El envejecimiento cutáneo

El envejecimiento cutáneo : factores intrínsecos y extrínsecos

El envejecimiento cutáneo se ha de considerar como un proceso inevitable y progresivo; la piel está continuamente sometida a pequeñas modificaciones que tienen lugar con el paso del los años. Estas alteraciones se deben tanto a factores intrínsecos como extrínsecos.

Los factores intrínsecos: la edad, sexo, constitución o características genéticas; conducen al envejecimiento intrínseco que no podemos evitar, pero sí corregir o disimular sus consecuencias.

Los factores extrínsecos comprenden tanto factores internos debidos a alteraciones patológicas; como los externos, entre los que destacan los medioambientales (radiaciones ionizantes y solares, polución, temperatura, viento) y el estilo de vida (consumo de tabaco, alcohol, desórdenes de alimentación, vida sedentaria, situaciones de stress). La protección contra estos factores, así como un estilo de vida adecuado, pueden prevenir un envejecimiento prematuro.

Todos estos factores ocasionan cambios morfológicos, histológicos, bioquímicos y endocrinos en los tejidos, que se caracterizan por:

  • Alteraciones superficiales a nivel epidérmico, dérmico, anejos cutáneos, sistema pigmentario e inmunológico de la piel y alteraciones hormonales.
  • Alteraciones a nivel de los capilares dérmicos, sobre todo los localizados en la unión dermo-epidérmica y variaciones anatómicas en los nervios, con pérdida de sensibilidad, sobre todo al calor.
  • Alteraciones profundas con atrofia de tejido adiposo

Tanto el envejecimiento intrínseco o cronológico, como el extrínseco se superponen a lo largo de la vida y el efecto de uno u otro no puede ser siempre claramente diferenciado.