RADICALES LIBRES Y SISTEMA NERVIOSO

El sistema nervioso central representa el 2% del peso corporal y consume aproximadamente el 20% del total de oxígeno inspirado por un individuo sano, en estado de reposo. El oxígeno participa principalmente en la oxidación de los alimentos permitiendo generar energía que se consume en sostener la actividad eléctrica y metabólica del cerebro. Se estima que el 2% del oxígeno consumido forma Radicales Libres, es decir, moléculas derivadas del oxígeno con fuerte capacidad de reaccionar y alterar o lesionar otras moléculas del organismo. Por tanto, los RL son potencialmente peligrosos pues, en condiciones de exceso, pueden ocasionar importantes lesiones en las neuronas al punto de provocar su muerte. Por otro lado, como los RL se producen en forma constante van produciendo daños acumulativos a las células. En condiciones normales los efectos de los RL son minimizados por las defensas antioxidantes tales como enzimas que metabolizan los radicales y una variedad de compuestos como la vitamina E o la vitamina C que reaccionan preferentemente con los radicales para inactivarlos. En condiciones normales las neuronas tienen altos niveles de defensas antioxidantes para evitar que los RL lesionen el andamiaje molecular que sostiene la célula desde el punto de vista estructural y funcional. El sistema nervioso es particularmente sensible al daño mediado por lo RL debido a varias razones: el cerebro tiene un alto contenido de hierro (metal que participa en la generación de RL), es rico en ácidos grasos muy susceptibles a la oxidación y, además, posee niveles bajos de defensas antioxidantes respecto de las halladas en otros órganos. Cuando el estrés oxidativo (la producción de radicales supera la capacidad de defensas antioxidantes) afecta al sistema nervioso se pueden observar una serie de alteraciones: disminución del impulso nervioso, disminución de los reflejos, disminución de la memoria y dificultad para el aprendizaje. La disminución de la irrigación sanguínea a nivel del sistema nervioso puede llevar a la demencia senil.
En el envejecimiento cerebral, condición a la que se asocia la mayoría de las patologías neurodegenerativas, se constata una disminución del volumen de ciertos tipos neuronales, sobre todo a expensas de un menor número de dentritas y contactos sinápticos. En continuidad con éste proceso, ocurren progresivamente cambios metabólicos y funcionales que terminan en la muerte de neuronas vulnerables y en la aparición de sintomatología asociada.