PROBLEMAS DIGESTIVOS



   Las afecciones o molestias digestivas son un trastorno común, debido en muchos casos a que el sistema digestivo recibe gran cantidad de sustancias, algunas de llas potencialmente nocivas, que nos han de servir para nuestra propia nutrición.
   En otros casos, estas alteraciones son consecuencia de que el mismo proceso de la digestión produce sustancias a eliminar, que no se excretan correctamente. Pero también existe un tercer motivo, debido a la enfermedad propia del sistema digestivo causada en ocasiones por una razón constitucional, sea esta de tipo físico o nervioso. Todo ello hace que un empacho, una diarrea, una digestión lenta…sean circunstancias molestas pero periódicas en nuestra vida.
   Puesto que el sistema digestivo es una unidad, es impensable el tratar de solucionar exclusivamente un problema de hígado, de estómago o de eliminación de las heces, si no se regulariza todo el sistema. Además, éste, a su vez, se encuentra relacionado con el estado general de todo el cuerpo.
La digestión empieza en la boca
   El primer paso del proceso digestivo empieza cuando un alimento entra en contacto directo con la boca, es decir, cuando lo introducimos en ella.
   Para que el sistema digestivo se desarrolle correctamente, es imprescindible la intervención de la saliva. Existen personas que segregan una menor cantidad de este jugo digestivo y por ello pueden tener digestiones lentas, incómodas o pesadas.
   La saliva contiene ptialina, una sustancia esencial para empezar a digerir los carbohidratos. Cuando comemos una harina o un carbohidrato complejo, al cabo de un rato de masticar e insalivar a conciencia, notamos un sabor dulzón propio de los azúcares simples, formados por la acción de la saliva, que desdobla las cadenas más largas de carbohidratos en unidades más simples, como glucosa o sacarosa, entre otras.
   Este simple experimento demuestra la importancia de la buena insalivación. Para que el alimento esté correctamente insalivado debemos masticarlo bien, ya que así se hace una mezcla más perfecta de alimento y saliva
Beber los sólidos
   El estilo de vida moderno, y los hábitos personales nos conducen en muchas ocasiones a comer rápidamente, y con frecuencia alimentos grasos o desvitalizados que no contribuyen al buen proceso digestivo.
   Si comemos sin masticar a conciencia, los alimentos quedan mal troceados, por lo que la saliva no puede acceder a las partes más internas del alimento. Este problema, además, se transmite y multiplica cuando el mismo alimento que ha empezado mal la digestión, debe transcurrir a través de los diversos tramos del sistema digestivo, produciendo síntomas de acidez, regurgitaciones, una digestión lenta o estreñimiento, propios de cada uno de los tramos de los más de diez metro que constituyen el sistema digestivo.
Comer los líquidos
   No es conveniente beber mucha agua entre las comidas, ya que además de diluir la misma saliva, luego posteriormente diluye el resto de jugos digestivos. Todo líquido bebido se debería mantener un buen rato en la boca, ya que muchos de estos líquidos, también se benefician de la acción de la saliva, cuya cantidad producida está en relación con el tiempo de ejercicio digestivo de la boca.
   Existe un problema específico de las personas que tienen la dentadura en mal estado. Tanto la falta de un buen número de piezas, como su consecuencia evidente, es decir, la dentadura postiza, hacen que muchas personas no puedan masticar correctamente y por ello opten a una alimentación más blanda, en que las sustancias difíciles de masticar se presentan en forma de purés, croquetas, etc. En estos casos se hace aún más evidente la necesidad de mantener los alimentos en la boca, aunque no sea necesaria la masticación.
El estómago
   Los problemas estomacales más comunes son la acidez, gastritis y úlcera, circunstancias influenciadas enormemente por nuestro sistema nervioso. La secreción de ácidos en el estómago está regulada por el sistema neurovegetativo parasimpático, por lo que una exaltación nerviosa produce de forma consecuente una hiperacidez, debida a que el mismo jugo estomacal agrede en cierta manera la misma mucosa que lo ha producido.
   En la mayoría de las ocasiones esto no tiene una consecuencia importante, porque por fortuna la mucosa estomacal cuenta con una gran capacidad de regeneración, por lo que la molestia se quedará en una simple acidez de un día. Pero si esto se produce con regularidad, empieza a ser un indicador de que estamos forjando un problema, que deberemos tener en cuenta para prevenir consecuencias posteriores.
Causas de la gastritis
. Psicológicas: El estrés y el carácter ansioso son causas comunes de que los jugos gástricos se segreguen incorrectamente. En general las preocupaciones afectan negativamente al estómago.
. Toma de medicamentos: La aspirina, los antiinflamatorios para el reumatismo, los antibióticos, laxantes, y un largo etcétera que incluye a numerosas medicaciones ampliamente utilizadas, pueden ser causas de trastornos estomacales, aunque no producen molestias en todas las personas, sino en aquellas más sensibles. Ante esta situación, muchas personas recurren a la medicación antiácida, que calma sin duda la molestia, pero que por otra parte favorece el desarrollo de ciertos gérmenes que pueden contribuir a la cronificación del problema.
. Infecciosas: Las infecciones pueden ser causa frecuente de gastritis, tanto por la infección en sí, como por la medicación que se utiliza para combatirlas.
Tratamiento clásico
   El tratamiento clásico incluye la administración de medicamentos y reglas higiénico-dietéticas como el reposo, la supresión de medicamentos fuertes o la recomendación de evitar tabaco y el alcohol, potentes estimulantes de la secreción gástrica.
Tratamiento con plantas medicinales
   La fitoterapia es muy eficaz en el tratamiento de los problemas digestivos aunque deben tenerse en cuanta algunos aspectos. Por ejemplo, las tisanas de plantas medicinales para la gastritis se tomarán generalmente en ayunas, o una hora o más después de las comidas, puesto que los síntomas de la acidez se suelen presentar cuando el estómago está vacío. Estos son algunas de las plantas utilizadas para estos trastornos y su acción sobre el organismo.
Tisanas para la acidez por excesos digestivos
Anís verde, regaliz, lúpulo y angélica
Se utilizan de 2 a 4 cucharaditas de la mezcla por taza de agua hirviendo, en infusión. Esta tisana es algo más compleja, y desarrolla una acción primordialmente gástrica, que actúa también a nivel de hígado e intestinos.
Tisanas para la gastritis nerviosa
Tila, Haya, Regaliz y Melisa
Se colocan 2 cucharaditas de la mezcla en una taza de agua hirviendo, dejando la infusión durante 5 min. Está indicada en los episodios de acidez relacionados con disgustos o estrés, aunque exista una causa constitucional evidente.
Plantas relajantes
   El espino blanco, la manzanilla, el meliloto o la tila pueden tomarse si existe un componente nervioso importante.
Procesos dolorosos
   Son útiles las plantas antiflatulentas como el coriandro o la angélica.
Plantas que regulan la acidez
   Se utiliza la raíz de regaliz o el haya.
Plantas con acción protectora local
   El agar agar, la raíz del lirio o la malva contienen en su composición gomas, mucílagos o geles, cuya ingesta produce una acción de “apósito”, ya que portegen la delicada mucosa estomacal de las agresiones de los ácidos gástricos.
Plantas con acción antiácida y cicatrizante    
   Si bien, como ya hemos dicho, los remedios a base de plantas han de tratar el problema digestivo en general, y no sólo la afección estomacal específica, sí es cierto que hay algunas plantas con acción antiácida y cicatrizante, que pueden ser útiles en el tratamiento de estos problemas.
          Regaliz
          Malva
          Manzanilla
Hígado y sistema biliar
   Una vez pasado el estómago, la digestión prosigue en el intestino delgado, donde el hígado y el páncreas secretan sus jugos. Es en este proceso, vital para la digestión de las grasas, donde se empiezan a formar los gases intestinales en caso de flatulencias.
   Los problemas de secreción del páncreas se presentan en general en forma de diarreas pastosas o heces mal digeridas, que conllevan una digestión lenta y difícil; mientras que entre los problemas hepatobiliares encontramos en primera instancia las regurgitaciones amargas y las digestiones lentas. A partir de este tramo, la alteración digestiva comportará siempre una digestión pesada, lenta, molesta y gravosa. Los eructos que se producen al cabo de media  a una hora después de la comida son uno de los síntomas típicos de las alteraciones biliares.
   El tener un problema biliar no significa necesariamente padecer del hígado. Aunque en algunas ocasiones es signo de cálculos (piedras) en la vesícula, lo más frecuente en las afecciones hepatobiliares es padecer una colediskinesia (la vesícula biliar se contrae mal, disarmónicamente).
   La bilis, de la cual podemos segregar hasta dos litros diarios, debe secretarse al intestino delgado en el momento en que pasa el bolo alimenticio procedente del estómago. Si existe una alteración del flujo nervioso a la bilis, puede acontecer un espasmo del tubo de salida y liberarse la bilis cuando el duodeno ya está vacío, como resultado, la digestión es incompleta, ya que el jubo biliar no alcanza al alimento. Estas alteraciones son tremendamente frecuentes, y la mayoría de personas las han sufrido alguna vez.
   El hígado se ve tremendamente afectado por el consumo de grasas, el exceso de proteínas y sobre todo por el alcohol. Si bien el alcohol a dosis muy moderadas se ha considerado un estimulante digestivo que incluso puede tener una acción positiva, es siempre nocivo en los problemas hepatobiliares.
La dieta
   La dieta es fundamental en la regularización hepatobiliar, y a modo de consejo se recomienda consumir alimentos como la achicoria, las alcachofas, los cardos, la papaya o la piña tropical.
   Son muy recomendables asimismo distintas especias alimentarias como la cúrcuma o el romero, que pueden ayudar a dar un toque sabroso y de color a los alimentos.
Tratamiento con plantas medicinales
   Las plantas medicinales son muy útiles para el tratamiento de los problemas digestivos de origen hepatobiliar. Cabe destacar que en general, las plantas hepáticas son amargas, salvo honrosas excepciones como el boldo o el condurango. Algunas de ellas son:
          Alcachofera
          Cardo mariano
          Boldo
          Genciana
Tisana biliar
Boldo, celidonia, fumaria y romero
Esta tisana se elabora con 2-3cucharaditas de la mezcla por taza de agua hirviendo. Regula el flujo biliar.
Tisana hepática
Alcachofa, cardo mariano, diente de león y genciana
Se añaden 3 cucharaditas de la mezcla por taza, en decocción. Esta tisana estimula de gran manera de la producción y secreción de la bilis, y está especialmente indicada para aquellas personas con problemas hepáticos de larga duración. Se trata de una tisana intensamente amarga, por lo que se recomienda tomarla algo fresquita y de uno o dos tragos, para que pase rápidamente por la boca. Se puede endulzar con miel de romero.
Intestinos
   Siguiendo el trayecto natural de los alimentos, el último paso del sistema digestivo los constituyen el intestino delgado y grueso, en los que se realiza el grueso de la absorción de los nutrientes, y donde se forman también los gases intestinales. En este proceso y vistas las circunstancias anteriores, comprenderemos la importancia de que los pasos previos del proceso digestivo se hayan realizado de forma correcta.
   Aunque en este artículo no desarrollaremos el tema del estreñimiento porque ocuparía una longitud excesiva, sí apuntaremos que los problemas intestinales que se dan con más frecuencia son las flatulencias y las colitis en todas sus formas.
   Evidentemente, hay otros cuadros clínicos, pero éstos son más complejos y muchos de ellos necesitan de la intervención médica.
   Las flatulencias se producen por la digestión incompleta de algunos nutrientes, en especial los carbohidratos complejos y fibras, como la estaquiosa, que está presente en los pellejos de las legumbres, alimentos flatulentos por excelencia. También son flatulentos los alimentos ricos en azufre, como por ejemplo la col, coliflor, etc…
Tratamiento
   En el caso de los alimentos citados, éstos se deberán cocer en dos aguas, para reducir las flatulencias. Por otra parte, las legumbres se preferirán en forma de puré y en cantidades moderadas.
Tisana para digestiones lentas
Menta, genciana, badiana, poleo y alcaravea
Se añaden 2 cucharaditas de la mezcla, en infusión. Se toma después de las comidas y tiene un excelente sabor, debido a la acción conjunta de los carminativos y de las dos especies de menta.
Tisana antiflatulenta
Comino, anís verde, tomillo y canela
Se usa una o dos cucharaditas por taza, en infusión. Debido al intenso sabor de la canela, esta planta se pondrá en cantidad más reducida que las otras, a gusto del consumidor.
Tisana para dolores cólicos
Mejorana, coriandro, avellano, malvalisco y manzanilla romana
Se añaden 2-4 cucharaditas por taza, en infusión. Los pinchazos en el vientre se han de solucionar con los hábitos en la forma de comer. Por otra parte, es importante recordar que a muchas personas les duele la barriga cuando además de a los alimentos, tienen que digerir los problemas cotidianos.
Tratamientos con plantas medicinales
          Tomillo
          Badiana
          Menta
Conclusión
   En este breve trayecto por el sistema digestivo es posible que hayan quedado en el tintero algunos problemas digestivos como el reflujo esofágico, la colitis ulcerosa o hiperreactiva, las diarreas, el estreñimiento o ciertas alteraciones pancreáticas. En todos los casos tendremos en cuenta que, como el sistema digestivo reacciona en primer lugar a los alimentos que consumimos, los cambios dietéticos han de ser los primeros a tener en cuenta y que, en estos casos, siempre será de mucha utilidad una dieta más vegetariana, con pocos fritos y abundancia de alimentos cocidos al vapor.
   Las plantas medicinales a utilizar, en estos casos serán las mismas que las que hemos citado, en función de los síntomas, aunque es preferible consultar con una especialesta para determinar un correcto tratamiento