22 Ene Consejos prácticos para problemas circulatorios
Una vez conocidos los factores de riesgo de padecer una insuficiencia venosa crónica, podemos conocer de forma intuitiva todas aquellas normas a seguir para mejorar el retorno sanguíneo. Podemos resaltar que la Insuficiencia Venosa Crónica es una enfermedad frecuente, infradiagnosticada y, por lo ta nto, poco tratada, que supone una merma importante de calidad de vida y qu e en gran parte se puede evitar.
Lo primero es adoptar hábitos de vida más saludables para prevenir el desarrollo de la
IVC. La sangre debe volver, en contra de la gravedad, desde los pies hasta el corazón. En
este difícil camino es ayudada por una serie de válvulas que impiden que vuelva a bajar, y
por la acción de bombeo de los músculos de las pantorrillas y de la planta de los pies, que al andar realizan una compresión de las venas. Cuando estamos tumbados y cuando hacemos ejercicio, el retorno venoso es óptimo, y se ve dificultado cuando estamos sentados o permanecemos quietos en pie. Por lo tanto, hacer más deporte, andar frecuentemente, o realizar pequeñas pausas en el trabajo para activar el drenaje venoso pueden ser de gran utilidad.
El movimiento reduce la presión venosa en los pies, incrementa el retorno venoso e induce la reabsorción de líquidos. En la población sana, la presión venosa en el empeine es de: – 85 mmHg en posición de pie, – 60 mmHg en posición sentada, – y disminuye a 25 mmHg durante el paseo. Como la presión oncótica del plasma es de 30 mmHg, caminando conseguimos el desplazamiento y la reabsorción del edema. En los casos de insuficiencia valvular y reflujos , como la deambulación no es suficientemente efectiva en la reducción de la presión venosa, son necesarias medidas complementarias como la compresión elástica y, cuando sea posible, la eliminación del reflujo mediante técnicas quirúrgicas o escleroterapia. El objetivo de las medidas a instaurar debe ser:
– Reducir la presión venosa con cambios antigravitacionales como la elevación de las piernas.
– Promover la venoconstricción con métodos físicos.
– Activar la bomba venosa mediante ejercicios.
– Mantener la movilidad articular del tobillo.
El sobrepeso , al aumentar la presión intraabdominal, dificultar el ejercicio y comprometer el drenaje venoso, es uno de los principales factores de riesgo de la IVC, por lo que una dieta equilibrada puede mejorarla. La dieta inadecuada es fuente de muchas otras enfermedades, y su corrección incide en la salud de múltiples formas (evita la progre sión de enfermedades cardíacas, diabetes, hipertensión, cáncer, arterioesclerosis…).
El cuidado e hidratación de la piel, los masajes, la natación , etc. son medidas asimismo
muy beneficiosas.
Cuando ya se ha iniciado la enfermedad, el diagnóstico a tiempo puede evitar que se
desarrollen estadios más graves con medidas leves (hábitos higiénico-dietéticos, ejercicio, etc.). La consulta al médico de primaria y la eventual derivación al especialista (Angiólogo y Cirujano Vascular) pueden yugular la progresión y estabilizar la situación. Dependiendo de la afectación y de la situación clínica, puede establecerse sólo profilaxis como hemos comentado previamente, instaurar tratamiento con venotónicos, compresión elástica o incluso tratamientos que mejoren, modulen o corrijan el drenaje venoso (escleroterapia, láser o cirugía en sus múltiples variantes). Para evaluar dichas opciones, el especialista se basará en:
– la clínica (signos y síntomas),
– la exploración física, y
– en estudios del sistema venoso (el método más frecuentemente usado es el eco-Doppler color, que permite una evaluación funcional y anatómica global del drenaje
venoso de las extremidades).
En los periodos estivales es importante recordar que es el momento del año en el que
suelen desarrollarse los primeros síntomas de la enfermedad o agravarse los ya presentes.
También es bueno pensar que las vacaciones son un momento muy adecuado para iniciar
hábitos más saludables para la vida (dieta adecuada, ejercicio, dedicar más tiempo al
cuidado del cuerpo) que luego, una vez instaurados, se continúen a lo largo del año y eviten o mejoren la evolución de la IVC.
Las temperaturas frías inducen venoconstricción y efectos antiinflamatorios, las duchas
frías ayudan a reducir el volumen del pie, del perímetro del tobillo y de los síntomas
subjetivos. Por el contrario, el calor produce vasodilatación y, en caso de exposición al
mismo, es recomendable la aplicación inmediata de duchas o baños fríos.
La exposición al sol en posición inmóvil provoca vasodilatación y favorece la
aparición de telangiectasias. Debe evitar se especialmente durante el mes posterior
a cualquier tratamiento de varices por el riesgo de pigmentación. Referente al papel del calor, hay que aclarar que lo realmente contraindicado es la exposición continuada al mismo, como ocurre en múltiples profesiones. Por esto, la prohibición de forma categórica de exposiciones transitorias como en las saunas, la depilación a la cera, etc. debe puntualizarse y prescribirse en casos concretos.
La aplicación de calor, por ejemplo, tratamientos con barro , está contraindicado en los
pacientes con IVC. Las saunas y baños turcos pueden usarse en períodos cortos si el
sujeto está tumbado e inmediatamente toma una ducha o baño frío.
La presencia de venas varicosas o IVC no contraindica la práctica de deporte, exceptuando los deportes de riesgo. Dependiendo del grado de IVC la utilización de unas
medias elásticas puede prevenir o disminuir el incremento de la presión venosa.
El paseo, además de que puede realizarse a cualquier edad, es la mejor forma de movilizar el éstasis venoso, pero debe ser con un paso enérgico. En pacientes con limitaciones mecánicas debe complementarse con medias elásticas y medios físicos como el masaje ascendente.
La presencia de úlceras no contraindica los ejercicios en baños termales, excepto en caso de infección o TVP reciente.
Si realizamos un repaso sintético de estas normas podemos nombrar:
– Evitar la posición estática durante largas horas. Si nuestra profesión o tareas
no nos lo permite, podemos activar la musculatura de las piernas mediante cortos
paseos o poniéndose de puntillas de forma periódica. Si es posible, alternaremos los
paseos con el reposo con pierna en alto.
– En los momentos de sobrecarga de las pier nas (por ejemplo, tras una larga jornada
laboral), podemos aliviar la sintomatología mediante duchas de agua fresca con recorrido ascendente (de tobillo a ingle) por la cara interna de la extremidad.
– Es aconsejable el uso de medidas de compresión elástica mediante medias o vendaje compresivo. Trataremos con más detalle este tema más adelante.
– No confundamos las medidas de compresión con el uso de ropa ajustada: aquella vestimenta que provoque una compresión selectiva en puntos de la extremidad y no de una forma gradual, estarán contraindicados.
– Imprescindible un correcto control del peso para evitar la obesidad.
– Evitar el estreñimiento crónico mediante la ingesta de abundante líquido y, si fuese necesario, hacer uso de laxantes ligeros.
– La enfermedad varicosa no contraindica el uso de anticonceptivos, pero aconseja un seguimiento periódico de la paciente.
– Durante el embarazo, y más a medida que avance éste, no es aconsejable abusar del sedentarismo . Si es necesario el reposo, es necesario el elevar las extremidades.
– Es necesario recordar que es necesaria una correcta higiene e hidratación de las piernas como norma básica y general.
Lo primero es adoptar hábitos de vida más saludables para prevenir el desarrollo de la
IVC. La sangre debe volver, en contra de la gravedad, desde los pies hasta el corazón. En
este difícil camino es ayudada por una serie de válvulas que impiden que vuelva a bajar, y
por la acción de bombeo de los músculos de las pantorrillas y de la planta de los pies, que al andar realizan una compresión de las venas. Cuando estamos tumbados y cuando hacemos ejercicio, el retorno venoso es óptimo, y se ve dificultado cuando estamos sentados o permanecemos quietos en pie. Por lo tanto, hacer más deporte, andar frecuentemente, o realizar pequeñas pausas en el trabajo para activar el drenaje venoso pueden ser de gran utilidad.
El movimiento reduce la presión venosa en los pies, incrementa el retorno venoso e induce la reabsorción de líquidos. En la población sana, la presión venosa en el empeine es de: – 85 mmHg en posición de pie, – 60 mmHg en posición sentada, – y disminuye a 25 mmHg durante el paseo. Como la presión oncótica del plasma es de 30 mmHg, caminando conseguimos el desplazamiento y la reabsorción del edema. En los casos de insuficiencia valvular y reflujos , como la deambulación no es suficientemente efectiva en la reducción de la presión venosa, son necesarias medidas complementarias como la compresión elástica y, cuando sea posible, la eliminación del reflujo mediante técnicas quirúrgicas o escleroterapia. El objetivo de las medidas a instaurar debe ser:
– Reducir la presión venosa con cambios antigravitacionales como la elevación de las piernas.
– Promover la venoconstricción con métodos físicos.
– Activar la bomba venosa mediante ejercicios.
– Mantener la movilidad articular del tobillo.
El sobrepeso , al aumentar la presión intraabdominal, dificultar el ejercicio y comprometer el drenaje venoso, es uno de los principales factores de riesgo de la IVC, por lo que una dieta equilibrada puede mejorarla. La dieta inadecuada es fuente de muchas otras enfermedades, y su corrección incide en la salud de múltiples formas (evita la progre sión de enfermedades cardíacas, diabetes, hipertensión, cáncer, arterioesclerosis…).
El cuidado e hidratación de la piel, los masajes, la natación , etc. son medidas asimismo
muy beneficiosas.
Cuando ya se ha iniciado la enfermedad, el diagnóstico a tiempo puede evitar que se
desarrollen estadios más graves con medidas leves (hábitos higiénico-dietéticos, ejercicio, etc.). La consulta al médico de primaria y la eventual derivación al especialista (Angiólogo y Cirujano Vascular) pueden yugular la progresión y estabilizar la situación. Dependiendo de la afectación y de la situación clínica, puede establecerse sólo profilaxis como hemos comentado previamente, instaurar tratamiento con venotónicos, compresión elástica o incluso tratamientos que mejoren, modulen o corrijan el drenaje venoso (escleroterapia, láser o cirugía en sus múltiples variantes). Para evaluar dichas opciones, el especialista se basará en:
– la clínica (signos y síntomas),
– la exploración física, y
– en estudios del sistema venoso (el método más frecuentemente usado es el eco-Doppler color, que permite una evaluación funcional y anatómica global del drenaje
venoso de las extremidades).
En los periodos estivales es importante recordar que es el momento del año en el que
suelen desarrollarse los primeros síntomas de la enfermedad o agravarse los ya presentes.
También es bueno pensar que las vacaciones son un momento muy adecuado para iniciar
hábitos más saludables para la vida (dieta adecuada, ejercicio, dedicar más tiempo al
cuidado del cuerpo) que luego, una vez instaurados, se continúen a lo largo del año y eviten o mejoren la evolución de la IVC.
Las temperaturas frías inducen venoconstricción y efectos antiinflamatorios, las duchas
frías ayudan a reducir el volumen del pie, del perímetro del tobillo y de los síntomas
subjetivos. Por el contrario, el calor produce vasodilatación y, en caso de exposición al
mismo, es recomendable la aplicación inmediata de duchas o baños fríos.
La exposición al sol en posición inmóvil provoca vasodilatación y favorece la
aparición de telangiectasias. Debe evitar se especialmente durante el mes posterior
a cualquier tratamiento de varices por el riesgo de pigmentación. Referente al papel del calor, hay que aclarar que lo realmente contraindicado es la exposición continuada al mismo, como ocurre en múltiples profesiones. Por esto, la prohibición de forma categórica de exposiciones transitorias como en las saunas, la depilación a la cera, etc. debe puntualizarse y prescribirse en casos concretos.
La aplicación de calor, por ejemplo, tratamientos con barro , está contraindicado en los
pacientes con IVC. Las saunas y baños turcos pueden usarse en períodos cortos si el
sujeto está tumbado e inmediatamente toma una ducha o baño frío.
La presencia de venas varicosas o IVC no contraindica la práctica de deporte, exceptuando los deportes de riesgo. Dependiendo del grado de IVC la utilización de unas
medias elásticas puede prevenir o disminuir el incremento de la presión venosa.
El paseo, además de que puede realizarse a cualquier edad, es la mejor forma de movilizar el éstasis venoso, pero debe ser con un paso enérgico. En pacientes con limitaciones mecánicas debe complementarse con medias elásticas y medios físicos como el masaje ascendente.
La presencia de úlceras no contraindica los ejercicios en baños termales, excepto en caso de infección o TVP reciente.
Si realizamos un repaso sintético de estas normas podemos nombrar:
– Evitar la posición estática durante largas horas. Si nuestra profesión o tareas
no nos lo permite, podemos activar la musculatura de las piernas mediante cortos
paseos o poniéndose de puntillas de forma periódica. Si es posible, alternaremos los
paseos con el reposo con pierna en alto.
– En los momentos de sobrecarga de las pier nas (por ejemplo, tras una larga jornada
laboral), podemos aliviar la sintomatología mediante duchas de agua fresca con recorrido ascendente (de tobillo a ingle) por la cara interna de la extremidad.
– Es aconsejable el uso de medidas de compresión elástica mediante medias o vendaje compresivo. Trataremos con más detalle este tema más adelante.
– No confundamos las medidas de compresión con el uso de ropa ajustada: aquella vestimenta que provoque una compresión selectiva en puntos de la extremidad y no de una forma gradual, estarán contraindicados.
– Imprescindible un correcto control del peso para evitar la obesidad.
– Evitar el estreñimiento crónico mediante la ingesta de abundante líquido y, si fuese necesario, hacer uso de laxantes ligeros.
– La enfermedad varicosa no contraindica el uso de anticonceptivos, pero aconseja un seguimiento periódico de la paciente.
– Durante el embarazo, y más a medida que avance éste, no es aconsejable abusar del sedentarismo . Si es necesario el reposo, es necesario el elevar las extremidades.
– Es necesario recordar que es necesaria una correcta higiene e hidratación de las piernas como norma básica y general.