LA MENOPAUSIA



   La menopausia no es una enfermedad. Aunque significa el final del periodo de fecundidad de la mujer, no supone el fin de su vida activa y mucho menos de su sexualidad.
   Como consecuencia de los cambios hormonales que sufre el organismo durante el inicio de la menopausia, muchas mujeres manifiestan ciertos síntomas que se pueden prolongar y agravar según la manera cómo la mujer vive esta etapa de su vida. Así, vivir la menopausia e un reto de adaptación fisiológica y psicológica, donde se refleja la nueva identidad femenina.
   La medicina natural aporta un enfoque terapéutico en armonía con nuestro sistema biológico, acercando los múltiples cambios hormonales que se producen a una mejor adaptación del organismo, dentro de su nueva situación de salud.
   Actualmente la menopausia y todo lo relacionado con ella ha adquirido una gran importancia en distintas especialidades, tanto en los aspectos ginecológicos como en los reumatológicos, circulatorios o psicológicos, puesto que en ella se ven implicados diferentes puntos de vista. Un dato que confirma este hecho es la creación nuestro país de Unidades de la Menopausia.
   Ante todo es necesario definir qué se entiende por menopausia, climaterio y síndrome menopáusico, términos que a veces se confunden y también nos confunden.
   La menopausia es el periodo que se inicia después de tener la última regla, a partir de la cual no se vuelven a tener menstruaciones. Para que la menopausia sea definitiva, tiene que transcurrir un año sin tener el periodo. La edad en la que se produce es variable y oscila entre los 45 y los 52 años, aunque puede aparecer antes o después. En estos casos, la menopausia se considera precoz o tardía respectivamente, aunque actualmente su inicio se va retardando, así como la edad media de vida.
   El climaterio es el periodo previo a la menopausia, en el que la mujer desarrolla y presenta una transformación biológica intermedia entre la madurez sexual y la senectud.
   Durante el climaterio y la menopausia, la mujer puede tener unos síntomas específicos, que si se exacerban dan origen al síndrome climatérico. Este síndrome está formado por distintas alteraciones que suelen aparecer previamente o bien durante la menopausia, como por ejemplo sofocos, palpitaciones, vaginitis atrófica, alteración circulatoria periférica o sequedad cutánea.
Causas de la menopausia
   Aunque al principio se pensó que todos los problemas de la menopausia se debían al declinar de la función ovárica y  a la falta de estrógenos consecuente al mismo, se sabe que en este proceso intervienen varios factores predisponentes:
          En el inicio de la actividad fértil de la mujer existen unos 300.000 folículos (precursores de los futuros óvulos). Cada mes y en condiciones normales, un folículo llega a la maduración para dar lugar a un óvulo y centenares de otros desaparecen. Desde la maduración hasta la ovulación, el folículo produce grandes cantidades de estrógenos. Después de la liberación del óvulo, el denominado cuerpo lúteo o amarillo estante sigue produciendo estrógenos, pero fundamentalmente produce grandes cantidades de progesterona.
          En la etapa pre-menopáusica, sólo quedan unos millares de folículos, lo que es insuficiente para permitir al ciclo autoperpetuarse y así, los ciclos menstruales se vuelven irregulares (en general se acortan), debido a la disminución de la primera fase del ciclo. A pesar de que los ciclos ovulatorios en su inicio continúan, el ovario va perdiendo su capacidad de reacción y estimulación frente a las hormonas que lo regulan, denominadas gonadotropinas (la LH en la primera fase pre-ovular y la FSH en la etapa posterior a la ovulación). Estas hormonas aumentan su nivel en sangre debido a que intentan estimular a un ovario desgastado, en el que existe un descenso de los precursores de los óvulos denominados folículos ováricos.
   En el momento de la menopausia quedan pocos óvulos que, además, parecen ser no funcionantes. El cese de este desarrollo folicular da como resultado una caída de la producción del principal estrógeno en la mujer fértil, es decir, el estradiol, aunque se siguen formando otros estrógenos por distintas vías como la estrona.
   Sucesivamente la ovulación falla, desaparece y al final también desaparece la menstruación, produciéndose la amenorrea.
   Todo ello también va acompañado de cambios involutivos del ovario, que progresivamente se va fibrosando y disminuyendo de tamaño. Los ovarios de la mujer postmenopáusica segregarán andrógenos (hormona masculina) y escasos estrógenos,
Aspectos psicológicos
   La menopausia se ha comparado con el inicio de las reglas (menarquía), puesto que ambos estados pueden o bien pasar tranquilamente y sin grandes problemas o bien crear múltiples complicaciones.
   Aquellas mujeres que no se han preocupado excesivamente de sus menstruaciones y que han tenido una vida fértil que podría considerarse “tranquila” también suelen tener un climaterio “tranquilo”. Sin embargo, aquella mujeres de carácter fuerte, muy obsesionadas por el periodo, cantidad y calidad de sus reglas, suelen tener un climaterio y una menopausia con problemas significativos.
   Generalmente la etapa de decaimiento físico y pérdida de juventud de la mujer suele coincidir con el triunfo profesional y social de la pareja, con lo cual su dedicación a la esposa es menor justo cuando se hace más necesaria. Además, coincide con la fase de independencia económica y familiar de los hijos, sumiendo a la mujer en la soledad.
   Todos estos factores inciden en la mujer, la cual puede entrar en periodos de depresión y alteración del carácter, pasando del decaimiento a la irritabilidad. En estos casos, existe un deterioro intelectual en el que la mujer no tiene ganas de hacer nada, se encuentra triste, agitada y se vuelve introvertida y sin interés por la vida. Esta sintomatología, muy variable en sus grados, afecta a la mitad de las mujeres de esta edad.
   En el plano sexual ocurre algo bastante curioso. Por un lado, el aumento de andrógenos puede producir un aumento de la libido, que es contrarrestado por la situación psicológica latente y por una involución física genital que dificulta la relación. Esta ambivalencia puede transformarse finalmente en un fracaso sexual, que se une el fracaso emocional previo.
   Para comprender todo lo que supone la menopausia, también es necesario valorar otros factores como la educación, la situación social, la relación afectiva, el hecho que la mujer realice un trabajo de responsabilidad que la mantenga ocupada y también la integridad familiar.
Factores socioculturales
   Para la mujer, la menopausia es más o menos traumática en función del medio en el que se desarrolle. En las culturas en que la vejez no crea problemas sociales, como las orientales, en la India e Israel, o también la gitana, los climaterios pasan inadvertidos. Lo mismo ocurre en aquellas sociedades en las que las mujeres tienen poco tiempo para pensar en las consecuencias de su envejecimiento. Vemos entonces que las culturas occidentales, “castigan” socialmente a la mujer no fértil por los cambios biológicos que sufre y por su pérdida de juventud y belleza.
   Ante todo ello, la publicidad farmacológica representa un papel muy importante para hacer creer a la sociedad que la menopausia es una enfermedad que hay que tratar y que la terapia sustitutiva hormonal prevendrá todos los cambios garantizando una especie de “eterna juventud”, sin valorar los prejuicios que ello supone.
¿Qué papel juegan los estrógenos en la mujer?
   Los síntomas de la menopausia fundamentalmente se derivan de la falta de producción de estrógenos. Por este motivo, es interesante revisar la acción que estos tienen en el organismo y los efectos que producen.
          Los estrógenos regulan el sistema nervios neuro-vegetativo. Su déficit suele producir la aparición de sofocos, taquicardia, sudoración, mareos y una alteración circulatoria periférica, entre otras causas.
          Son reguladores del metabolismo del colesterol, por lo que su falta producirá un aumento de los lípidos en sangre, con la aparición de riesgo de enfermedad coronaria.
          Actúan sobre el crecimiento cutáneo y el mantenimiento de las mucosas, por lo que en la menopausia disminuye el grosor de la epidermis. Además, la síntesis proteica, la retención extracelular de agua y la producción de la hialuronidasa son menores. La circulación dérmica empeora y, como consecuencia, la producción sebácea se altera.
La piel vulvar se vuelve atrófica en mayor proporción que otras zonas, y finalmente aparecen distintos problemas inflamatorios infecciosos (vulvoganitis atrófica).
La zona vaginal está poco irrigada y es de tipo superficial. Además la mucosa es escasa, por lo que las relaciones sexuales pueden ser dolorosas o bien dificultosas.
También se produce una atrofia con involución fibrótica de los ovarios, una atrofia uterina, y los miomas que pudiera haber se calcifican.
          Los estrógenos ejercen una acción inhibitoria de la reabsorción ósea del calcio, por lo que su déficit producirá una pérdida de calcio, facilitando la descalcificación hasta la aparición de la osteoporosis.
Pese a este hecho, generalmente la osteoporosis que se produce en la menopausia ya instaurada se debe más a un aumento de la reabsorción ósea que a una disminución de formación de calcio. Por ese motivo, la calcitonina, hormona utilizada ampliamente para remontar la osteoporosis, no resulta tan efectiva como puede parecer.
Síntomas de la menopausia
          Síntomas circulatorios: Sofocos, sudoración, palpitaciones, hormigueos en manos y pies, cefaleas, vértigos o hipertensión.
          Síntomas conductuales: Depresión, ansiedad, nerviosismo, irritabilidad, labilidad emocional, insomnio, fatiga mental, pérdida de memoria, alteraciones de la líbido.
          Síntomas metabólicos (se producen de un modo lento y progresivo): Dolores musculares y articulares, obesidad, virilización.
          Fenómenos involutivos  en la piel y las mucosas. Piel seca con envejecimiento cutáneo. En el aparato genital femenino sucede una involución de la zona vulvar, vagina, útero y ovarios. Esta involución también afecta al sistema excreto urinario.
Estas alteraciones genitales y urinarias propician la aparición de infecciones por alteraciones de las barreras defensivas que representan nuestras propias bacterias, la relajación esfinteriana y el acortamiento de la uretra en el aparato urinario.
          Osteoporosis: Muchos factores intervienen en su desarrollo, incluyendo la dieta, la actividad física y el estado general. Hay evidencias de que el tabaco, el café, el alcohol, así como una dieta rica en proteínas animales aumentan el riesgo de osteoporosis. La carencia de estrógenos no es tan importante en la aparición de la osteoporosis, porque si fuera así todas las mujeres menopáusicas la sufrirían en igual grado. Hay que tener en cuenta que la disminución de la densidad ósea comienza antes de la menopausia y presenta más o menos con la misma frecuencia en ambos sexos.