19 Mar EL SUEÑO, FUENTE DE BELLEZA
Los estudios realizados hasta el momento nos han mostrado que durante el sueño se producen procesos de reparación y restauración, necesarios para la salud física y mental, y para el correcto funcionamiento de los sistemas endocrino, metabólico e inmune.
También es conocido que el dormir poco o mal repercute directamente en distintos aspectos de nuestra vida, tanto físicos como psíquicos. Despertarse en las primeras horas de la noche, durante la fase de sueño profundo, hace que el sueño sea menos reparador y al día siguiente existe una sensación de mayor aturdimiento. La interrupción de la fase profunda del sueño se asocia con un deterioro de la salud mental y somática, disminución de la respuesta inmune, aumento del riesgo de enfermedad cardiovascular, diabetes y mayor riesgo de depresión.
Los últimos avances nos indican que también la regeneración de nuestros tejidos tiene lugar durante el sueño y concretamente durante la fase profunda. La persona que duerma mal expresa claramente su falta de regeneración tisular. Aparecen las típicas “ojeras” que mejora con solo dormir las horas necesarias.
La fase profunda de sueño aparece a las pocas horas de conciliar el sueño. Entre las 0 y las 4 de la madrugada es cuando el cerebro duerme más profundamente, y es precisamente en este periodo donde nuestros tejidos se reproducen, es decir, regeneran, con mayor intensidad. La regeneración tisular durante la noche se debe a la influencia de la hormona del crecimiento. Esta hormona, que nos hace crecer cuando somos pequeños, también nos ayuda de mayores. Aporta las condiciones necesarias para que nuestras células se dividan y nazcan de nuevas, propiciando así la renovación de los tejidos.