Sobre el tejido graso

En las civilizaciones pasadas el exceso de grasa corporal era un signo de salud y prosperidad cuando la mayoría de la población estaba sometida a una restricción de la alimentación y hambrunas frecuentes. En el siglo XX la producción intensiva de alimentos y la mecanización de la industria alimentaria erradicó el hambre en la mayoría de los países, lo cual asociado a una reducción de la actividad física ocasionó un desequilibrio entre la ingesta y el gasto, condicionando un incremento en la incidencia de obesidad a nivel mundial.
El tejido graso es un tejido mesenquimal que contiene un gran número de células; solo un tercio de éstas está representado por adipocitos, siendo las restantes preadipocitos, células endoteliales, macrófagos, fibroblastos, leucocitos y células madre pluripotenciales. Clásicamente considerado como un órgano de reserva de energía, en las últimas décadas se reconoce como un verdadero sistema endocrino por la secreción de un considerable número de factores de naturaleza y funciones muy distintas que en su conjunto reciben el nombre de adipoquinas.
El tejido adiposo blanco representa entre el 10% y 20% del peso corporal en hombres adultos y entre el 20% y 30% del peso corporal en mujeres adultas, estos valores se incrementan en la obesidad.
Contiene células uniloculares con una vacuola de grasas representada por triglicéridos en su interior y está ricamente vascularizado justificando su función endocrina como secretor de hormonas que no solo regulan la adipogénesis sino que además participarían en la génesis de co-morbilidades asociadas a la obesidad como
la hipertensión arterial, insulino resistencia, etc. Su principal rol es la reserva de energía mediante el depósito de triglicéridos durante la ingesta y la liberación de ácidos grasos cuando es necesario proveer energía.
El tejido adiposo marrón, constituido por adipocitos multiloculados ricos en mitocondrias es esencial para la
regulación térmica y domina en los recién nacidos. En el feto, los primitivos depósitos de grasa se desarrollan de manera cranio caudal, dando origen a las diferentes capas del tejido celular subcutáneo las cuales continuarán creciendo después del nacimiento. La adipogénesis pre natal estaría influida por las condiciones de infra o sobrenutrición materna.
Las funciones principales del tejido adiposo pueden dividirse en:
– metabolismo de los lípidos para reserva de energía como triglicéridos y liberación de ácidos grasos y glicerol que se metabolizan en el hígado y otros órganos.
– secreción de adipoquinas con diferentes funciones biológicas
El tejido adiposo puede considerarse como una variante del tejido conectivo laxo, se dispone en lobulillos sostenidos por tabiques de tejido conectivo que contienen vasos sanguíneos, linfáticos y nervios. Alrededor de dos tercios de las células del tejido adiposo no son adipocitos sino fibroblastos, macrófagos, monocitos, preadipocitos y
células madre.