ALGUNOS SUPLEMENTOS ANTIOXIDANTES.

Se habla a menudo del papel beneficioso que para la salud tienen sustancias naturales contenidas en los alimentos, debido a que existen pruebas indirectas (estudios epidemiológicos) o a la observación de los efectos biológicos sobre sistemas in vitro y animales de experimentación. Por ello, es evidente que si se pueden identificar efectos protectores de determinadas sustancias naturales, tanto a nivel cardiovascular como de cáncer, no sólo es indispensable elucidar el modo de acción sobre las células diana, sino también conocer los mecanismos de absorción y biodisponibilidad de los compuestos responsables, considerados bioactivos, lo que permitirá comparar las concentraciones circulantes e intracelulares con las dosis efectivas.

Cada vez se conoce mejor el lugar que ocupa la fruta y verdura en la salud humana, debido no sólo a su aportación de macronutrientes, agua e hidratos de carbono (glicémicos y no glicémicos) y micronutrientes (vitaminas, minerales y oligoelementos), sino también sustancias fotoquímicas protectoras, entre las cuales son características los polifenólicos, flavonoides, antocianinas y una gran variedad de carotenoides. Se ha observado que la fruta y verdura tienen una constante función protectora de determinadas enfermedades.
La incapacidad de nuestro cuerpo para neutralizar los RL a los que nos exponemos diariamente nos obliga a recurrir a nutrientes con la propiedad de neutralizarlos. Estos nutrientes actúan liberando electrones en nuestra sangre que son captados por los RL convirtiéndose así en moléculas estables. Los compuestos con ésta capacidad reciben el nombre de antioxidantes y recientes estudios han demostrado que pueden ser la protección más eficaz contra el envejecimiento celular y las enfermedades neurodegenerativas. Sin embargo, no son necesarias dosis elevadas de antioxidantes ya que existen estudios realizados en el Instituto de Medicina de las Academias Nacionales Estadounidenses que aseguran que el consumo de grandes cantidades de antioxidantes no protegen obligatoriamente contra las enfermedades crónicas. Incluso, en el caso del ascorbato, las dosis altas pueden dñar el ADN. A pesar de ello, dicho instituto precisó la gran utilidad de las sustancias antioxidantes que se encuentran normalmente en los alimentos naturales: las vitaminas C y E en frutas y vegetales, el selenio en productos del mar, hígado, carne y cereales, el betacaroteno en todos estoa alimentos y los polifenoles de las plantas.  
Durante estos últimos años han sido cada vez más numerosas las investigaciones sobre las relaciones entre hábitos alimenticios y su efecto sobre la salud. Recientemente, por su interés no sólo dietético sino sobre las numerosas implicaciones de carácter farmacológico y bioquímico se han publicado múltiples investigaciones sobre los favorables efectos en la salud de las uvas. De todos los principios activos descubiertos en la vid, indudablemente los compuestos polifenólicos han despertado el mayor interés desde el punto de vista de la investigación farmacológica en relación con sus propiedades protectoras del sistema cardiovascular. A pesar de que la ingesta de alimentos ricos en antioxidantes disminuye el riesgo de ciertas patologías, estos no modifican el deterioro normal que conlleva la vejez ni permite que vivamos más años. Y se ha demostrado que la suplementación de altas dosis con preparados antioxidantes puede resultar contraproducente. A pesar de que se sabe cada día más sobre los beneficios de los antioxidantes, se ha de promocionar su consumo mediante los alimentos que los contienen de forma natural, además es pronto para asegurar si es conveniente o no la suplementación diaria, ya que se desconocen las dosis adecuadas. Por ello, lo más correcto es seguir una alimentación variada y equilibrada, en la que no falten los vegetales y no abusar de suplementos ni de alimentos enriquecidos con antioxidantes. En un individuo normal, no se sugeriría el consumo adicional de antioxidantes si existe una nutrición equilibrada, pero sí en un individuo de edad adulta, de la tercera edad o en algún individuo sujeto a alguna patología relacionada con estrés oxidativo.