LA MENOPAUSIA Y SU IMPACTO EN LA PIEL

El periodo inmediatamente anterior, cuando comienzan los cambios endocrinos premonitorios de la menopausia, y el primer año posterior a la misma se denomina perimenopausia o climaterio. El tiempo que sigue a la última menstruación hasta los 65 años, momento que empieza la senectud, se denomina post-menupausia. La menopausia se produce entre los 45 y los 55 años en el 65-70% de las mujeres. Un 25% antes de los 45 años, y un 5-10% después de los 55, sobre todo en las sociedades más desarrolladas. Solo un 1% de las mujeres tienen la menopausia de forma espontánea antes de los 40 años. En estos casos suelen estar implicados otros factores deletéreos como las infecciones virales, la enfermedad de Addison, la artritis reumatoide, la diabetes mellitus y la miastenia gravis. El hecho de que en la perimenopausia se produzcan una serie de cambios bruscos, muchos de los cuales son el pórtico del envejecimiento, hace que el interés de retrasar esta situación se haya universalizado en las sociedades desarrolladas Cambios fisiológicos de la perimenopausia y postmenopausia 1.- Cambios hormonales: Descenso de estrógenos, descenso de progestágenos, aumento relativo de andrógenos, descenso de globulina transportadora de hormonas sexual, ausencia de inhibina y aumento de gonadotropinas. Esto explica el predominio androgénico, y con ello, algunos de los cambios cutáneos que se producen en las mujeres postmenupáusicas como hipertricosis y alopecia. 2.- Cambios del ciclo menstrual: Aparece hiper-poli-oligo-menorrea que presentan el 90% de las mujeres desde meses o años antes de la pérdida definitiva de la menstruación. 3.- Cambios en el tracto uro-genital: Los bajos niveles hormonales facilitan la atrofia ovárica, reduciéndose su tamaño y desapareciendo progresivamente los folículos de Graaf. El útero se empequeñece y parte de sus fibras musculares se sustituyen por tejido fibroso. La vagina se acorta y se estrecha, el epitelio que la recubre se adelgaza a la vez que es mayor su cornificación. El pH vaginal aumenta y las infecciones se vuelven más frecuentes. Los genitales externos se atrofian. El epitelio del tracto urinario se hace más fino, y se facilitan las infecciones las infecciones de las vías bajas. 3.- Cambios vasomotores: Se manifiestan por sofocos y sudores que pueden persistir unos 5 años, y de los que sólo se libran un 20% de las mujeres. 5.- Cambios óseos: También la deficiencia estrogénica disminuye la sensibilidad del hueso a la PTH (paratohormona), aumenta los niveles de calcitonina y la absorción intestinal del calcio, favoreciendo la osteoporosis, que padecen un 20% de las mujeres de más de 45 años. 6.- Cambios metabólicos: La pérdida hormonal produce un cambio del patrón lipídico, más aterogénico y favorecedor por tanto de la arteriosclerosis, como demuestra el hecho de que cada una de ocho post-menopáusicas sufre alteraciones cardiovasculares, como embolia o necrosis cardiaca. A estas complicaciones colabora la nueva disposición de la grasa corporal que suele depositarse en torno a la cintura. 7.- Cambios en las mamas: Las mamas pierden su estructura hacinar, persistiendo solo los grandes conductos inmersos en un abundante estroma fibroadiposo. 8.- Cambios psicológicos: Es amplio el corolario de trastornos como ansiedad, depresión, irritabilidad, alteraciones del sueño y disminución de la libido, aunque la génesis de ellos no se debe únicamente a la perdida hormonal, sino también a los cambios vitales que suelen ocurrir en este periodo. 9.- Cambios cutáneos: Efectivamente, los cambios hormonales deben modificar inevitablemente también al órgano cutáneo. Pero es preciso delimitar lo que es debido al envejecimiento cronológico, común en hombres y mujeres, de lo que es ocasionado exclusivamente por la menopausia. – El sebo cutáneo se encontraba disminuido significativamente después de la menopausia. – La cantidad de agua contenida en el estrato córneo era mucho más alta en el grupo de las menopáusicas antiguas que en las pre y perimenopáusicas. – Frente a estímulos psicológicos, la producción de sudor era evidentemente más baja en las mujeres post-menopáusicas. – La temperatura de la piel en la frente y mejillas era significativamente más baja después de la menopausia, pero no de otras zonas como la nariz, espalda, manos y pies. – El periodo perimenopáusico se asociaba con un incremento de la permeabilidad y reactividad vascular. – La circulación periférica de los dedos, era menos funcional en los grupos de mujeres perimenopáusicas y menopáusicas antiguas. Sin embargo algunas mujeres refieren incremento de la seborrea después de la menopausia, y aunque el sebo disminuye globalmente, algunas mujeres pueden notar un aumento en la primera década después de la menopausia sin que se modifique sustancialmente por la sustución hormonal. También hay cambios en la elasticidad de la piel. La mujer posmenopáusica adquiere un mayor grado de hiperpigmentación que la mujer premenopáusica, con las mismas horas de exposición a la luz y con el mismo estilo de vida. Las mucosas se afectan de forma especialmente intensa durante la peri y post-menopausia. Es común la sequedad vaginal y el prurito vulvar subsecuente. La densidad del vello en general, y sobre todo el axilar y pubiano disminuyen, pudiendo llegar a menos de la densidad media, salvo la zona de la barba y el bigote en la que suele haber un engrosamiento. El ciclo del cabello se reduce, resultando un pelo cada vez más fino y más corto. Uno de los más llamativos es la disminución del grosor de la dermis y epidermis. En las mujeres postmenopáusicas existe un descenso significativo del porcentaje de colágeno, comparado con la mujer premenopáusica. También es muy posible que la delgadez del epitelio se halle directamente relacionada con el bajo nivel de estrógenos. Los queratinocitos aumentan de tamaño debido en parte a la disminución de la renovación celular, que permite que las células permanezcan más tiempo en la epidermis haciéndose más grandes. Como consecuencia de la disminución del nivel de andrógenos, la glándula sebácea que responde a su estimulo también se ve modificada. El recambio celular se reduce, manteniéndose las células más tiempo en la piel, facilitándose la aparición de hiperplasias sebáceas en la cara. Como consecuencia de estos cambios microscópicos y fisiológicos, la piel se vuelve más seca, escamosa y menos elástica, con el consiguiente aumento de las arrugas cutáneas. Parece demostrado que con la llegada de la peri y post-menopausia aparecen una serie de cambios endocrinos que repercuten en la piel, indicando el envejecimiento cutáneo, uno de los mejores indicadores del envejecimiento humano. Cuidados de la piel en la peri y post-menopausia Los estrógenos durante la menopausia mejoran el ciclo del folículo piloso que se hace más largo, aumentando su duración y grosor, favorecen un aumento del colágeno, la matriz extracelular y la vascularización, mejorando consecuentemente el tono y las arrugas cutáneas. La terapia hormonal sustitutiva parece ser un tratamiento beneficioso contra el envejecimiento cronológico que se produce en la piel de la mujer menopáusica. No obstante, no se deben olvidar los posibles efectos secundarios y complicaciones cutáneas. La vitamina E, considerada un potente antioxidante que previene la afectación cardiovascular. En cuanto a la vitamina C también es importante durante la menopausia, tanto de forma oral como tópica. Cuidados tópicos y médicos Se pueden considerar los cuidados tópicos destinados a la higiene y prevención, y los que pretenden revertir los procesos de envejecimiento. Se deben usar filtros de la radiación ultravioleta UVA y UVB, para evitar un envejecimiento añadido por acción de la luz solar, uno de los principales productores de radicales libres, causante de los fenómenos de fotoenvejecimiento. El ácido retinoico es muy eficaz en el tratamiento de fotoenvejecimiento cutáneo. La aplicación tópica de vitamina C alcanza niveles cutáneos treinta veces superiores a los alcanzados por vía oral. Los tratamientos médicos faciales son cada vez más vistos como una herramienta para luchar contra los signos de la edad. Mediante una moderada renovación y fortalecimiento de la estructura de la piel desde el interior. Tanto el ácido hialurónico, como los estimuladores de colágeno, además del inmediato efecto voluminizador, estimulan la producción de colágeno natural.