Teoría del envejecimiento. Radicales libres

 Se producen en la mayor parte de las células corporales como consecuencia de las reacciones oxidativas propias del metabolismo celular, así como por la actividad de agentes tóxicos, y el organismo debe neutralizarlos para evitar la lesión de los tejidos. En 1969 se descubrió la superóxido dismutasa, una enzima cuya función es convertir dos aniones superóxidos en un oxígeno y un peróxido de hidrógeno, comprobándose así la existencia de una maquinaria biológica especial para la eliminación de radicales libres.
Las células están constantemente produciendo y neutralizando radicales libres para que no se acumulen, ya que son sustancias muy activas que cuando se producen en exceso son dañinas. Sin embargo, lo RL no son intrínsecamente malos, de hecho, nuestro propio cuerpo los fabrica en cantidades moderadas para luchar contra bacterias y virus.
            Los RL o “prooxidantes” son cualquier molécula independiente que tiene uno o más electrones sin aparear (ya sea por pérdida o ganancia) y, por tanto, son muy reactivos lo que les hace tener una vida media muy corta. En los tejidos se forman continuamente RL a partir de oxígeno molecular disuelto, como parte de la función normal de las células. Se producen con el metabolismo normal de los alimentos, con la respiración y el ejercicio, y al actuar sobre algunos de los componentes celulares más importantes (grasas, proteínas, ADN, etc.) dañan las células.
El término Especies Reactivas de Oxígeno (EROs) engloba a los radicales libres (átomos, iones o moléculas con uno o más electrones no apareados en su órbita más externa) y a las moléculas derivadas del oxígeno que tengas alta capacidad reactiva.
Los EROs se forman constantemente en el organismo para cumplir procesos fisiológicos, pero si se generan de forma inapropiada, o en  exceso, pueden tener efectos tóxicos que se agravan en presencia de los metales de transición como el hierro y el cobre.