21 May Mujer y envejecimiento
Hay un perfil específico en el patrón de longevidad femenino. Dos características son clave en la definición del mismo, la mayor longevidad que alcanzan las mujeres, y un perfil único de morbimortalidad para las grandes patologías crónicas.
Junto al cáncer, donde las formas ligadas al aparato reproductor imponen una característica diferencial, la enfermedad cardiovascular, las musculoesqueléticas y las ligadas al sistema nervioso central presentan caracteres propios.
De acuerdo con la mayor longevidad de la mujer, las tasas de mortalidad tienen curvas de incidencia desplazadas hacia edades más avanzadas. Sin embargo, la morbilidad es mayor en mujeres, particularmente en enfermedades que no presentan mortalidad directa a corto plazo, tales como las musculoesqueléticas o las ligadas al deterioro cognitivo. La mujer sufre, por tanto, peor calidad de vida en su más larga longevidad.
Hay una percepción muy extendida sobre la relación que hay entre la función hormonal ovárica y ciertas enfermedades crónicas. Aunque en algunos campos como la esfera cognitiva o la cardiovascular las asociaciones están en discusión, la dependencia es más clara en campos como la osteoporosis o diversos aspectos de la calidad de vida.
Las propias mujeres viven el momento de la pérdida de la función ovárica (menopausia) como un marcador biológico de senectud. La relación estrecha de las hormonas con diferentes órganos y sistemas constituye un punto de partida crucial para los palanes de salud de la mujer. Diferentes sociedades científicas abordan la salud femenina en la segunda mitad de la vida sobre estas bases, que integran una visión global de la longevidad femenina.