Radicales libres


El cuerpo tiene maneras de prevenir o corregir el daño causado por los RL (Radicales libres) e impedir que causen perjuicio a otras moléculas. Así como, también tiene mecanismos correctores que pueden reparar moléculas dañadas por los radicales libres. Sin embargo, no todos los daños de los RL se pueden evitar o reparar. Esto quiere decir que durante la vida se producen y acumulan daños a las células. Con los años aumenta el número de células averiadas, y algunas partes necesarias de la maquinaria del cuerpo se hacen cada vez más defectuosas e ineficaces. Algunos científicos creen que éste daño acumulado es lo que causa la vejez. Entre las numerosas teorías existentes sobre el envejecimiento, la que señala a los RL como agente causal, renueva su vigencia a partir de los resultados de las investigaciones. Los RL, producidos por el metabolismo celular normal, con el tiempo dañan el ADN y otras macromoléculas, originan enfermedades degenerativas, lesiones malignas y la muerte eventual de células vitales, que llevan al envejecimiento y la muerte.
Pueden acarrear graves trastornos en el funcionamiento celular mediante la
producción de:
Daños en las paredes celulares: Con ello, la célula no puede recibir correctamente los nutrientes, hormonas, etc., que necesita, ni defenderse contra agentes perjudiciales que provocan enfermedades.
Daños en el material genético celular: El ataque por especies de oxígeno reactivo es la mayor fuente de lesiones espontáneas del ADN. Como consecuencia el patrimonio hereditario de la célula se modifica y aparecen nuevas especies celulares que ya no pueden cumplir adecuadamente su función. 
La acumulación de RL es incompatible con la vida, a menos que existan en las células mecanismos de defensa que los neutralicen, los antioxidantes. Los órganos que resultan más afectados son la piel, el sistema cardiovascular, el sistema nervioso, los ojos, el sistema inmunológico, etc.

Una dieta inadecuada, rica en grasa y azúcar refinada, puede conducir a un envejecimiento prematuro, acompañado de numerosas enfermedades degenerativas, mientras que una dieta mediterránea, rica en verduras y frutas vitaminadas, antioxidantes, bioflavonoides y antioxidantes fenólicos la frenaría y protegería contra esos procesos degenerativos.