La Migraña

Prevención de la migraña: La metisergida es eficaz en la prevención, pero es necesario llevar una adecuada vigilancia del paciente. Se debe practicar una exploración física cada seis meses, buscando soplos cardiacos signos de fibrosis retroperitoneal. El tratamiento profiláctico a largo plazo, mediante el tartrato de ergotamina y el clorodiazepóxido aparentemente es inocuo si se tolera en el periodo inicial. El uso de tranquilizantes; sedantes y antidepresivos tiene valor como tratamiento complementario.

Tratamiento de la crisis de migraña: El tartrato de ergotamina, aunque no es el medicamento ideal, continúa siendo el de elección en forma aislada. Existen muchas combinaciones orales. Cuando existe náuseas, conviene utilizar supositorios a base de derivados del cornezuelo del centro. Si la náusea es severa, agregue un supositorio de proclorperazina. Las tabletas sublinguales de cornezuelo, si están disponibles, pueden ser útiles para controlar la náusea, aunque la preparación inyectable es la indicada cuando el paciente aprenda a autoaplicársela.

Otro tipo de tratamiento para la migraña: Los analgésicos comunes no tienen efecto terapéutico significativo, excepto en los casos muy leves o cuando son utilizados en combinación con barbitúricos. Los narcóticos son efectivos en la cefalea severa cuando se utilizan con cautela en pacientes sensibles. Muchos pacientes logran atenuar los síntomas de la migraña descansando en un cuarto oscuro y silencioso.

La cefalea en el niño: Para la profilaxis de la migraña se recomienda una combinación de tartrato de ergotamina, la mitad de la dosis que se emplea para el adulto, dos veces al día o una cucharadita de difenhidramina, 2 a 3 veces al día. Las crisis agudas de migraña se tratan con derivados de cornezuelo de centeno, por vía oral.

Apoyo psicológico: Se deben programar una serie de entrevistas durante varias semanas. La dosis de los fármacos deberá disminuirse gradualmente, estimulando al paciente para que hable sobre sus problemas y no sobre las crisis dolorosas. El médico nunca deberá mostrarse apresurado o impaciente, ni reflejar disgusto cuando el paciente muestra sus frustraciones. Trate de que el enfermo sea menos perfeccionista.