshidrata más que en verano necesita de un cosmético que aporte activos para proteger, nutrir, estimular la circulación y alisar arrugas. 3. LAS MANOS Las manos ásperas y las uñas quebradizas son los síntomas más visibles del frío. Tanto hombres como mujeres los padecen, especialmente las personas que trabajan en los exteriores o con sustancias irritantes. La piel de la palma de la mano es resistente, pero la del dorso presenta una epidermis fina y frágil que cuenta con escasas glándulas sebáceas, tiene un panículo adiposo similar a la del contorno de los ojos. A consecuencia de esto y a pesar del sudor, es la parte más seca del cuerpo, y esto se agrava en invierno. Bajo la acción del frío, del viento o de los bruscos cambios de temperatura, el film hidrolipídico que normalmente protege la piel, se altera y la capa córnea ya no realiza su función de barrera. Por esto aumenta la pérdida hídrica transepidérmica y la piel se vuelve seca y tirante. Además cuando la temperatura baja el cuerpo, para preservar el calor de los órganos, restringe la circulación periférica, sobre todo en las extremidades. Por lo que el aporte de hidratación y nutrientes disminuye y contribuye al deterioro de la piel. Lo que necesita entonces la piel de esta zona es una hidratación en profundidad mediante un producto que regenere la capa protectora de la piel. RECOMENDACIONES GENERALES Protección de la piel en invierno, especialmente de la cara y de las manos, con una hidratación adecuada. No hay que olvidar la fotoprotección alta. Hay enfermedades muy comunes de la piel como la psoriasis o la dermatitis atópica que empeoran en invierno. Estos enfermos deben ser especialmente controlados por su dermatólogo en esta época del año. Todos estos factores reseñados hacen que la piel en invierno sufra una gran deshidratación, provocando alteraciones cutáneas que se traducen visualmente en una piel seca, fisurada, con tendencia a la descamación, que contribuye al envejecimiento de nuestra piel porque no solamente sufre la epidermis, sino también en mayor medida la dermis, sufre especialmente el colágeno que asegura la resistencia y solidez de la dermis, así como la elastina que confiere elasticidad y tonicidad a la dermis. Las alteraciones cutáneas provocadas por las circunstancias que acompañan el invierno contribuyen notablemente al envejecimiento de la piel. Los contrastes de humedad y temperatura ambiental se acentúan considerablemente en invierno y contribuyen a deteriorar nuestra piel, que es la primera barrera de protección ante cualquier cambio del entorno. También el viento va a influir negativamente en nuestra piel y va a potenciar el deterioro producido por el frío. Las pieles normales o grasas soportan mejor el frío que las pieles secas o sensibles, que necesitan una mayor protección y más cuidados. TRATAMIENTOS RECOMENDADOS PARA PROTEGER LA PIEL DEL FRÍO. Existen muchos tratamientos tanto médicos como estéticos que pueden ayudar a que nuestra piel se mantenga hidratada y sana durante el invierno. Los tratamientos médicos más utilizados son hidrataciones con vitaminas, oligoelementos como el MHA o el NCTF de los Laboratorios Filorga o las hidrataciones con ácido hialurónico, que mejoran mucho la calidad de piel, pero no rellenan, como por ejemplo el PROFHILO de Laboratorios Sebbin o el Juvederm VOLITE de Laboratorios Allergan. También existen tratamientos específicos para el contorno de ojos y manos con ácido hialurónico. Además de tratamientos estéticos como las hidrataciones faciales con velo de colágeno , tratamientos con radiofrecuencia,etc…