20 Nov El envejecimiento cutáneo
La piel es uno de los órganos más importantes de nuestro organismo y, al igual que los demás, el paso del tiempo ralentiza y deteriora sus funciones. El envejecimiento cutáneo es la suma de las causas intrínsecas o cronológicas ( cambios histológicos y fisiológicos ) y de las causas extrínsecas ( exposición solar, tabaco, estrés, … ).
Los cambios fisiológicos producidos durante el proceso de envejecimiento implican un deterioro de la función barrera protectora, una disminución de la renovación de las células epidérmicas, del número de melanocitos y queratocitos, una disminución en la formación de las células de fibroblastos ( responsables de sintetizar el colágeno y la elastina del tejido conjuntivo ). También se produce una reducción del número y diversidad de las células de Langerhans y las células T que forman parte del sistema inmunológico. Todos estos cambios provocan los efectos visibles y evidentes del envejecimiento cutáneo: aparición de arrugas, líneas de expresión, disminución del espesor de la epidermis, atrofia, manchas cutáneas, pérdida de elasticidad y tonacidad cutáneas.
En el caso del envejecimiento prematuro o actínico las causas están relacionadas con la edad, los factores ambientales y el modo de vida. El 80% de los signos visibles de este envejecimiento están causados por los rayos UV. No solo el exceso de bronceado o las quemaduras que podemos sufrir ocasionalmente en nuestra piel, producen daños graves, sino que las dosis moderadas que vamos recibiendo diariamente, son, a largo plazo una amenaza real para la salud y belleza de nuestra piel. A este envejecimiento de las células lo conocemos como fotoenvejecimiento. Las principales causas son los radicales libres.
Los radicales libres son unas pequeñas moléculas producidas por efecto del sol, la contaminación o el tabaco, que dañan las membranas de las células e incluso pueden lesionar las cadenas de ADN, que contienen la información genética.
El retinol, forma pura de la vitamina A, se encuentra presente en la yema de huevo, la leche, el hígado, y en las hortalizas como la zanahoria, la cual contiene ß-caroteno, considerado como provitamina A, porque es capaz de suministrar, mediante reacciones enzimáticas 2 moléculas de retinol.
2. Aumenta la síntesis de colágeno en la piel.
3. Inhibe la atrofia del tejido conjuntivo, existen estudios que muestran que el retinol es capaz de disminuir la atrofia de la piel producida por el uso de corticoides.
4. Estimula la formación de los glucosaminoglicanos, macromoléculas del tejido conjuntivo responsables del contenido óptimo del agua en la piel.