¿Cómo afecta el déficit hormonal en la piel?

El envejecimiento de la piel, su adelgazamiento y atrofia comienza a partir de los 30 años, y se intensifica entre los 40 y los 50. En este envejecimiento influyen entre otros factores los ambientales, como la exposición a la radiación solar, el tabaco, los factores asociados al proceso del envejecimiento en sí, y los factores hormonales.

Después de la menopausia se produce  una atrofia progresiva de la epidermis, una disminución del contenido de colágeno de la dermis, una disminución de la vascularización de la piel, y una disminución de la secreción de las glándulas sebáceas. Todo esto da lugar a una piel más fina, blanca y seca, menos elástica y más vulnerable a las agresiones externas.

Aunque durante la postmenopausia aparecen múltiples alteraciones dermatológicas como prurito, sequedad, debilitamiento o pérdida del pelo, debilitamiento y diversas alteraciones en el crecimiento de las uñas, aparición o aumento de lunares, intolerancia al frío, o fenómeno de Raynaud, la evidencia aportada por los estudios epidemiológicos no es concluyente en cuanto a que la causa de dichas alteraciones sea la diferencia estrogénica.

Aunque no es posible delimitar hasta qué punto el hipoestrogenismo es responsable de los cambios que se producen en la piel tras la menopausia, su influencia es clara ya que la piel contiene receptores esteroideos. Se han encontrado dichos receptores en las células epidérmicas, en los fibroblastos de la dermis y en los anejos cutáneos. Y lo que es más, se ha identificado una proteína, la P29, relacionada con el receptor estrogénico en la epidermis, en las glándulas sebáceas y en los folículos pilosos.

Después de la menopausia, se produce una disminución de la vascularización de la dermis, una disminución del diámetro de sus vasos. Además, el grosor de la epidermis disminuye en ausencia del estímulo estrogénico que influía en la velocidad de las mitosis de las células epidérmicas. También la dermis disminuye en grosorl Esto se debe a que su contenido en colágeno, tipos I y III, disminuye marcadamente tras la menopausia. Se ha calculado que esta disminución es de un 2% anual, independientemente a la edad. La pérdida parece ser más rápida durante los 5 primeros años de la postmenopausia, llegando a perderse durante ese tiempo alrededor de un 30% del colágeno total.