Sobre la anestesia

Si el paciente está tomando fármacos que son metabolizados por el citocromo P450, deben suspenderse por más de 2 semanas antes de recibir la anestesia, y también si inhiben al citocromo P450. En el caso que no se pueda al menos, debemos disminuir la dosis total de lidocaína que usamos en nuestra intervención.
En el caso de disfunción tiroidea, el paciente debe estar eutiroideo en el momento de la cirugía. Este es un axioma en la práctica de la anestesia.
Para los pacientes delgados se recomienda bajar la dosis máxima de lidocaína a 45 mg por kg de peso; y a 35 mg por kg de peso para los pacientes de más edad o en los casos en los que se combina con sedación.
La obesidad mórbida aumenta significativamente el riesgo de toda anestesia, en consecuencia debemos cuestionar los beneficios de una megalipoaspiración.
Es mejor hacer dos procedimientos sucesivos que uno, en base a que el riesgo de morbimortalidad perioperatoria aumenta en proporción al tiempo que demanda el procedimiento y a su extensión.
Respecto a las liposucciones el volumen máximo extraído no debería exceder a los 5000 ml, en un paciente sin enfermedades asociadas. Se pierde entre 10 y 70 ml de sangre por litro de grasa aspirado. La extracción media de grasa es de 1500 ml, con anestesia tumescente y en estos casos no es necesaria la rehidratación o reposición de líquidos. En caso de intervenciones mayores es mejor colocar una sonda vesical.
Pero la anestesia por tumefacción se usa además para otras intervenciones, como el trasplante de cabello o la flebectomía o cirugía de venas superficiales.

La concentración de epinefrina que se añade en la anestesia por tumefacción es de 0,5 a 1 mg por litro y además se añade 10 mEq/l de bicarbonato sódico.