ESTRÉS OXIDATIVO

En condiciones normales, entre el 2 y el 4% del oxígeno consumido por las células vivas genera en productos nocivos para ellas. Para evitar que estos alcancen niveles incompatibles con el normal desarrollo de las células, estas han desarrollado los sistemas de defensa antioxidantes. Cuando el equilibrio entre radicales libres y antioxidantes se pierde a favor de los primeros, se desencadenan procesos dañinos que se asocian al desarrollo de numerosas enfermedades.
            Por su capacidad aceptora de electrones, el oxígeno es utilizado en el organismo para oxidar los nutrientes y obtener energía. Estas reacciones se llaman en conjunto cadena respiratoria, y tienen lugar en la mitocondria. Cuando la cadena respiratoria funciona, se sintetiza ATP y se produce respiración celular, fluyendo los electrones desde los nutrientes hasta el oxígeno para formar agua. En este proceso pueden producirse radicales libres de oxígeno que en condiciones normales son neutralizado rápidamente impidiendo ejercer un papel tóxico dañando proteínas, lípidos y ácidos nucleicos. Por tanto, la producción de las Especies Reactivas del Oxígeno (EROs), entre ellas radicales libres, es un proceso natural, inevitable y constante, todas las células, independientemente de su tipo, están permanentemente produciendo estas moléculas con electrones desapareados. El daño que los radicales libres provoquen en los diferentes tejidos depende del balance entre las EROs y las defensas antioxidantes de que dispone el organismo humano, en modo tal que se minimiza el daño y se retarde la aparición de enfermedades.
            El estrés oxidativo, sin embargo, ocurre en los organismos que, por mala nutrición, enfermedad u otras causas, pierden el equilibrio entre radicales libres y antioxidantes. Se define como una situación en las que existe tanto un aumento en la velocidad de generación de especies reactivas del oxígeno como una disminución de los sistemas de defensa, lo que resulta en una mayor concentración, en estado estacionario, de EROs. Es en esta situación de estrés oxidativo, en donde se produce la pérdida del equilibrio entre agentes oxidantes y antioxidantes, en las que se manifiestan las lesiones que producen los radicales libres. Estos reaccionan químicamente con lípidos, proteínas, carbohidratos y ADN al interior de las células, y con componentes de la matriz extracelular, por lo que pueden desencadenar un daño irreversible que, si es muy extenso, puede llevar a la muerte celular.
            NUMEROSAS ENFERMEDADES HAN  SIDO VINCULADAS AL ESTRÉS OXIDATIVO.
En la actualidad se tienen evidencias que permiten postular mecanismos a través de los cuales se produce, por ejemplo, la aterosclerosis. El desbalance entre oxidantes y antioxidantes está asociado a la fisiopatología de aterosclerosis, cáncer, porfirias, cataratas, sobrecarga de hierro y cobre, enfermedad de Parkinson, enfermedad de Alzheimer y otras demencias, diabetes, malaria, artritis, enfermedades autoinmunes, inflamaciones crónicas y otras. Asimismo, el proceso biológico del envejecimiento se acelera en relación directa con la magnitud del estrés oxidativo.