EL ALOE VERA Y SU PAPEL EN LA MEDICINA TRADICIONAL



Antecedentes históricos
   El acíbar, jugo que se obtiene de las hojas de áloe, es uno de los medicamentos más antiguos conocidos por el hombre.
   Los árabes fueron los primeros en llevar a cabo la transformación industrial del Aloe vera para fines comerciales. Prensaban las hojas, de las que extraían la savia, la cual dejaban secar hasta que se solidificaba y después convertían en polvo, pudiendo así transportarla sin problemas de conservación. Los árabes extienden el cultivo y uso por todas las tierras que conquistan. En Málaga primero y luego en Andalucía.
   Los áloes de España proceden del continente africano. En las Islas Canarias el Aloe vera L. es una planta que crece como autóctona, donde su amplio espectro medicinal es utilizado tradicionalmente desde tiempos inmemoriales.
   Curiosamente, el primer logro del aloe en su reconocimiento médico se produjo cuando aparecieron los primeros aparatos de rayos X. Se comprobó su extraordinaria eficacia para curar las quemaduras que, al principio, producían a pacientes y médicos. En la década de  los sesenta varios médicos americanos demostraron que el aloe inhibía el desarrollo de gran variedad de microbios causantes de diversos tipos de infecciones; en Japón se demostraron sus propiedades antiinflamatorias.
   En nuestros días el Aloe vera es muy apreciado por sus propiedades energéticas y nutricionales, como regenerador celular, como depurativo de la sangre, en la eliminación de toxinas del organismo, en tratamientos de belleza, alopecia, incluso contra el cáncer, SIDA, fibromialgia, artritis, etc.
Parte utilizada
   En España se utiliza fundamentalmente el acíbar extraído del aloe de Barbados, consistente en el zumo concentrado y desecado de las hojas.
   El acíbar, masa sólida de color oscuro y muy amarga, se obtiene, artesanalmente, escogiendo las hojas más grandes haciéndoles un corte de forma transversal con cuidado de no lastimar las más jóvenes y posteriormente colgándolas de tal forma que la parte seccionada quede hacia abajo, con el objetivo de que escurra el acíbar durante 24 horas. Otro método de obtención artesanal consiste en moler las hojas, contrifugar los residuos, filtrar el jugo y posteriormente envasarlo.
   El proceso industrial más utilizado consiste en someter a las hojas de aloe a un tratamiento de corte y compresión simultáneos, para poder extraer la mayor cantidad de jugo posible.
   También se utiliza frecuentemente la pulpa de las hojas, o fracción mucilaginosa del parénquima, desprovista de la parte externa de las hojas.
Composición
Vitaminas
   Betacaroteno, vitamina B1, vitamina B2, vitamina B3, vitamina B6, vitamina B12, vitamina C y vitamina E
Minerales
   Fundamentalmente calcio, fósforo, potasio, hierro, sodio, magnesio, manganeso, cobre, cromo y cinc.
Polisacáridos
   Presenta un elevado contenido en este tipo de compuestos a los que numerosos estudios científicos le atribuyen determinadas propiedades terapéuticas. Destaca en este sentido el polisacárido denominado acemanano, el cual se está estudiando por sus propiedades antivirales. También es característica en el acíbar, a parte de la presencia de acemanano, su relativo elevado contenido en fructosa, glucosa, manosagalactosa, xilosa y arabinosa y otros azúcares hidrolizables.
Aminoácidos
   Esenciales; isoleucina, leucina, lisina, metionina, fenilalanina, treonina y valina.
No esenciales: ácido aspártico, ácido glutámico, alanina, arginina, cistina, glicina, histidina, hidroxiprolina, prolina, serina y tirosina.
Enzimas
   Entre otras, fosfatasas-amilasas-bradiquinasas que estimulan el sistema inmunitario y tienen una acción analgésica y antiinflamatoria; catalasas, que previenen la acumulación de agua en el cuerpo; celulasas, que favorecen la digestión de la celulosa; creatina fosfoquinasa, de acción en el músculo; y lipasas, que ayudan a la digestión.
Ácidos grasos
   En particular, el ácido caprílico, el cual se usa en el tratamiento de las infecciones por hongos.
Derivados hidroxiantraquinónicos
   Este tipo de compuestos no sólo son importantes por sus propiedades terapéuticas, si no que se utilizan también para el control de calidad.
Propiedades medicinales
   El gel de aloe ejerce su actividad farmacológica sobre el sistema gastrointestinal. Destaca el efecto protector sobre la mucosa gastroduodenal su actividad antiulcerosa, y de inhibición del crecimiento de Helicobacter pylori. Uno de los compuestos más interesantes en este sentido es el acemanano, mucílago presente en el gel de aloe, el cual por sus propiedades antiinflamatorias podría ser útil en el tratamiento de enfermedades inflamatorias intestinales como el síndrome de Crohn o la colitis ulcerosa.
   Sobre el sistema endrocrino, cabe resaltar su actividad hipoglucemiante, siendo éste otro de los usos tradicionales de esta planta y se ha comprobado que puede presentar efectividad similar la glibenclamida. Lo que no está claro en la actualidad son los principios activos responsables de esta actividad; así, se han aislado polisacáridos con actividad hipoglucemiante, como el arborano A y B, y distintos principios amargos.
La actividad antiinflamatoria de gel de aloe está mucho más contrastada, tanto a nivel interno como externo, ya que es capaz de inhibir la síntesis de mediadores por-inflamatorios, como la síntesis de prostaglandinas o bradikinina. La actividad antiinflamatoria se atribuye fundamentalmente a sus principios activos, tanto a la aloína y aleosina, como al acemanano. Gracias a esta actividad, su uso se ha extendido por vía externa, en distintas formas, como cremas, ungüentos, o directamente el gel extraído de las hojas, para el alivio de la inflamación en traumatismos, quemaduras, etc. Además de este efecto sobre la inflamación, las propiedades de las cremas a base de aloes comprenden acción emoliente y cicatrizante, por lo que son muy apreciadas en el mundo de la cosmética.
   Otro campo donde se han centrado las investigaciones clínicas es el tratamiento de las lesiones cutáneas o de mucosas inducidas por radiaciones. Este interés parte de la base de su uso tradicional en el tratamiento de distintas lesiones cutáneas, como las producidas quemaduras, como por sus propiedades emolientes, antiinflamatorias y antioxidantes. En este sentido, los preparados a base de gel de aloe se han ensayado en distintas afecciones cutáneas, como en el tratamiento de psoriasis, dermatitis, fisuras y exfoliaciones de la piel donde la aplicación del gel de aloe ha resultado ser efectiva frente a placebo o ausencia de tratamiento.
   El interés creciente de esta especie se viene centrando en sus propiedades antimicrobianas y antivirales.
   Tanto el gel, como distintos extractos de aloe, han demostrado actividad antiviral in vitro, siendo relevante su actividad frente al VIH-1. El hecho que el gel de aloe se haya incluido dentro de los suplementos nutricionales que están siendo evaluados con respecto a su actividad anti-VIH, demuestra el interés creciente de los principios activos del aloe como antirretrovirales. La actividad frente al virus del SIDA se debe fundamentalmente a los mucílagos presentes en el parénquima, en concreto al acemano. La actividad inmunoestimulante de estos compuestos se traduce en la estimulación de linfocitos T, así como en un aumento de la viabilidad de linfocitos afectados con la disminución de la carga viral. Por otro lado, el acemanano es capaz de acturar sobre el ciclo vital del virus, inhibiendo su replicación de manera dosis-dependiente.
   Por último, destaca que los aloes presentan también un interés creciente por sus propiedades citotóxicas o anticancerígenas. Así, tradicionalmente, se han atribuido a distintos preparados a base de aloe propiedades antineoplásicas o anticancerigenas; Por ejemplo, en Japón se ha sugerido que el consumo prolongado de zumo de aloe o gel de aloe puede ejercer un efecto preventivo en el cáncer de pulmón en pacientes fumadores, así como el cáncer de colon o estómago. Por otro lado, el acemanano también ha demostrado actividad anticancerígeno, y aunque el mecanismo de acción todavía no está claro, se cree que fundamentalmente es debido a sus propiedades inmunoestimulantes.
Efectos adversos y precauciones
   El uso del gel de aloe, sobre todo por vía interna, debe administrarse bajo control médico, recomendándose no sobrepasar la dosis máxima de 20-30 mg de derivados hidroxiantraquinónicos, ni prolongar el tratamiento más de una o dos semanas.
   Tanto el acíbar como la aloína y barbaloína, a dosis elevadas, pueden producir efectos secundarios derivados de su actividad sobre el aparato digestivo como son diarreas, dolores cólicos intestinales, vómitos, etc. Sin embargo, la mayor precaución de los laxantes irritantes radica en la automedicación y en el uso crónico. Los derivados hidroxiantraquinónicos pueden tener un efecto genotóxico, estando especialmente contraindicado su uso durante el primer trimestre del embarazo.