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Neumotórax

Se habla de neumotórax cuando tenemos aire en la cavidad pleural. Aparece un dolor torácico acompañado de disnea y manifestaciones vegetativas como sudación, palidez o sensación nauseosa. Pero las manifestaciones clínicas están en función del grado de colapso pulmonar y el estado funcional del parénquima restante. El diagnóstico se confirma con un estudio radiológico dinámico. Cuando el neumotórax está a tensión, existe un grave riesgo de insuficiencia respiratoria aguda, y se llama neumotórax hipertensivo, en el que se realiza una punción aspirativa, en algunos casos.
El tratamiento conservador, es decir, reposo a la espera de su reabsorción espontánea solo se hace cuando se trata de neumotórax apicales de menos de 1 cm. El drenaje pleural es la base fundamental del tratamiento del neumotórax. La sonda permanece colocada unos 7 días y después se retira previo pinzado de 24 horas, dejando deambular al paciente. La intervención quirúrgica se realiza en el segundo episodio de neumotórax o en casos de enfisema pulmonar difuso cuando se dan condiciones para la cirugía. También se hace cirugía en casos de pérdidas aéreas, pasados 7 días de la intubación pleural o en casos de hemoneumotórax importantes.

Infección de la pleura

Pleuresías supuradas o empiemas pleurales como se llama más propiamente, de origen pulmonar son las más frecuentes. También se pueden producir vía hematógena. Respecto al tratamiento incluye, punciones pleurales evacuatorias, asociadas al tratamiento antibiótico y en algunos casos también se administran corticoides a dosis bajas para la resolución de pequeños derrames. Quirúrgicamente se hace un drenaje con intubación pleural.