CUIDADOS ESPECIALES DE LOS OJOS



   El ojo es, sin duda, unos de los órganos más agredidos del organismo. El constante trabajo bajo luz artificial o el estar delante de la pantalla del ordenador, la televisión, el estrés, la fatiga, la edad y hasta una alimentación desequilibrada son factores que influyen negativamente en la salud ocular. De ahí la necesidad de tomar medidas preventivas y prestar las oportunas atenciones a este órgano vital. Todos estos cuidados deben extremarse en verano, periodo en el que entran en juego otros agentes externos como las radiaciones solares, el polen el cloro y las bacterias, que pueden provocar conjuntivitis, hinchazón, irritación y enrojecimiento de los ojos o incluso lesiones irreversibles.
Irritación y enrojecimiento de los ojos
   Una de sus principales causas es la contaminación ambiental, factor un tanto complicado de controlar ya que los agentes irritantes están suspendidos en el ambiente.
   Los filtros de aire aminoran el problema en el hogar, pero esa medida, naturalmente, es inviable en el exterior.
   La irritación ocular también se debe a otros factores como el cloro, la fatiga ocular, un uso inadecuado de las lentes de contacto, a no dormir suficientes horas, trabajar durante largos periodos sin descansar, etc.
Inflamación de los párpados
   La blefaritis o inflamación de los párpados puede tener su origen en diversas causas, desde una amplia gama de infecciones de carácter local hasta problemas de refracción.
   La limpieza de los bordes palpebrales con una solución de ácido bórico al 3% es una buena medida de emergencia, pero sólo hasta la consulta con el especialista.
Efectos de los rayos solares
   Sin la adecuada protección, una exposición prolongada o excesiva a la luz solar intensa, además de resultar muy molesta y causar deslumbramiento, puede producir efectos nocivos en los tejidos  oculares. Estas lesiones se manifiestan desde un leve enrojecimiento de la conjuntiva hasta la deshidratación de la mucosa ocular. La opacidad del cristalino puede verse afectada y, en casos más graves, hasta puede producirse un daño irreversible en la retina.
   Tanto la luz natural como la artificial generan con facilidad los destructivos radicales superóxidos, responsables de que el cristalino vaya perdiendo su transparencia, favoreciendo por tanto la aparición de cataratas.
   En lo que respecta a la retina, su sensibilidad a los rayos solares –sobre todo a los nocivos rayos ultravioletas- hace posible que una exposición intensa, aunque sea de corta duración, produzca efectos nefastos. Si la lesión se localiza en la zona central, se corre el peligro de perder casi por completo la agudeza visual.
   A partir de estas observaciones puede entenderse la necesidad de utilizar gafas de sol con filtros de protección. Estos forman una barrera eficaz contra las radiaciones solares de excesiva intensidad, así como a las longitudes de onda corta de los rayos ultravioleta e infrarrojos.
   Cuando se protege el sistema retinario fotópico de las excesivas radiaciones, al mismo tiempo se crea una defensa para el sistema retinario escotópico, permitiendo la visibilidad en condiciones de mínima iluminación. En pocas palabras, cuando durante el día se utiliza protección frente a las radiaciones del sol intensas, la visión nocturna experimenta una notable mejoría.
Conjuntivitis
   La conjuntivitis es la inflamación de la conjuntiva, membrana que une el globo ocular con la pared interna del párpado. Esta membrana, continuamente lubrificada por las lágrimas y el moco, cumple la importante función de favorecer el deslizamiento de los párpados.
   En función de las causas existen diferentes tipos de conjuntivitis; la mas frecuentes son la conjuntivitis catarral y la primaveral.
Conjuntivitis catarral
   Se reconoce fácilmente por sus síntomas, esto es, la irritación que suele afectar a ambos ojos o la sensación de que ha entrado un cuerpo extraño en el saco conjuntival, acompañados de ardor y picor muy molesto y fotofobia. Los ojos presentan un aspecto enrojecido y por las mañanas están legañosos.
   Este tipo de conjuntivitis es muy contagiosa, por lo que se deben extremar las normas higiénicas. El tratamiento consiste principalmente en la aplicación de compresas y en las irrigaciones y lavados frecuentes de la superficie conjuntival con infusiones de pétalos de rosas, manzanilla e eufrasia.
Conjuntivitis primaveral
   Esta afección de origen alérgico se manifiesta en primavera, pero también en verano. Se trata de una hipersensibilidad a sustancias como el polen, el polvo, la caspa y el pelo de los animales.
   Afecta con mayor facilidad a los jóvenes y a los niños y los síntomas suelen ser ardor, picor, lagrimeo constante y fotofobia. La mejor medida de tratamiento y prevención e es evitar el contacto de la persona afectada con el agente responsable, aunque esta actuación resulta un tanto complicada, ya que dicha sustancia puede estar muy extendida, como ocurre en el caso del polvo o del polen.
Conjuntivitis de piscina
   Se denomina así porque se puede contraer al bañarse en piscinas cuyas aguas están contaminadas por la Clamidia oculo-genitalis, un microorganismo que muestra cualidades propias de virus y de bacterias, y que afecta tanto a la mucosa conjuntiva como a la mucosa de las vías urinarias.
   Una buena medida preventiva es la utilización de gafas de agua a la hora de tomar el baño. De esta forma también se protege a los ojos de otras sustancias irritantes como el cloro.
   La sintomatología que presenta este tipo de conjuntivitis es muy similar a las anteriores: sensación de picor y ardor de ojos, guiños e intolerancia a la luz.
Conjuntivitis simple
   Esta conjuntivitis apenas reviste complicaciones y suele aparecer tras un día de mucho viento o después de un paseo en moto. Se manifiesta como un enrojecimiento en forma de rayas convergentes que van desde la periferia hacia la pupila.
   El tratamiento es muy simple: basta con aplicar en los ojos un colirio a base de eufrasia, hidrastis y agua de hamamelis, tres veces al día.
Fitoterapia en alteraciones o enfermedades oculares
Toma por vía interna
ARNICA: Antiinflamatoria, astringente. Mejora de la microcirculación. También es antibiótica y antifúngica. Está indicada para hematomas, derrame vascular, inflamación conjuntival, traumatismos. El árnica debe emplearse en forma muy diluída, ya que en dosis altas puede ser tóxica. Lo adecuado serían 5 g por litro de infusión.
AGRACEJO: Actúa a nivel del metabolismo por su acción digestiva y antiespasmódica. Es espasmolítica, hipotensora y mejora la función hepática. Se utiliza asociado a otras plantas de tipo drenador como la zarzaparrilla o la vara de oro, y ejerce una acción descongestiva y desintoxicante sobre aquello organismo con tendencia a conjuntivitis de tipo tóxico-metabólico.
BARDANA: Antibacteriana, antifúngica, astringente y cicatrizante, colerética y diurética. Está indicada para conjuntivitis con edema, infecciones (forunculosis, abceso, orzuelo y heridas.
CALÉNDULA: Analgésico, antiinflamatorio, antiséptico, cicatrizante, antibiótico y fungicida. Está indicado para conjuntivitis con dolor y lesión superficial que puede llegar hasta la ulceración corneal, forunculosis y abcesos.
COLA DE CABALLO:  Regenerador del tejido conjuntivo, remineralizante, hemostático, cicatrizante, antiedematoso y antiinflamatorio. Está indicado en conjuntivitis, edemas subpalpebral, herida corneal y sufusiones hemorrágicas de causa vascular o traumática.
EQUINACEA: Antiinflamatoria, antiinfecciosa, inmunopotenciadora, cicatrizante y antiviral. Está indicado en abcesos, forunculosis, heridas, inflamación con tendencia a la infección, conjuntivitis vírica, orzuelos y toma prolongada de antibióticos.
HAMAMELIS: Astringente, cicatrizante, hemostática, venotónica, protectora capilar y bactericida. Está indicada en congestión venosa, eritema, prurito, hemorragia capilar e inyección conjuntival.
MANZANILLA: Importante acción antiinflamatoria, vulneraria, antiséptica, antimicrobiana y espasmolítica. Es muy recomendable como sedante. Está indicada para conjuntivitis, eczemas, heridas oculares, contusiones e inflamación.
MYRISTICA: Antiinflamatoria, antiinfecciosa y descongestiva de tipo linfático. Esta indicada en procesos inflamatorios con tendencia  a la infección.
VARA DE ORO: Diurética, venotónica, vasoprotectora, astringente, antiinflamatoria, antiséptica. Sedande e hipotensora. Está indicada para la retención líquida con edema e hipertensión, fragilidad capilar con tendencia al derrame conjuntival, heridas y ulceraciones locales.
Vía externa ocular
ACIANO: Depurativa, diurética, antiedematosa, astringente, antiinflamatoria, antiinfecciosa y antipirética. Se utiliza para conjuntivitis, blefaritis, síndrome catarral, proceso infeccioso con fiebre y afectación ocular.
CINERARIA: Descongestiva, antiinflamatoria, regenerante de la córnea. También actúa sobre el cristalino. Se utiliza en conjuntivitis subaguda o crónica, opacidad corneal y catarata.
EUFRASIA: Astringente, antiinflamatoria y descongestiva. Se utiliza en conjuntivitis, inyección conjuntival con irritación y picor, blefaritis y catarro ocular.
HINOJO: En uso externo es antiinflamatorio. Vulnerario y antiedematoso. Está muy indicado para la blefaroconjuntivitis.
LINO: Por su abundancia en mucílagos, tiene una acción protectora y emoliente. Tiene propiedades regenerativas, antiinflamatorias, antialergénicas y de acción antiinfecciosa local. Está indicado en procesos inflamatorios de origen alérgico o irritativo, heridas corneales e infecciones.
MALVA: Emoliente, balsámica y antiedematosa. Está indicado en catarro conjuntival, blefaritis, conjuntivitis, heridas, procesos infecciosos y prurito ocular de causa irritativas.
NOGAL: Antiséptica, astringente, queratinizante, depurativa, antiinflamatoria. Está indicada en conjuntivitis, eczemas, heridas, procesos infecciosos y úlcera corneal.
HAMAMELIS Y MANZANILLA: (ver vía interna).
LLANTÉN:  Muy adecuada como astringente, emoliente, balsámica, antiinflamatoria y espasmolítica y también cicatrizante. Es ideal para aliviar el catarro ocular. Se recomienda también en alergias respiratorias, blefaritis y conjuntivitis. Es un buen protector ocular.
RUDA: Venotónica, antiinflamatoria, analgésica, espasmolítica, hemostática, tónica, protectora capilar, rubefaciente y revulsiva. Está indicada para tratar dolor local, cansancio con irritación ocular, procesos inflamatorios de origen traumático con edema perifocal y hemorragia capilar. Está contraindicada en embarazadas ya que en altas dosis es abortígena.
Normas para la aplicación por vía externa
Infusiones: Infundir 10 gr de mezcla de plantas a utilizar en 250 ml de agua durante 10 minutos. Realizar los baños oculares con una bañerita ocular o con gasas estériles, tres veces al día.
Compresas: Hervir entre 70 y 100 gr de la mezcla de plantas a utilizar en medio litro de agua durante 10 min. Infundir el preparado durante 10 minutos más y filtrarlo, empapando posteriormente gasas estériles. Aplicar compresas tibias durante 20 minutos. El cocimiento se debe realizar en cada nueva aplicación.
Algunas fórmulas:
Compresas para la conjuntivitis:
          30 g de manzanilla
          30 g de nogal
          50 g de llantén
          20 g de hinojo
           
Infusión-baños oculares para la higiene ocular y conjuntivitis:
          25 g de manzanilla
          25 gr de eufrasia
          25 g de malva
          25 g de aciano
Vitaminas para la vista
VITAMINA A
   Es una vitamina muy importante para la visión. Una deficiencia de ella produce la hictalogía o ceguera nocturna y favorece la aparición de conjuntivitis. La total ausencia de esta vitamina puede provocar lesiones considerables en la córnea.
   Entre los alimentos ricos en vitamina A se encuentran los aceites de hígado de pescado, el hígado, la mantequilla, yema de huevo, leche, queso, zanahoria, espinacas, nabos, maíz, tomate, melocotón, melón y calabacín.
VITAMINA C
   Gracias a sus cualidades antioxidantes protege a los ojos de los efectos nocivos de la luz. Es imprescindible para que el cristalino permanezca transparente y evitar así la formación de cataratas.
   Los alimentos más ricos en vitamina C son los cítricos, las hortalizas de hoja verde, el perejil, las fresas y la mayoría de las frutas.
VITAMINA E
   Es un excelente antioxidante y previene el envejecimiento prematuro de los ojos; por tanto, su presencia retrasa la aparición de la vista cansada y la formación de cataratas. Mejora la circulación de los vasos capilares más pequeños, numerosos en la retina.
   Los vegetales de hoja verde crudos, aceite de soja, germen de trigo, semillas, nueces, almendras y huevos, son alimentos ricos en vitamina E.
VITAMINA B2
   Previene el deterioro de los ojos, las uñas, la piel, el pelo y enfermedades tan importantes como las cataratas. La ausencia prolongada de esta vitamina puede producir hipersensibilidad a la luz, causando ardor y quemazón en los ojos, inflamación de la boca, ulceraciones en la lengua e inflamación ocular.
   Aunque la vitamina B2 se puede tomar sola, se obtienen mejores resultados tomando el complejo B completo.
   Entre los alimentos ricos en vitamina B2 destacan el germen de trigo, la levadura de cerveza, almendras, girasol, hígado, queso, leche y vegetales.