Consiste en una preocupación excesiva por un defecto físico inexistente, o la sobrevaloración patológica de un pequeño defecto real.

Es uno de los trastornos que más se ha asociado a la demanda de tratamientos de estética. Son pacientes con pensamientos obsesivos y ejecutan rituales repetitivos delante del espejo, lo cual siempre les muestra su imagen distorsionada. Además usan conductas de camuflaje del defecto, como el maquillaje de la zona etc..

En muchas series de casos los pacientes presentan una nueva zona dismorfofóbica, tras corregir quirúrgicamente el supuesto defecto inicial, así como reincidir en llamadas y visitas.

Aproximadamente el 30 % de los pacientes a los que se les diagnostica el trastorno dismórfico corporal, ya han sido operados una o varias veces. La norma en estos pacientes es la insatisfacción con los tratamientos estéticos, y pueden presentar rasgos narcisistas paranoides.

Esta es una patología que puede ser inducida culturalmente, como se encontró en un estudio que midió la influencia de los reality-shows. Por otro lado la depresión es la co-morbilidad más frecuente.

Sería necesario utilizar en el futuro instrumentos que midan la insatisfacción con la imagen corporal de forma específica.