Se han descrito tres tipos: centro facial, malar y maxilar. La luz de Wood permite diferenciar formas epidérmicas, dérmicas y mixtas; respondiendo al tratamiento con agentes despigmentantes solo las primeras.

Los factores implicados en el melasma son múltiples: predisposición genética, embarazo, hormonas, cosméticos…

El melasma o cloasma es una hipermelanosis adquirida de la cara que se desarrolla lenta y simétricamente.

Es más frecuente en mujeres y en personas de origen latino. También aparece en hombres, en muchas ocasiones relacionado con más miembros de la familia.

Según la localización, puede tener un patrón centrofacial, malar o mandibular. También se puede clasificar en base al examen con luz de Wood:

El tipo epidérmico es el mas frecuente. Muchas veces aparece relacionado con cambios hormonales o la toma de anticonceptivos. La progesterona y los estrógenos estimulan la melanogénesis, así el cloasma gravídico se suele desarrollar durante el tercer trimestre y desaparece tras el parto normalmente. La disfunción ovárica o tiroidea, también suele ser causa de melasma, y determinados fármacos con efecto fototóxico, como la difenilhidantoína o las quinolonas.

Respecto al tratamiento médico pasa por identificación de los factores causales y fotoprotección. Debe evitarse la exposión al sol entre las 12 y las 16 horas.

Para el tratamiento despigmentante se usan sustancias como el ácido azelaico al 20 %, el ácido retinoico bien sólo o preparado junto a la hidroquinona y la betametasona, la famosa fórmula de Klingman. También se usan preparados con hidroquinona del 2 al 5%, sin olvidar su capacidad irritante por lo que puede producir dermatitis de contacto. También se usa la vitamina C, la arbutina o el ácido kójico al 1%. Los tratamientos se deben seguir un mínimo de 6 meses, para observar una respuesta.

El ácido glicólico también tiene un ligero efecto blanqueador. Y los peeling de tricloroacético al 25 o al 50%, se realizan por médicos y tienen un resultado satisfactorio.