24 Dec Evolución de los rellenos dérmicos
A principios de la década de los 2000, la mayoría de los fabricantes de rellenos que contenían ácido hialurónico ofrecían sólo dos tipos de productos: uno para arrugas moderadas y otro para arrugas severas. El desarrollo de los materiales dedicados al llenado de volúmenes significó un gran avance para la dermatología. A partir de ese momento, en el campo de la medicina estética, el rostro humano comenzó a percibirse en tres dimensiones, como relieve hecho de elevaciones y depresiones.
Los voluminizadores son utilizados para agregar o restaurar el volumen facial donde sea necesario, por ejemplo corrección de la parte media de las mejillas, la mandíbula, el área temporal y los contornos faciales.
Cuando un paciente desea un tratamiento estético completo de la cara, comenzamos con la corrección de la pérdida de volumen que, permite recuperar los contornos originales de una cara joven. Luego recurrimos a los fillers más blandos para tratar las arrugas específicas restantes.
La evolución de los materiales de relleno se ha beneficiado enormemente de los avances tecnológicos que ahora hacen que sus resultados sean inmediatamente visibles, lo que permite que los médicos controlemos los cambios faciales directamente durante el procedimiento estético. Además, los esfuerzos para aumentar la comodidad de los pacientes también alcanzaron la vanguardia durante estos últimos años, utilizando principalmente fillers que contienen lidocaína anestésica. Para los pacientes con un umbral de dolor relativamente bajo, estos productos hacen que el procedimiento sea prácticamente indoloro, lo que alivia las preocupaciones asociadas con su implementación.
En la actualidad, los rellenos dérmicos tienen capacidad para respetar las expresiones faciales, manteniendo un aspecto natural, preservando la dinámica y la adaptabilidad, gracias a su capacidad para acompañar el movimiento de los grupos musculares dinámicos de la cara.