28 Ene EL PROBLEMA DE LA INSUFICIENCIA VENOSA
Posted at 18:30h
in Dermatología, Medicina del antienvejecimiento, Plantas Medicinales, Presoterapia, Tratamientos estéticos, Varices
Los trastornos circulatorios de las piernas, afectan a un sector de la población cada vez más amplio. Según
los estudios epidemiológicos, cerca de un 80% de las personas adultas padecen a lo largo de su vida
problemas de piernas cansadas, hinchazón, edemas, calambres o várices, debido a una insuficiencia producida porque las venas no pueden transportar convenientemente la sangra hasta el corazón.
El trabajo sedentario, la falta de ejercicio, el exceso de peso, los embarazos, e incluso la edad son factores
que contribuyen a que este problema se haga cada vez más frecuente. En las piernas, el retorno venoso se realiza contra la fuerza de la gravedad gracias a la ayuda de la musculatura, que impulsa la sangre hacia arriba, y a un sistema especial de válvulas que se abren para permitir el ascenso, y se cierran cuando el músculo se relaja, para impedir el reflujo de la sangre hacia abajo.
En el caso de insuficiencia venosa, la consecuencia más frecuente es la aparición de várices, aunque los
síntomas comienzan por sensación de pesadez, cansancio, dolor, hormigueo, calambres nocturnos, sensación de calor, prurito, hinchazón de pies y tobillos, aparición de arañas vasculares (venillas que se revelan con un color rojizo en la superficie de la piel) y celulitis. Todos estos síntomas se agravan con el calor, por lo que el verano es una época de riesgo.
La insuficiencia venosa crónica no está bien definida. El término en sí mismo significa que las venas no están
funcionando suficientemente bien, pero no dice qué es lo que no hacen las venas o qué es lo que produce
la insuficiencia.
De acuerdo con Michiels, hay un círculo vicioso respecto de la insuficiencia venosa. Cuando las venas no
llevan la sangre de regreso al corazón en forma adecuada, las células que cubren las venas no reciben
suficiente oxígeno, por ende liberan sustancias en la sangre. Estas sustancias producen inflamación. Como
parte de la inflamación se presenta hinchazón. La hinchazón es un síntoma de la insuficiencia venosa y
también dificulta el trabajo de las venas, aumentando de esta manera el problema de la insuficiencia venosa.
Las mismas sustancias que producen la hinchazón aumentan la fragilidad de las venas. Esto podría contribuir
a la formación de várices.
Como parte de la inflamación, los neutrófilos (células del sistema inmune) se ven atraídos hacia la zona y
también obturan las venas. Esto puede producir trombosis. De todas formas, la obturación a causa de los
neutrófilos dificulta el paso de la sangre por las venas, aumentando así el problema de la insuficiencia venosa.
Finalmente, las células que carecen de oxígeno también liberan factores del crecimiento, provocando un
mayor crecimiento de las venas. Esto puede producir várices. El aumento del volumen de las venas también
dificulta el bombeo de sangre de las venas de regreso hacia el corazón, de este modo aumentando aún más
el problema de la insuficiencia venosa.
Por ende, la insuficiencia venosa no sólo puede contribuir con la trombosis y las várices, sino que también
puede ocasionar más insuficiencia venosa. Se debe encontrar la causa inicial de este problema, en caso de
que todavía esté presente. Pero además se debe hacer algo para terminar con el círculo vicioso de la
insuficiencia venosa. El tratamiento común para este problema en la medicina convencional son las medias
de compresión.
los estudios epidemiológicos, cerca de un 80% de las personas adultas padecen a lo largo de su vida
problemas de piernas cansadas, hinchazón, edemas, calambres o várices, debido a una insuficiencia producida porque las venas no pueden transportar convenientemente la sangra hasta el corazón.
El trabajo sedentario, la falta de ejercicio, el exceso de peso, los embarazos, e incluso la edad son factores
que contribuyen a que este problema se haga cada vez más frecuente. En las piernas, el retorno venoso se realiza contra la fuerza de la gravedad gracias a la ayuda de la musculatura, que impulsa la sangre hacia arriba, y a un sistema especial de válvulas que se abren para permitir el ascenso, y se cierran cuando el músculo se relaja, para impedir el reflujo de la sangre hacia abajo.
En el caso de insuficiencia venosa, la consecuencia más frecuente es la aparición de várices, aunque los
síntomas comienzan por sensación de pesadez, cansancio, dolor, hormigueo, calambres nocturnos, sensación de calor, prurito, hinchazón de pies y tobillos, aparición de arañas vasculares (venillas que se revelan con un color rojizo en la superficie de la piel) y celulitis. Todos estos síntomas se agravan con el calor, por lo que el verano es una época de riesgo.
La insuficiencia venosa crónica no está bien definida. El término en sí mismo significa que las venas no están
funcionando suficientemente bien, pero no dice qué es lo que no hacen las venas o qué es lo que produce
la insuficiencia.
De acuerdo con Michiels, hay un círculo vicioso respecto de la insuficiencia venosa. Cuando las venas no
llevan la sangre de regreso al corazón en forma adecuada, las células que cubren las venas no reciben
suficiente oxígeno, por ende liberan sustancias en la sangre. Estas sustancias producen inflamación. Como
parte de la inflamación se presenta hinchazón. La hinchazón es un síntoma de la insuficiencia venosa y
también dificulta el trabajo de las venas, aumentando de esta manera el problema de la insuficiencia venosa.
Las mismas sustancias que producen la hinchazón aumentan la fragilidad de las venas. Esto podría contribuir
a la formación de várices.
Como parte de la inflamación, los neutrófilos (células del sistema inmune) se ven atraídos hacia la zona y
también obturan las venas. Esto puede producir trombosis. De todas formas, la obturación a causa de los
neutrófilos dificulta el paso de la sangre por las venas, aumentando así el problema de la insuficiencia venosa.
Finalmente, las células que carecen de oxígeno también liberan factores del crecimiento, provocando un
mayor crecimiento de las venas. Esto puede producir várices. El aumento del volumen de las venas también
dificulta el bombeo de sangre de las venas de regreso hacia el corazón, de este modo aumentando aún más
el problema de la insuficiencia venosa.
Por ende, la insuficiencia venosa no sólo puede contribuir con la trombosis y las várices, sino que también
puede ocasionar más insuficiencia venosa. Se debe encontrar la causa inicial de este problema, en caso de
que todavía esté presente. Pero además se debe hacer algo para terminar con el círculo vicioso de la
insuficiencia venosa. El tratamiento común para este problema en la medicina convencional son las medias
de compresión.