¿Porqué tenemos las lineas verticales de la glabela?

Las líneas de expresión verticales que aparecen entre las cejas ocurren por la contracción del músculo corrugador que empuja la cabeza de las cejas hacia abajo y hacia dentro.
El músculo corrugador se inserta en el hueso en la protuberancia glabelar, a unos 7 mm desde la línea media y 11 mm por encima del reborde orbitario. Este músculo se sitúa justo encima del ojo, y se dirige hacia fuera y ligeramente hacia arriba. Se sitúa debajo del músculo frontal y parte del orbicular de los ojos. Esto hay que tenerlo en consideración a la hora de infiltrar la toxina botulínica para depositarla en el sitio correcto y tener el máximo efecto en cada paciente.
Las líneas horizontales del puente de la nariz entre las dos cejas, resultan de la contracción del músculo procerus. En realidad este es una extensión del músculo frontal cuando se inserta en el hueso nasal y cartílagos triangulares , con forma de pirámide. Se extiende por encima de la parte media del músculo corrugador. Su contracción baja la cabeza de las cejas.
Las líneas alrededor de los ojos
Líneas de la sonrisa o patas de gallo son algunos de los nombres que se dan a las líneas de expresión que aparecen de forma radial hacia fuera desde el ángulo externo del ojo. Se producen por la contracción del músculo orbicular de los ojos.
La sección orbital del músculo forma un extenso anillo plano, el cual se extiende por encima del músculo zigomático menor, que eleva el labio. Las inyecciones a menos de 2 cm aproximadamente del músculo zigomático, pueden tener un efecto de caída del labio superior, luego deben evitarse.
El músculo orbicular del ojo está también cerca de los músculos oculomotores, los cuales controlan el movimiento del globo ocular. La toxina debe inyectarse al menos 1 cm por fuera del reborde óseo orbitario, para que no pueda difundir a los músculos oculo-motores y perjudicar el movimiento normal del ojo.
Consideraciones en el proceso de envejecimiento cuando tratamos la parte superior del rostro.
Con la edad los músculos inicialmente se alargan, pero se producen contracturas reactivas que dan lugar a un hipotético acortamiento; en contraste con esto la piel se estira con la edad por la pérdida de elasticidad, y no dispone de mecanismos compensatorios que la aprieten.
Podemos dividir la ceja en tres partes: la cabeza, la zona medial y la cola de la ceja.
La posición de la cabeza de la ceja depende del equilibrio entre el músculo frontal elevador y el músculo corrugador que es depresor y en menor medida el procerus y depresor superciliar. Entonces como los músculos se acortan con la edad, los depresores pueden sobre el frontal y la cabeza de la ceja tiende a caer, plegando la parte interna del párpado.
En la zona media, la posición del cuerpo de la ceja, depende del balance de los efectos elevadores del frontal y los efectos depresores del músculo orbicular. En esta zona, el efecto elevador del frontal, tiende a ser más poderoso que el efecto depresor del orbicular. Entonces se eleva la parte media de la ceja, y si ocurre al revés, el párpado superior cae.
La posición de la cola de la ceja, depende principalmente de la actividad del músculo orbicular, aquí sólo llegan algunas fibras del frontal. Cuando se trata este músculo con toxina botulínica se eleva la cola de la ceja.
Relajando los músculos depresores, ayudamos a elevar las cejas y suavizar el pliegue del párpado, pero si tenemos mucho exceso de piel, sólo se puede corregir de forme quirúrgica.

La mayoría de las personas está contenta con que su músculo frontal eleve la parte media de la ceja y por lo tanto minimice el pliegue de los párpados. Si paralizamos demasiado los músculos depresores ocurre un exceso de elevación de las cejas y aparece un efecto “Mephisto”, el cual se trata inyectando toxina botulínica en las fibras laterales del músculo frontal.