Medicina del antienvejecimiento

Para poder medir la eficacia de cualquier tratamiento de esta categoría es esencial, poder medir el grado de envejecimiento.

Los biomarcadores que nos ayuden en esta determinación, deben incluir valores que cambian con el envejecimiento, y proporcionar resultados altamente reproductibles.
Debe ser capaz de evaluar el estado de salud en un momento determinado, y el porcentaje de envejecimiento en ese momento.
Los biomarcadores subjetivos incluyen un cuestionario de síntomas, antecedentes familiares y factores de riesgo personal.
Los biomarcadores objetivos incluyen:
·        Biomarcadores estructurales, como la talla, el IMC, la masa grasa o la masa magra.
·        Biomarcadores funcionales: dentro de este grupo incluimos las funciones sensoriales, la vista y el oído.
Las funciones motoras referente al tiempo de movimiento o al movimiento con decisión.
Las funciones cognitivas como la memoria o el tiempo de reacción visual.
Las funciones pulmonares, y añadimos, la frecuencia cardiaca, la tensión arterial, la temperatura corporal y la fuerza de presión con la mano dominante.
·        Biomarcadores psicológicos, que incluyen el grado de estrés, el deterioro cognitivo, la sensación de bienestar y la determinación precoz de enfermedades neurodegenerativas.
·        Biomarcadores bioquímicos, con toda una batería de análisis.
El estrés oxidativo, con la determinación de una cantidad de antioxidantes. El nivel de glicosilación, mediante la determinación de la hemoglobina glicosilada. La inflamación por la proteína C reactiva.
Se miden también las alteraciones de la homeostasis: ácido-base, hormonal, coagulación, etc…
Y se determinan los factores de riesgo de enfermedades:
Riesgo cardio-vascular.
Riesgo metabólico.
Riesgo neuro degenerativo y tumoral.
Riesgo infeccioso, hepático, renal o autoinmune.

  • Biomarcadores genéticos.
  • Biomarcadores inmunológicos.
  • La forma física y biomarcadores complementarios, como ECO, densitometrís, TAC o prueba de esfuerzo.