26 Nov CELULITIS: CÓMO VENCERLA DE MODO NATURAL
La celulitis es un trastorno común en las mujeres que, en estados avanzados, puede dar lugar a problemas de difícil solución como flacidez, edemas, varices, estrías y piernas cansadas. Los tratamientos naturales, solos o combinados entre sí, pueden evitar su aparición y también acabar con ella.
¿En qué consiste la celulitis?
La celulitis es una hipertrofia de las células adiposas, es decir, los líquidos intersticiales, las grasas y las toxinas que no han sido transportadas y posteriormente eliminadas, se depositan en las células grasas o adipocitos, provocando que éstas se hinchen y aumenten de tamaño.
Como consecuencia de la hinchazón, estas células comprimen todo lo que tienen a su alrededor, entorpeciendo la circulación sanguínea y linfática y, por lo tanto, la eliminación de residuos y toxinas.
Si este trastorno no se trata a tiempo, las células adiposas siguen engordando y el tejido conjuntivo, al no ser abastecido adecuadamente, se debilita y pierde firmeza, volviéndose más flácido. El resultado es la denominada “piel de naranja”, una piel llena de bultos que se perciben a simple vista o pellizcando levemente la piel.
En estados avanzados, la celulitis puede crear otros problemas de difícil solución como flacidez, edemas, varices, estrías y piernas cansadas.
La diferencia entre obesidad y celulitis reside en que, en la primera, la grasa se reparte de forma más generalizada y el tejido conjuntivo apenas se degenera, mientras que la celulitis se instala en zonas muy específicas del cuerpo, como caderas, glúteos, vientre, muslos, rodillas y tobillos, y además, el tejido subcutáneo se inflama con infiltración de nódulos dolorosos al tacto y depósitos adiposos.
Tipos de celulitis
Celulitis edematosa
Se presenta con hinchazón, debido a la retención anormal de líquidos, y se localiza en las extremidades inferiores, desde los tobillos hasta los glúteos. En una fase avanzada resulta dolorosa, las piernas tienen forma de columnas gruesas y los líquidos se concentran más en los tobillos, pantorrillas y rodillas, al tacto se aprecian los nódulos bajo la piel.
Este tipo de celulitis puede aparecer desde la pubertad y si no se corrigen las causas, evoluciona y se extiende rápidamente.
Celulitis blanda
Se caracteriza por la flacidez y poca consistencia de los tejidos, y en ella la superficie cutánea cambia de aspecto según la postura que se adopte. Al tacto provoca dolor, resulta blanda y pastosa y se perciben los nódulos. También puede ir acompañada de sensación de pesadez y pequeñas varices.
Suele presentarse en las obesidades celulíticas, cuando se realizan repetidos tratamientos de adelgazamiento con pérdida de mucho peso. Puede concentrarse en caderas, glúteos, muslos y tripa o bien ser más generalizada abarcando una superficie.
Celulitis dura
Este tipo se suele dar más en casos de celulitis muy localizadas. Entre sus particularidades destacan su gran consistencia, lo que la hace muy difícil de eliminar, y el engrosamiento considerable de los tejidos. Tal es así, que la piel, la grasa y los músculos parecen que estén soldados, por lo que al tacto no se detectan los típicos nódulos de la celulitis. Además, la piel pierde la elasticidad y se vuelve dura y tensa, provocando en ocasiones estrías.
Celulitis mixta
Se caracteriza por que tiene aspectos de la celulitis edematosa y de la blanda, y presenta flacidez de los tejidos y acumulación de líquidos localizados en diferentes zonas del cuerpo.
Cómo combatir la celulitis
La prevención es la mejor medida para combatir la celulitis, pero cuando el problema ya está presente es preciso actuar de una manera rápida y eficaz. Las terapias naturales son útiles para vencer a esta insistente enemiga.
Hidroterapia
En el campo de la hidroterapia hay varios tratamientos de gran ayuda, pero siempre como complementos de otras terapias. Los baños de oxígeno, ácido carbónico, ozono, esencias aromáticas y algas marinas, así como baños y lodos termales, estimulan la circulación venosa, arterial y linfática, consiguiendo así que el organismo libere toxinas y líquidos acumulados, lo que mejorará el estado de la celulitis, sobre todo la edematosa y la blanda.
El hidromasaje está muy indicado en los casos de celulitis más generalizada, ya que actúa sobre la superficie del cuerpo por igual. No obstante, para conseguir resultados contundentes es más recomendable el linfodrenaje.
Algunas esencias de aromaterapia como la lavanda, orégano, ciprés y limón, tienen efectos anticelulíticos y se pueden incorporar al baño bien aplicar directamente sobre la zona afectada, mezclados con aceite de almendras dulces.
El masaje
Como terapia de apoyo, puede resultar de gran beneficio tanto en la celulitis localizada como en la generalizada, siempre que se sepa realizar.
Este beneficio se traduce en un aumento de la secreción de las glándulas sudoríparas y sebáceas, la estimulación de las terminaciones nerviosas cutáneas y la circulación linfática y venosa, y una mejora del metabolismo celular, favoreciendo por tanto la eliminación de toxinas y residuos.
Es importante saber aplicar el masaje en cada caso específico. Para la celulitis, las manipulaciones deben ser suaves y hay que utilizar las técnicas menos agresivas y traumatizantes. Cuando se trata de una celulitis en una segunda o tercera fase, donde hay dolor, el masaje debe ser muy ligero, superficial y de corta duración. Los masajes largos suelen ser contraproducentes, ya que pueden bloquear el drenaje linfático. Además, una manipulación profunda y violenta irrita el tejido subcutáneo y la situación se puede agravar.
Mesoterapia
Esta técnica consiste en el empleo de inyecciones múltiples de compuestos homeopáticos sobre la zona afectada. La mesoterapia tiene una doble acción: la física, que es la estimulación de la piel por medio de las agujas, y la que proporcionan los productos infiltrados. Esta terapia está indicada en el caso de celulitis localizada, puesto que en la generalizada sería muy poco útil, además de costosa.
Cosmética natural
La cosmética natural anticelulítica, ya sea en cremas, geles o aceites para potenciar su efecto, debe ir siempre acompañada de un masaje específico; así que conseguirá que los principios activos penetren mejor, se active la microcirculación sanguínea más superficial y se tonifiquen los tejidos.
Los aceites alcanforados de brezo, enebro, sauco, tilo, hisopo, romero y laurel están recomendados por su acción diurética, descongestiva, vasomotora y sedante. En cuanto a las cremas, las elaboradas a base de extractos vegetales como la árnica, centella asiática, rusco, hiedra teofilina y fucus vesiculosus, favorecen la circulación sanguínea, la disolución de los depósitos de grasa y el drenaje de líquidos; así mismo, mejorando el estado de la piel de naranja.
Los preparados cosméticos elaborados con sustancia como el yodo, algas marinas y bilis yodada también son utilizados por su acción reductora.
Recomendaciones dietéticas
La dieta debe ser rica en fibra, vitaminas y minerales. Las mejores fuentes son las frutas y verduras que depuran el organismo de los depósitos tóxicos, y ayudan a los órganos excretores a eliminarlos.
Entre los alimentos más indicados están los tomates, ajos, alfalfa, pepino, cebolla, piña, papaya, limón pomelo, perejil, col, repollo, hinojo, zanahoria y cereales integrales (avena, mijo, cebada).
Las vitaminas más necesarias son la E y la C (esta última regula la formación de las sustancias que mantienen las células unidas). En cuanto a los minerales, no deben faltar el calcio, magnesio, potasio y sobre todo el hierro, responsable de que las células de los tejidos estén siempre oxigenadas.
También resultan de gran ayuda algunos complementos dietéticos como la lecitina de soja, linaza, enzimas digestivas, tiroxina y Kelp (alga marina).
Por el contrario, hay que eliminar de la dieta las bebidas gaseosas, té, café, alcohol, carnes grasas, embutidos, salsas y especias, comidas enlatadas y fritas, sal, grasas, dulces y productos refinados.