24 Dic COSMÉTICA VEGETAL AL SERVICIO DE LAS PIERNAS
Las piernas son los pilares que soportan el peso del cuerpo. Además de ser el medio de transporte del ser humano, representan el 50% de la altura de una persona, eso significa que son los huesos más largos y pesados –el fémur- del esqueleto. Igualmente, sus músculos son los más fuertes y sus articulaciones, las de mayor resistencia. Sobre ellas se extiende la vena más larga –safena- que recorre el organismo, desde el pie hasta la ingle. Una imponente estructura que requiere atención y cuidados específicos.
Las venas
Las venas llevan la sangre desde todos los órganos hasta el corazón. Los problemas principales de las venas son la inflamación, la coagulación y los defectos que conducen a la dilatación y las varices.
Las piernas contienen dos grupos principales de venas: las superficiales, ubicadas en la capa grasa debajo de la piel, y las profundas, localizadas en los músculos.
Cuando una persona está de pie, la sangre debe circular desde las venas de las piernas hacia arriba hasta alcanzar el corazón. Las venas profundas desempeñan un papel crucial en la propulsión de la sangre hacia arriba, ya que al estar ubicadas dentro de los poderosos músculos de la pantorrilla, estas venas son fuertemente comprimidas con cada paso. Estas venas transportan el 90% o más de la sangre que va de las piernas al corazón.
Las venas superficiales no están sujetas a ninguna presión porque no están rodeadas de músculos. Por ello la sangre de las venas superficiales fluye más lentamente que la sangre de las venas profundas.
Piernas cansadas
A lo largo del día, las piernas acumulan grandes tensiones y son una zona muy propensa a sufrir cansancio y dolor.
Por ello las piernas están muy predispuestas a padecer una mala circulación provocada por el sedentarismo a que habitualmente estamos sometidos, por el embarazo, o por situaciones patológicas como la insuficiencia venosa.
Otros factores que contribuyen a sufrir el cuadro de piernas cansadas son el exceso de peso y las profesiones que obligan a estancias prolongadas de pie. La edad y el sexo también influyen, ya que la mala circulación es más frecuente en personas mayores siendo el doble de frecuente en mujeres que en hombres.
El resultado es:
. Dolor, pesadez y congestión de piernas.
. Bloqueo del riego sanguíneo en la zona y aparición de edemas.
El ser humano se diferencia de los animales por el hecho de mantenerse erguido, es decir camina sobre sus dos miembros inferiores, esto, sumado a otros factores como la exposición directa del sol, el alcohol, tratamientos hormonales, como por ejemplo los anticonceptivos, o situaciones en que se produce una alteración del retorno circulatorio, por ejemplo durante el embarazo, o por el uso de ropas demasiado ajustadas, o la falta de ejercicio físico, pueden desembocar en una enfermedad varicosa.
Los problemas de circulación de la sangre se pueden deber a muchas causas: la falta de vitamina E, el exceso de Sodio, la falta de Potasio, el abuso de alimentos ácidos, poca fibra en la dieta, tener el colesterol alto, la falta de vitaminas y minerales así como la deshidratación. Uno de los problemas de la mala circulación es, por ejemplo, las venas varicosas, éstas se producen por la acumulación de residuos en sus paredes, la falta de elasticidad y su fragilidad. El componente genético es muy importante también, pero no significa que no podamos atajar el problema a tiempo y ayudar a nuestro organismo.
Cuando los miembros inferiores se ven afectados por fuertes calambres, sensación de hormigueo, enrojecimiento, frialdad o hinchazón es muy probable que exista algún tipo de problema circulatorio. Si bien es cierto que, con frecuencia, los antecedentes genéticos marcan la pauta, esto padecimientos también pueden ser causados por un estilo de vida inadecuado, donde le consumo desmedido de alimentos ricos en sales y grasas, el sedentarismo o el tabaco.
Todo es cuestión de equilibrio. La falta de actividad física y la mala alimentación favorecen el aumento de peso y la elevación de los niveles de colesterol y triglicéridos en el organismo, lo cual acentúa la viscosidad de la sangre y contribuye con la obstrucción de los vasos sanguíneos debido a la acumulación de lípidos en sus paredes. Adicionalmente, el exceso de sal genera retención de líquido e incrementa la cantidad de sangre circulante, empeorando la condición de personas que cuentan con fallos en el sistema circulatorio. Finalmente, la acción integrada de la nicotina y el monóxido de carbono presentes en el humo del cigarrillo influye negativamente en la aparición de enfermedades que afectan a los vasos sanguíneos y al corazón.
Las posibilidades de presentar un trastorno circulatorio son mayores en quienes, además de contar con los factores de riesgo anteriores, son mayores de 45 años, sufren diabetes y poseen trabajos que obligan a pasar muchas horas del día de pie. En el caso específico de las mujeres, las condiciones empeoran en aquellas que consumen pastillas anticonceptivas, pues la carga hormonal –por mínima que sea- favorece la aparición de varices.
Entre venas y arterias
Las insuficiencias circulatorias pueden ser venosas o arteriales, en función del lugar donde se produzca la falla. Los problemas principales de las venas son la inflamación, la coagulación y los defectos que producen la dilatación y las varices; las irregularidades arteriales, por su parte, tienen su origen en obstrucciones que ocasionan la interrupción del flujo sanguíneo a la zona del cuerpo irrigada por la arteria.
Los trastornos más frecuentes son los de tipo venoso, especialmente las varices. Una de cada dos mujeres se ve afectada por este padecimiento, por lo que no es de extrañar que éste sea el principal motivo de consulta de quienes acuden a un especialista en patologías vasculares. Pero dentro de las fallas venosas, además, se encuentran úlceras varicosas, caracterizadas por una herida o lesión que aparece en las piernas; las insuficiencias valvulares, que generan un gran edema o hinchazón en los miembros inferiores; las flebitis y tromboflebitis superficiales, en las que el paciente no puede caminar debido a los fuertes dolores que presenta; y finalmente, las trombosis venosas –que son consideradas como el cuadro de mayor gravedad-, donde el flujo de sangre enviado a las piernas no puede retornar por la presencia de trombos o coágulos en la vena, por lo que se presenta edema y mucho dolor en la zona, incluso con el simple roce de la ropa.
Los problemas arteriales, por su parte, tienden a generar un mayor número de complicaciones si no son atendidos a tiempo, especialmente en los casos de aneurismas, enfermedad causada por una dilatación irregular de la aorta –producto de la pérdida de elasticidad- que puede generar desde la presencia de coágulos de la pared –que son capaces de viajar a las arterias de los miembros inferiores y causar obstrucciones o embolismos- hasta la muerte del paciente, en caso de que la aneurisma llegue a romperse sin que pueda ser operada. En los fumadores es muy común la obstrucción aorto-ilíaca bilateral y de las arterias de miembros inferiores, ambas generan frialdad, ausencia de pulso en las dos piernas, hormigueo y dolor al caminar.
El problema de la insuficiencia venosa
Los trastornos circulatorios de las piernas, afectan a un sector de la población cada vez más amplio. Según los estudios epidemiológicos, cerca del 90% de las personas adultas padecen a lo largo de su vida problemas de piernas cansadas, hinchazón, edemas, calambres o varices, debido a una insuficiencia producida porque las venas no pueden transportar convenientemente la sangre al corazón.
El trabajo sedentario, la falta de ejercicio, el exceso de peso, los embarazos, e incluso la edad son factores que contribuyen a que este problema se haga cada vez más frecuente.
En las piernas, el retorno venoso se realiza contra la fuerza de la gravedad gracias a la ayuda de la musculatura, que impulsa la sangre hacia arriba, y a su sistema especial de válvulas que se abren para permitir el acenso, y se cierran cuando el músculo se relaja, para impedir el reflujo de la sangre hacia abajo.
En el caso de insuficiencia venosa, la consecuencia más frecuente es la aparición de varices, aunque los síntomas comienzan por sensación de pesadez, cansancio, dolor, hormigueo, calambres nocturnos, sensación de calor, prurito, hinchazón de pies y tobillos, aparición de arañas vasculares (venillas que se revelan con un color rojizo en la superficie de la piel) y celulitis. Todos estos síntomas se agravan con el calor, por lo que el verano es una época de riesgo.
Cuando las venas no llevan la sangre de regreso al corazón en forma adecuada, las células que cubren las venas no reciben suficiente oxígeno, por ende liberan sustancias en la sangre. Estas sustancias producen inflamación. Como parte de la inflamación se presenta hinchazón. La hinchazón es un síntoma de la insuficiencia venosa y también dificulta el trabajo de las venas, aumentando de esta manera el problema de la insuficiencia venosa. Las mismas sustancias que producen la hinchazón aumentan la fragilidad de las venas. Esto podría contribuir a la formación de varices.
Como parte de la inflamación, los neutrófilos (células del sistema inmune) se ven atraídos hacia la zona y también obturan las venas. Esto puede producir trombosis. La obturación a causa de los neutrófilos dificulta el paso de la sangre por las venas, aumentando así el problema de insuficiencia venosa. Finalmente, las células que carecen de oxígeno también liberan factores del crecimiento, provocando un mayor crecimiento de las venas. Esto puede producir varices. El aumento del volumen de las venas también dificulta el bombeo de sangre de las venas de regreso hacia el corazón, de este modo aumentando aún más el problema de insuficiencia venosa. Por ende, la insuficiencia venosa no sólo puede contribuir con la trombosis y las varices, sino que también puede ocasionar más insuficiencia venosa.
El 55% de las personas entre 21 y 44 años sufre de insuficiencia venosa, lo que comúnmente se conoce como piernas cansadas. Más frecuente en mujeres que en los hombres, se produce cuando los vasos sanguíneos no conducen la sangre con normalidad, impiden su regreso al corazón y se estanca en las piernas, provocando una molesta sensación de piernas pesadas. Tomar ciertos medicamentos, exceso de peso, los embarazos, los antecedentes familiares y otras enfermedades como la hipertensión arterial o la diabetes mellitus son factores que empeoran sus síntomas.
Una deficiente circulación venosa ocasiona, en un principio, hinchazón de tobillos, pies y piernas, la aparición de pequeñas varículas, dolor, pesadez, adormecimiento y calambres. Pero cuando esta situación sigue se produce una coloración anormal en la piel de los tobillos y ocasiona edemas generalizados y varices, trastornos que pueden generar alteraciones y flebitis. Por ello, en el momento en que se detecten las primeras manifestaciones se debe tratar el problema. En sus etapas iniciales basta con un masaje con geles fríos para calmar la sensación de pesadez. No obstante, en fases más avanzadas es necesario recurrir a medicamentos hechos a base de plantas medicinales y en los casos más extremos la mejor solución es la cirugía.
Síntomas más comunes
Unido o no al síndrome varicoso es también muy frecuente en la población femenina, más aún con sobrepeso, la sensación de edematización, sobre todo en las piernas. Unas veces se manifiesta como engrosamiento y acúmulos celulíticos en las extremidades inferiores, en otras ocasiones la persona siente una importante retención de líquidos, pesadez, cansancio e inflamación de las piernas. Estos síntomas evidencian que existe una alteración de los sistemas de drenaje y de los linfáticos que propician una disminución del retorno de líquidos.
Hay ciertos hábitos alimenticios y de salud que nos pueden ayudar a mejorar esta condición:
Aumentar los alimentos que contenga Potasio. El Potasio junto con el Sodio regulan la eliminación de agua: el Potasio la elimina y el Sodio la retiene. Es importante poder eliminar el exceso de agua sin problemas. Además el Potasio ayuda a oxigenar el músculo cardiaco y a prevenir la tensión arterial. Alimentos que contienen Potasio: Arroz integral, copos de avena, cereales integrales, mijo, germén de trigo, levadura de cerveza, aguacate, todas las frutas frescas, las frutas secas como las ciruela pasas, orejones, frutos secos, todas las verduras y hortalizas.
Aumentar los alimentos con Vitamina E y B12. Alimentos ricos en vitamina E: aceites vírgenes prensados en frío, germen de trigo, germen de maíz y de soja, semillas de algodón y girasol, cacahuetes, olivas e hígado de bacalao. Alimentos ricos en vitamina B12: pescados grasos como el salmón o el atún, ternera, huevos, pollo, leche de vaca, yogures, queso, alga espirulina, levadura de cerveza.
Consideraciones dietéticas
A diferencia de occidente, las venas varicosas son muy raras en las partes del mundo donde se consumen dietas sin refinar y ricas en fibra, así como que una dieta pobre en fibra y rica en alimentos refinados contribuye a su desarrollo. La persona que hace una dieta pobre en fibra se esfuerza más al defecar. Ese esfuerzo aumenta la presión en el abdomen, que obstruye el flujo de sangre hacia las piernas, y puede debilitar tanto la pared de la vena originando venas varicosas o hemorroides como la pared del intestino grueso y producir divertículos en éste.
El componente más importante en el tratamiento y prevención de las venas varicosas y hemorroides es una dieta rica en fibra. También se pueden utilizar componentes naturales (semilla de psilio o zaragatona, avena integral, goma guar) que aumentan el volumen y tienen una acción laxante moderada por su capacidad de atraer agua y formar una masa gelatinosa.
Alimentos que ayudan a mejorar la circulación sanguínea:
Aceite de Oliva: Virgen Extra contiene mucha vitamina E, así como vitamina K que ayuda en la coagulación de la sangre.
Bioflavonoides: Protegen la circulación sanguínea, el colágeno y favorece la absorción de vitamina C. Forman parte de complejo P. Ayudan a proteger la permeabilidad capilar y los pequeños vasos sanguíneos. Son antihemorrágicos, antivaricosos y antiflebíticos. Están, por estas razones, indicados en los problemas de circulación sanguínea.
Cítricos: Hay tres tipos:
– Hisperidina-Citrina: se encuentra en el limón, naranja, albaricoque, mora, uva, pomelo. Son buenos además de para la circulación, para las infecciones y las inflamaciones.
– Rutina: Está en el trigo sarraceno y el rusco.
– Quercetina: Se encuentra en la corteza de ciertos frutos y árboles como la dimorphandra y es útil en el tratamiento de migrañas, alergias y artritis.
Fitoterapia
Hay 2 grupos de plantas medicinales que se utilizan para el tratamiento de la insuficiencia venosa:
Plantas venotónicas
Las plantas venotónicas poseen componentes que estimulan las fibras musculares de la pared venosa. Aumentan el vigor de la pared venosa y se oponen a la dilatación de la vena.
Dentro de las plantas venotónicas, el principal representante es el Ruscus.
Plantas con acción vitamínica P
El factor vitamínico P es un conjunto de sustancias que poseen una actividad equivalente: refuerzo de la resistencia venosa y disminución de la permeabilidad capilar. Estas sustancias pertenecen al grupo químico de los flavoides.
Las plantas con actividad vitamínica P son de gran eficacia en los problemas de insuficiencia venosa. Algunos ejemplos son: Castaño de Indias, Ciprés y Vid roja.
Amplio y de una más que probada eficacia resulta el repertorio de plantas tradicionalmente utilizadas como coadyuvantes en las diferentes afecciones circulatorias. Con acción de tónicos venosos y capilares (bolsa de pastor, rusco, castaño de indias, hidrastis, hamamelis, ginkgo biloba, grosellero negro, vara de oro, ciprés, bioflavonoides, milenrama, nogal, própolis y salvia), así como las vitaminas E y C, selenio y diversos oligoelementos (cobalto, manganeso, etc.) Sin menospreciar la función de diuréticos como abedul, cola de caballo, maíz y grama, y otros protectores cardiovasculares, por ejemplo muérdago y espino blanco.
Plantas que ayudan:
– Ginkgo biloba: Ayuda a transportar la sangre y el oxígeno al cerebro, dilata los vasos sanguíneos y aumenta la circulación, hace más elásticas las paredes arteriales y combate dolores y hormigueo en las piernas y brazos.
– Cayena: Es la más útil de las plantas estimulantes ya que ayuda a regular la fluidez del torrente sanguíneo, equilibrando y fortaleciendo el corazón, las arterias, los capilares y los nervios. Es un buen tónico para el sistema circulatorio y digestivo. Cuando la circulación es deficiente en las extremidades, resultando en manos frías y sabañones, la cayena resulta efectiva.
– Prickly Ash: Se puede usar como la Cayena pero es un poco más lento. En cualquier problema de circulación se puede utilizar esta planta, por ejemplo: sarpullidos, sabañones, venas varicosas y úlceras varicosas.
– Jengibre: Es muy útil en caso de mala circulación periférica, sabañones y calambres.
– Cola de Caballo: Estimula la curación de sarpullidos y sabañones. También actúa como diurético leve favoreciendo la eliminación de líquidos.
– Mostaza negra: Estimula la circulación.
– Romero: Actúa como estimulante de la circulación.
– Crisantemo: La planta de las hemorroides. Posee flavonoides y saponinas. Estas 2 clases de componentes actúan de manera complementaria y confieren a esta planta dos acciones esenciales que explican su gran éxito en la fitoterapia moderna: una importante acción vitamínica P y una acción hepatoprotectora y colerética.
– Hamamelis: Contra las varices. Tiene dos acciones diferentes a nivel del sistema circulatorio: Una acción “venotónica” y una acción vitamínica P. También es muy útil en caso de reglas demasiado abundantes.
– Meliloto: Mejora el tono venoso. Se le atribuyen propiedades diuréticas y antiespasmódicas, además, es un venotónico eficaz y un anticoagulante ligero. Por lo que resulta de interés en caso de varices y riesgo de flebitis.
– Rusco: Piernas más ligeras. Ejerce una acción vasoconstrictora, antiinflamatoria y antiedematosa, muy útil en el tratamiento de hemorroides y piernas cansadas. Permite desarrollar una actividad vitamínica P que mejora la resistencia de los capilares. Todas estas propiedades hacen que el rusco palie eficazmente los problemas ligados a la insuficiencia venolinfática y alivie los problemas venosos de los miembros inferiores, debidos por ejemplo, a la ingestión de la píldora anticonceptiva.
– Vid roja: Mejorar la circulación. Ejerce una importante actividad Vitamínica P que hacer disminuir la permeabilidad de los capilares y aumenta su resistencia.
Aplicaciones cosméticas
La aplicación cosmética de este producto se basa en la interacción de tres principios: la Mentha Piperita, el Mentol y la Escina del Castaño de Indias.
La Mentha piperita, por su acción calmante y antiséptica. El mentol posee acciones tonificantes y refrescantes, se usa principalmente en forma tópica como anti-prurítico, anestésico y contrairritante. Aplicado localmente, estimula los nervios de la percepción del frío y deprime los del dolor. Es activamente germicida con propiedades antiflamatorias , tónicas y descongestivas.
El extracto seco de la semilla del castaño de indias (la escina) se usa con éxito para el tratamiento de la insuficiencia venosa crónica.
La escina tiene efectos antiedematoso, antiinflamatorio y antiexudativo. Aumenta el tono vascular, ya que favorece una elevación de la resistencia y reduce la permeabilidad capilar en el sistema ciruclatorio de los miembros inferiores. Alivia el dolor de piernas, el prurito y la sensación de la fatiga y tensión.
El producto debe aplicarse con masajes circulares, siempre empezando por la zona del tobillo y continuando hacia arriba.