20 Jul LA PIEL
Una piel íntegra contribuye, sin duda alguna, a dar una impresión positiva de la apariencia de una persona, mejora su autoestima y su relación con el mundo exterior. Pero la piel también desempeña funciones muy importantes para el organismo, nos protege y actúa como barrera natural entre el cuerpo y su entorno. Una de las principales funciones de la piel es proteger al cuerpo de la deshidratación y regular el equilibrio agua-electrolitos. Una piel seca, ya no puede cumplir estas funciones de manera adecuada.
A pesar de ser muy común, la piel seca puede estar causada por muchos factores diferentes, como son la herencia genética, la exposición al frío o al sol y por algunas enfermedades como la diabetes o la dermatitis atópica. También influyen otros factores que pueden provocar la sequedad de la piel, como la calefacción, el aire acondicionado, el humo del tabaco o incluso el roce con la ropa.
La piel consta de tres capas: epidermis, dermis e hipodermis. De estas tres capas, la epidermis, que es la más extensa, es la que actúa como barrera protectora.
La epidermis tiene una estructura que hace que actúe como una “pared hermética”. La epidermis está formada por un entramado de células, los queratocitos, que están unidos entre sí por capas de lípidos fisiológicos. El modelo de estructura, es comparable al de una pared “ladrillo-cemento”, los ladrillos serían lo queratocitos y el cemento, los lípidos fisiológicos (ceramidas, colesterol y ácidos grasos libres). Esta estructura contiene sustancias humectantes naturales que favorecen la retención de humedad.
Así pues, lo queratocitos, los lípidos fisiológicos y los factores de retención hídrica forman una unidad fundamental que protege la piel de la pérdida de hidratación.